Hasta ahora no he querido decirte nada “querida Colombia” (con la boca pequeña y cierto tonito te lo digo) pero, hasta aquí hemos llegado. No me voy a quedar callado ni un solo segundo más. No sé qué es lo que tienes exactamente contra mí, pero ya estoy llegando al límite. Al límite… de mis pantalones. Creo que nunca le he contado esto a nadie, pero contigo haré una excepción: Yo no viajo por conocer lugares lejanos, ni otras costumbres. Tampoco lo hago por el blog, ni por las fotos. Qué va. Lo hago porque es “mi truco” para mantenerme en forma sin tener que hacer dieta ni ir a un gimnasio entre reunión y reunión. Todo es una tapadera.

Recuerdo que en la vuelta al mundo bajé 11 kilos (lo puedo demostrar con fotos en los post que escribimos sobre el antes, durante y después de aquel viaje) y en el massalaHDtrip 9. Me iba de viaje y a pesar de comer lo que me apetecía, siempre bajaba de peso. Luego podía volver “hecho un figurín” para consumar mi más alto objetivo: hincharme a jamón y queso en España. Era algo casi mágico. Un plan perfecto… hasta que tú te cruzaste en mi camino.

No sé por qué te estás cebando conmigo. O mejor dicho… por qué me estás cebando de esta manera. Por primera vez estando en viaje, el elástico de los calzoncillos se me da la vuelta y parece que le he robado los pantalones a alguien. A pesar de meter tripa en las fotos, sigo saliendo con barriga (no quiero imaginar cómo sería si no lo hiciera). Creo que Koke no me reconoce ya. “¿Quién será ese señor gordo que está por aquí últimamente… y dónde está mi padre?”. Seguro que piensa que me lo he comido. Y todo esto, lo has conseguido en un tiempo récord: 5 semanas. Si alguien necesitara un tratamiento para engordar, tu serías la mejor opción.

¿Cómo crees que (acostumbrado a la tostada y café de turno) le sienta para desayunar a mi línea de flotación un tamal (maíz, cebolla cabezona, ajo, pimiento, ají, carne de cerdo, costillas, tocino, papa amarilla, pollo)? Me da igual que me lo envuelvas “para regalo” en una hoja de plátano porque además, resulta que me lo sirves con chocolate, pan y queso aparte. Para rebajar, ¿no? No disimules… las almojábanas tampoco ayudan.

Vas de “sana” con tus sopas de los almuerzos. Pero a mí no me engañas (bueno, antes sí). Ahora sé que solo lo haces para despistar porque cualquier otro día, a la primera de cambio, me cuelas un pedazo de sancocho (caldo espaciado con pollo, yuca, plátano, papa, mazorca de maíz, arroz y aguacate), una sopa de mondongo (panza de res cortada en trozos finos, mano de res, carne de cerdo, cayo, papa criolla, papa pastosa y alverja) o un ajiaco (con sus tres tipos de papa, pollo desmenuzado, mazorca de maíz, crema de leche, alcaparras, arroz y aguacate).

No me vengas con que esto se come con un jugo de fruta natural de esas que no había oído antes en toda mi vida (lulo, guanábana, feijoa, uchuva, tomate de árbol, arazá, pitahaya… y no sé cuántos más). Los vasos a veces son casi de un litro y seguro que van bien servidos de azúcar.

¿Y sabes? Lo peor no son “las sopas”. ¿Qué me dices de la bandeja paisa (frijoles, carne molida, chorizo, chicharrón, morcilla, arroz, huevo, plátano, aguacate y arepa), los frijoles rancheros (frijoles con carne molida, chicharrón, chorizo, papas fosfórico y, cómo no… acompañados de arepa, aguacate y arroz para que no se sientan solos), la picada (chorizo, morcilla, longaniza, chicharrón, papa criolla, plátano maduro, y arepa boyacense) o la carne llanera (cortes de carne muy concretos asados a fuego lento y acompañados de papa y yuca)?

No me extenderé mucho más en detallar la cantidad de platos que me preparas a traición. Y tampoco quiero que me saques el tema del pescado (sea trucha o mojarra), porque siempre tienes algún puesto de arepas rellenas de queso al doblar la esquina.

Me da igual que sea “lo típico”, “los platos tradicionales”, “lo que comemos aquí”. No es verdad. Yo no veo “sufridores de mi contorno” por la calle. Esto es un complot. Sin duda, es algo personal.

Y por supuesto, lo último que estoy dispuesto a soportar, es que me digas que “aquí no solemos tomar postre… desde hace poco para acá, solo tomamos un caramelo… para el aliento”. Mira, ¿te crees que soy tonto o qué? En cada cafetería, en cada bar, en cada restaurante… hay mil dulces o tortas. Que si tartas de arequipe, mousse de maracuya, arroz con leche, obleas… ¿Qué son, de decoración?

Tenía muchas ganas de venir a conocerte. Me habían hablado muy bien de ti y de tu gente. Pero no sabía que harías “esto”, conmigo. Bueno, con nosotros. Porque ahora, ya me siento como si fuéramos dos personas en un solo cuerpo. Un cuerpo en el que casi no caben. Me has dejado un abdominal único, orondo y blandito que me va a costar mucho eliminar de la faz de mis carnes. Creo que ni yéndome tres meses a Myanmar podría eliminarlo. Y encima, Lucy, con esto de la lactancia, está tan delgada que parece mentira que haya tenido un bebé. Seguro que ahora (más que antes si cabe), la gente que nos vea por la calle se preguntará “¿cómo es posible que ese gordo calvo tenga esa novia?”.

Te lo voy a tener muy en cuenta y quiero que sepas que a todo el que me pregunte, le diré lo que haces aquí con la gente en las comidas. No pienso perdonarte porque encima, cuando vuelva a España, no podré hincharme a jamón como de costumbre. Mi venganza será terrible “muahahahaaaa” (voz maligna en tono claramente irritante y amenazante).

 


Si te ha interesado saber cómo nos trata Colombia con la comida, aquí te contamos cómo nos tratan los colombianos.

13 Comentarios

  1. wow de tanta comida rica me antoje, los platos típicos colombianos son excelentes. También, debes visitar en el eje cafetero.

  2. Rubén, cuánto tiempo viajaste para engordarte tanto?! (y cuánto es tanto?)
    Espero que a la vuelta por España te dediques a comer sanito y a hacer ejercicio, no queda de otra 🙂 Saludos!

    • ¡Solo 6 semanas! Y “tanto”, es que se me de la vuelta el elástico del calzoncillo. Prefiero no pesarme. He sido muy feliz. ¿Por qué estropearlo?

  3. Que bien que visitaron mi país, les falto visitar cali, la capital mundial de la salsa, la tierra del cholao y del pan de bono, del chontaduro (una fruta tradicional) con la que se hacen jugos, dulces, postres, salsas, etc, es delicioso.

    La proxima vez que vengan para colombia visitennos y se quedan en uno de nuestros hoteles economicos en cali, con mucho gusto los atenderemos a los 3 y asi puedan disfrutar de nuestra gastronomia y te vayas mas gordito…jajaa.. saludos.

  4. Martha Mosquera Responder

    Divertidísimo este relato…bienvenidos siempre..que bueno que se sintieron a gusto en nuestro país….y eso que no pasaron por la casa de mi Mamá en Armenia, (Quindío)…ahí si hubiera sido la perdición total.

    • ¡Estuvimos en Armenia! Incluso dimos una charla viajera allí. Pero no, a comer a casa de tu mamá no fuimos

  5. Están en colombia aún? … y luego a donde van…
    Lo siento me he emocionado un poco
    Soy Natalia Una peqeña viajera que no pudo con el trabajo de oficina… salgo en noviembre para Ecuador y por casualidad (Amo los blogs en pareja) di con algo que recordar, lo reconozco me ha encantado el blog y el hecho de que ya no son 2 si no 3 es más hermoso aun, me encantaría cruzarme con los tres en algún momento Buen viaje…

    Besos y Abrazos

    • Hola Natalia. Bienvenida por aquí. Después de Colombia, nos vamos a Sudáfrica pero volvemos sobre el mes de noviembre a Argentina. No sabemos cual es tu ruta pero puede que el universo nos junte. Te deseamos todo lo mejor en tu aventura.

      Mientras llega el ansiado día ya sabes donde encontrarnos 🙂

      ¡Un abrazo grande!

      • Natalia Gallego Responder

        Mi ruta va en un perfecto no sé jajajaja Ecuador, Peru y Bueno a donde nos arrastre el viento a mi compañero y a mi, el mundo es muy chico y seguro a la vuelta de la esquina los encuentro.

  6. Ufff vaya fotazas de comida! Ya vemos que Colombia os esta tratando mal pero que muy mal! Imposible mantener la linea con esa variedad gastronómica. Pero bueno, la vida son 2 días y también hay que saber disfrutar de las buenas cosas! Un abrazo

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