Actualizado 13/02/18

Aún recuerdas con cariño tu paso por Bukittinggi. Sobre todo, a su gente.

Aviso legal: Este post está basado en hecho reales. Cualquier parecido con la realidad, es totalmente verídico. De principio a fin.

Después de tu primera experiencia en Indonesia (un tanto agridulce por obra y gracia de su gente), llegas a Bukittinggi un poco “a la defensiva”. Estás alerta porque sabes “a ciencia cierta” que cualquier indonesio que se te acerque, es porque quiere algo. Los vigilas y te mantienes a distancia. Cambias de acera cuando alguien “viene de frente”. No quieres ningún tipo de contacto con ellos. Sólo te interesa disfrutar del entorno sin que te molesten. Sin contacto. Paseas evitando cruzar miradas con nadie… Pero algo “no pasa”. Qué raro… ¿Se tratará de una nueva táctica para sacarte dinero? ¿Usan la indiferencia? No, no… es otra cosa…

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Cuidado, se acerca un grupo de adolescentes y esta vez no puedes esquivarles:

– Hello… ¡welcome to Indonesia! My name is Ellian, nice to meet you.
– Hi, I´m Dio… Can I make a photo with you?
– Me too!
– Me too! Me too!
– Yes… yes… of course…

Sonríen y te piden hacerse fotos contigo (todos)… ¿Intentarán meterte las manos en los bolsillos mientras tanto? No, parece que no pero, te pedirán algo… Ya lo verás. Antes o después. Tienes que estar alerta. Estos son profesionales…

¡Click!… ¡Click!… ¡Click!… ¡Click!… ¡Click!…
– Nice to meet you (sonrisa y apretón de manos gratis).
– Have a nice day (sonrisa y apretón de manos gratis).
– Bye (sonrisa y apretón de manos gratis).

Qué raro. ¿Qué está pasando aquí? ¿Será algún grupo de autoayuda? ¿Una especie de clase extra escolar de boy-scouts vestidos de calle? Aturdido… bajas un poco la guardia y empiezas a mirar a la gente. ¡Todo el mundo lo estaba esperando! Esperaban que les mirases a los ojos para sonreírte y saludarte. Absolutamente todos. Grandes y pequeños. Te hacen fotos con el móvil “sin que les veas” y se ríen cuando les pillas. Se te acercan. Dejan lo que están haciendo (sea lo que sea) para observarte y… sí, sí… les devuelves la sonrisa (pero con reservas). Entras en un kopitiam (cafetería) a reflexionar sobre este lugar y sus gentes y pides un kopi susu (café indonesio con leche condensada). Para comprobar si todo está siendo fruto de la casualidad, te pones a hablar con el chico y la chica que están en la mesa de al lado. Son Eka (profesora de inglés) y Amri (su alumno).

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A los 2 minutos de conversacion, lanzas un órdago: le propones a Eka que si quiere formar parte de un documental que estás grabando sobre “La mujer en el mundo”… ¡¡¡Y dice que sí!!! Dejan la clase y te llevan en coche cerca del zoo a hacerlo. Insólito.

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Aún atónito por lo que Eka te ha contado en la entrevista… Te vas a dar un paseo de 4 o 5 kilómetros por una preciosa garganta con riachuelo incluído. Mirándolo todo. Casas, campos y gentes… ¿Dónde estás? ¿De dónde sale este sitio? ¿Por qué no te habían hablado de él? No te puedes creer lo que te rodea y das gracias por haber venido porque no pensabas hacerlo. La casualidad te ha traído hasta aquí… y también hasta aquí…

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Este sitio no estaba en las guías. Estás en un cuento. Sin duda. De repente, se te acerca un chico deficiente y quiere ser tu guía. ¿Querrá dinero? Le sigues. Parece inofensivo. Te haces fotos raras con él. Hechas un pulso. Ríes… Sin entender muy bien lo que está pasando, emprendes el camino de vuelta pero no. No lo vas a hacer andando. Un coche para a tu lado “viniendo a cuento”. Quiere hacer “personastop” y llevarte al pueblo. ¿Querrá dinero? ¿Secuestrarte? Te cuenta cosas sobre Bukittinggi y te invita a que vayas a ver su casa.

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Se llama Helios y, “contra tu voluntad”… te invita a café y pastas, te presenta a su mujer y te enseña el álbum familiar. Te retiene allí a base de sonrisas y te invita a volver sí o sí a Bukittinggi y a que cuando lo hagas, te quedes en “tu hogar”. Orejiplático, te vuelves al hostel.  No sin dejar de darle vueltas al momento en el que Helios te ha dicho que su único gran sueño en la vida es poder ir a La Meca algún día mientras tú, pensabas en silencio que probablemente jamás podrá salir de la isla. Sin duda, una razón más para tener la obligación de perseguir tus sueños, ya puedes.

Pasas por un mercadillo y se te acercan unos chicos que están vendiendo pulseras. Seguro que te van a soltar el rollo de “buy something” o “look something”. Te saludan y te piden que te hagas fotos con ellos. Miras lo que venden, por aquello de ser educado… y te regalan una pulsera de cuero. ¡Gratis! Confundido, sigues tu camino y una chica se te planta delante… es un atraco a sonrisa armada y “en versión original”:

– Hi, my name is Suci… How are you?… Where do you come from?… How many days are you going to stay here?… Which is your hotel?

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¡Lo sabías! Les has pillado… quieren saber dónde te quedas… están toooooooodos compinchados. Hahaha… “eres más listo” que el pueblo entero. Pero espera un momento. Esta chica… es tan risueña. Tiene una mirada tan limpia. Es tan rica. “¿Me la puedo quedar?”, piensas. La chica en cuestión se llama Suci y ha venido desde su pueblo que está a dos horas en scooter para mejorar su inglés con los extranjeros ya que sabe que “esta rara especie de personas” (que ella adora) suelen merodear por aquí. Después de 15 minutos de conversación, os cambiáis el mail, el teléfono, el Facebook y todo lo intercambiable. Una vez en el hotel… intentas asimilar lo vivido. Estás aturdido por todo lo que te ha pasado hoy y… “beep-beep”. Un sms de Suci diciéndote que el día siguiente lo tiene libre y que si puede acompañarte en tu visita al lago Minanjau que está a una hora y poco en moto de Bukitinggi.

bukitinggi_algo_que_recordar_07Le dices que sí y quedáis a las 09:00 para zzzZZZZzzzz… Bajas a desayunar. Aún con la legaña puesta… empiezas tu primer café y un chico del hotel te pregunta que la chica que estás esperando está en la puerta hace un rato. No entiendes qué te está diciendo ese hombre… No sabes ni quién eres así que, ¿de quién te está hablando? Te asomas y allí está Suci. Lleva media hora en la puerta. Sentada en su scooter. Para venir “a compartir su día libre contigo” se ha levantado a las 5 de la mañana… y sí… te vuelves a sentir mal. Cogéis las motos y empezáis vuestro paseo a lo “Easy Ryder” hacia el lago.

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El recorrido es increíblemente bonito. Pueblos, arrozales, valles y gente que te va indicando el camino sólo… “si les sonríes de vuelta”. A partir de aquí, todo pasa intensamente y se te graba a fuego en la memoria: bajáis las 44 curvas que os llevan a Maninjau… Coméis “pescado recién pescado” frente al lago. Fresco. Barato. Te parece que ni siquiera tiene espinas…

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Mientras vas al baño… unos policías intentan robarte a la novia. Cuando vuelves, desisten en su intento y acaban haciéndose fotos con todos vosotros (os dan su mail, su facebook, su teléfono…)

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Subís las 44 curvas y volvéis hasta la montañita con el arbolito “que alguien se olvidó allí encima” para tomar café en una idílica y escondida terraza de madera. Mientras lo hacéis, llegan sms de los policías y ves cómo publican las fotos que se hicieron con tu novia en tu página de Facebook. Reís, por no llorar (de risa). Os subís a la moto para volver y acabar el día pero, pasáis delante de una boda…
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Paráis y os invitan a entrar. Te piden que cantes, que comas, que firmes en el libro de los novios, que te hagas fotos con ellos, etc. Allí está también el chico que os encontrasteis el primer día y se pone a bailar. Miras a Suci y te sonríe…

¿PERO QUÉ COÑO ESTÁ PASANDO AQUÍ EN BUKITTINGGI? ¿DÓNDE ESTÁN LAS CÁMARAS? ¿DE QUÉ PLANETA VENÍS TODOS?… Y SOBRE TODO… ¿por qué te sientes tan bien… y tan mal a la vez?

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La gente de Bukitinggi te ha dado una lección de vida que no olvidarás nunca. Han conseguido, a “punta de sonrisa” que no pre-establezcas juicios de valor sobre nadie. Que cada sitio es diferente. Que no se puede generalizar. Te han conquistado poco a poco. Con sinceridad. De fuera hacia adentro. Te han ido desarmando “con piedad”. Han eliminando todos-tus-prejuicios-de-sabelotodo-viajero-aficionado a base de alma, corazón y vida. Te los quieres llevar a todos. Contigo. En la mochila. Y de alguna manera… lo haces.

Habitantes de Bukittinggi… ¿queréis casaros conmigo?

 

13 Comentarios

  1. Menudo artículo, si es que os salís <3
    Me encanta vuestra manera de escribir y como transmitís. Sin dudarlo… ¡quiero perderme en este lugar tan peligroso!

    • Que tus pasos te lleven a algún “Bukittinggi” (el mundo está lleno de ellos). ¡Muchas gracias por el comentario!

  2. Me hizo acordar a “Las ciudades invisibles” de Italo Calvino!!!
    Abrazo!
    Maia (la amiga de Pablo)

    • El mundo está lleno de “ciudades invisibles” bien visibles. Solo hay que salir a buscarlas 😉 Nos gusta tenerte por aquí. ¡Abrazo de vuelta!

  3. Muy interesante el post. Lo que más me ha gustado es la foto de los novios. Vaya si hay diferencia con los de aquí

  4. Chicos, buenísimo post!! Es cierto que hay lugares en el que la gente es maravillosa, el mundo es maravilloso y por desgracia en occidente hemos perdido todo esto. A nosotros nos ha pasado y cuanto más viajas más te ocurre.
    Un abrazo de los tres!! Os seguimos!!

  5. Los encantadores habitantes de Bukitinggi no comprenden por qué razón no aparecen en los itinerarios de los viajeros y sin embargo, aceptan que estos lleguen hasta ellos “por obra y gracia del azar”. En Bukitinggi las relaciones interpersonales son el bien más valioso, de ahí que todos sus habitantes hayan recibido formación especializada en community management y se esmeren en la labor de promover y dinamizar el afable carácter “Bukitinggiriense” a través de las diferentes y cada vez más numerosas, redes sociales. Un Bukitinggi sabe que no hay mayor campaña PR que el boca a boca y que la sonrisa que siempre les acompaña, puede romper con cualquier falso prejuicio.

    Bukitinggi forma parte de la ULCDPDPM, o lo que es lo mismo, de la Unión de Lugares de Cuento Desperdigados Por Diferentes Partes del Mundo con la finalidad de invitar al viajero a redescubrirse a sí mismo a partir de una vivencia trascendental.

    Bukitinggi no está al otro lado del planeta. Está “a mil años luz por encima” de lo que tan erróneamente conocemos como “civilización”.

    • María… qué bien te vendría ir allí. Se te olvidaría el PR en dos días. El único problema es que te los querrías llevar a todos a Luarca y como no podrías porque ellos son felices allí… te frustrarías, arremeterías contra todos y se acabaría la magia.

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