Turno para Queens

Hace un día precioso para salir a pasear con, de momento, un solo objetivo: desayunar. Te metes en un pequeño sitio del 2706 de Queens Plaza llamado Triple Shot World Atlas y pides un café y un bagel de humus, salmón, tomate y aguacate. Como estás un poco perdido, pides la contraseña del wifi para investigar un poco sobre Long Island y buscando-buscando, encuentras un artículo en el que te enteras de qué hacer en la zona.

En el artículo en cuestión te aconsejan ir al Museo de la Imagen en Movimiento que está en la zona de Astoria, que luego vuelvas y comas en el Court Square Diner de la 23 con Jackson (uno de esos típicos restaurantes americanos en vías de extinción) y que después, visites el Moma PS1 (uno de los centros de arte moderno más grandes de Estados Unidos) que está justo al lado y del que no tenías conocimiento.

Además se detalla cómo llegar hasta el cartel de Pepsi y los miradores desde los que ver Manhattan. Perfecto, ya tienes plan. La camarera, al ver que llevas allí un buen rato sin ningún tipo de compañía y mirando el móvil constantemente, acaba charlando contigo. Poco a poco una cosa lleva a la otra y antes de irte a hacer el recorrido por Queens, os acabáis intercambiando los teléfonos.

Te pasas el día andando de un lado a otro y conociendo un barrio del que no esperabas nada y que te ha encantado. Cuando vuelves al hotel y justo cuando tu móvil pilla el wifi, te entra un WhatsApp de la chica de la cafetería de por la mañana en la que te invita a una fiesta en casa de un amigo suyo en Brooklyn. Tic… tac… tic… tac…

 

1- Buffff… Prefieres hacer como que no lo has visto. El cansancio es fuerte en ti y mañana quieres ir a lo del gospel y a Central Park como sea.

 

2- Bueno… ¿por qué no? Has venido a jugar. Además, Brooklyn no está lejos. Seguro que mañana puedes ir a Harlem y Central Park igualmente.