Si tienes abortos de repetición y te encuentras en un callejón sin salida, te cuento mi experiencia. No estás sola. No solo te pasa a ti.
Nota: de lo que te voy a contar a continuación, coge lo que te sirva y lo que no, deséchalo. Pero siempre siempre, consulta con tu médico. Yo solo te voy a contar mi experiencia. A mí me habría venido bien encontrarme un artículo así hace unos años. Si has llegado hasta aquí buscando desesperadamente una respuesta, ante todo, ánimo. No sabes cómo te entiendo.
Me llamo Lucía y aunque esto es un blog de viajes, dicen que no hay viaje más grande que tener hijos. Eso sí, nadie dijo que el viaje se hace más largo y duro si quieres hijos y no llegan. Sea por el motivo que sea.
A día de hoy, yo tengo dos hijos nacidos. Koke (de cinco años) y Tindaya (de casi cuatro meses). Pero antes y después, he tenido cuatro abortos espontáneos. Cuatro hijos que fueron concebidos pero hoy no están con nosotros.
Los muchos altibajos de alegría y tristeza emocional, podrían visualizarse fríamente así: ❌✅❌❌❌✅
Después de tomar la decisión con mi pareja Rubén de dejar nuestros trabajos para irnos a dar la vuelta al mundo, volvimos enamorados de los niños y niñas viajeras que encontramos por el camino. Tenían una vitalidad, una seguridad y un hambre de mundo, que nos dimos cuenta de que sí, podríamos seguir viajando y con hijos. Así que cuando volvimos, intentamos dejar de ser dos, para ser tres.
En mi caso, he de reconocer que me quedo embarazada con cierta facilidad, pero en los cuatro abortos, ninguno llegaba a la ecografía de las doce semanas. Nunca llegamos a ver latido en esos embriones. La primera vez, haciendo tiempo hasta la ecografía del primer trimestre con la típica foto del test positivo y algunas más a una barriga que yo me esforzaba en sacar antes de tiempo, tuve un aborto espontáneo en la semana diez.
¿Cómo podía estar pasando aquello?… ¿Por qué a mí?
Cómo duele romperte por dentro y que aparentemente, nadie pueda ayudarte. Se habla muy poco de los abortos y parece como que no ocurren, pero sí. Más de lo que creemos.
Fue tan doloroso aquel golpe de realidad que nos volvimos a ir de viaje. 9 meses por Asia en un slow trip revitalizador. Mucho más lento e introspectivo. Tanto, que hice el Vipassana. Había muchas cosas que revisar por dentro.
En viaje no hubo manera. Nos dio por pensar que el cuerpo siente que no es el mejor momento y fue de nuevo, al volver, cuando me quedé embarazada de Koke.
Viajamos bastante con él durante sus primeros dos años y medio (de aquellos viajes y de la importancia de los primeros años de vida en un bebé, salió nuestro documental Hola, Mundo). Fuimos a varios países con zika, alguno con malaria, dengue… Así que decidimos esperar a la vuelta (el reloj biológico seguía su ritmo imparable y a mí, con 36 años, empezaba a preocuparme el tema).
Tres abortos espontáneos seguidos antes de la semana diez nos golpearon una y otra vez como un duro, frio y enorme martillo.
Por aquel entonces, Koke no hacía más que pedir una hermana/o. Le decíamos que lo estábamos intentando, pero que no venía. Incluso compartimos con él el último aborto. Pasó su duelo y hasta nos animaba él a nosotros pero también vivió momentos duros en los que pensamos que no deberíamos haberlo compartido con él. A día de hoy, estamos 100 % seguros de que era absolutamente necesario que lo supiera.
Recorrimos prácticamente todos los caminos posibles (al menos los que conocíamos por aquel entonces):
- En la Seguridad Social nos hicieron un estudio de compatibilidad genética a Rubén y a mí y… salió todo bien.
- Me hicieron una prueba de coagulación en sangre y… salió todo bien.
- Vieron que el tiroides estaba un poco en el límite de la normalidad y decidieron subírmelo un poco. El endocrino me mandó una medicación suave que debía aumentar en el caso de que me quedara embarazada. Al final resultó que hubo que retirarme el tratamiento porque de hipotiroidea estaba pasando a convertirme en hipertiroidea.
Y entonces… ¿qué hago?
Cuando me quedé embarazada de la última vez, los médicos obstetras me prescribieron heparina (que es un anticoagulante). Aunque habían visto que mis informes de hematología estaban bien, querían que lo viera específicamente un hematólogo. El hematólogo dijo que estaba en el límite de la normalidad.
Llegados a este punto, habíamos empezado otras dos vías:
1) Fuimos al IVI (clínica de fertilidad) y nos hicimos también una valoración. Allí fue donde me hice la prueba de la reserva ovárica que… salió bien también. Según nos dijo el ginecólogo “el peor diagnóstico que se le puede dar una pareja es que está todo bien. Significa que no sabemos qué es lo que podemos hacer”. Me dijo que como tenía 36 años “Aún te quedan cartas por jugar. Ya tienes un hijo así que antes de someterte a una invitro, intenta seguir intentándolo”. Y es que si el problema no es que me quedase embarazada, incluso con la invitro podía pasar lo mismo una vez más. Al parecer, conocía el caso de muchas mujeres que se hacían invitros y los seguían perdiendo. Y bueno, barato el tratamiento, no es.
2) La última vía que abrimos (incluso llegamos a tener una reunión con ellos) pero que paramos al quedar embarazada, fue pasar por una clínica que se llama Fertilitas. Está trabajando con un método que es de fuera que al parecer está teniendo muy buenos resultados. El proceso es más económico porque se trata de una especie de clínica que está englobada dentro del proyecto de una fundación.
Hacen un estudio del moco cervical de la vagina y con los resultados, se hace una valoración. Después de un par de meses de observación en el que la mujer tiene que estar pendiente de recoger esos datos (no físicamente sino en una especie de diario), se hacen unos gráficos de los que se obtienen una serie de conclusiones. Dependiendo de la duración de cada una de las fases puede saberse si hay un déficit o exceso de algunas de las hormonas y otras sustancias que entran en juego a la hora de concebir. La primera reunión en la que te explican cómo funciona el método la hacen sin compromiso.
Mi respuesta: la heparina
Por aquel entonces, decidimos contar por nuestro canal de Instagram lo que estaba pasando. Tan poco ruido sobre un tema tan importante era extraño. Y… ¡oh sorpresa! Me escribieron varias mujeres para decirme que a ellas también les había pasado lo mismo. Que en principio estaba todo bien y una vez embarazadas, tenían abortos espontáneos en el primer trimestre. Justo igual que yo.
Nota: varias mujeres coincidían en lo mismo: habían conseguido tener hijos poniéndose heparina (algunas también con otras medicaciones). Todo, siempre, con supervisión médica, claro.
Pues vamos a probar con la heparina a ver qué pasa.
Según el hematólogo, algunas mujeres estamos un poco como en el límite de la normalidad. Es decir, para estar “tú contigo misma” estás bien, pero sobre todo para la fase de creación de la placenta ayuda mucho para tener la sangre un poco más fluida y que todo vaya bien.
El poder del círculo
Aunque te digan que somos lo más, que eres una tigresa, que todo el poder reside en ti… la energía femenina no forma parte de un género, es más bien un punto de vista que habita en todos los seres vivos y se nutre al estar en contacto con otras personas. El poder nace de ti, pero se multiplica exponencialmente al unirse con otros.
Mujer, como ya no hay tribu que te de calor y te ayude, encuentra aliadas. Aparecen por todas partes cuando estamos dispuestas a buscarlas. Nos dijeron que teníamos que competir unas con otras. Que no podemos convivir. Que somos brujas. Que somos putas o estrechas. Nos mintieron. Solas podemos, pero acompañadas somos imparables.
Poco se habla de…
En su día, otras mujeres que me escribieron, me hablaron de la relación de las pérdidas con el sistema inmune. Una vía poco desarrollada aún en España pero que al parecer, puede tener cierta incidencia. Se hacen pruebas midiendo los careotipos de la pareja y cómo funciona el sistema inmune de la mujer. Al parecer hay cuatro tipo de de sistemas inmunes y hay algunas mujeres que tienen un sistema inmune “asesino”. En este caso, al quedar embarazada, el cerebro no da la señal de “relax” para que no ataque al embrión. Al parecer, hay un porcentaje de veces que esto puede ocurrir en función de los careotipos de ella y él. Es decir, si el cuerpo de la mujer detecta que el embrión es un extraño y supone una amenaza, lo puede llegar a atacar el 100% de las veces (esto va en porcentajes en función del cruce que se produzca). Esta era otra de las pruebas que me iba a hacer pero no dio tiempo porque me quedé embarazada antes.
Una de las personas que está trabajando en España en esta vía es la la inmunologa Alexandru (IVI Madrid). Pedirá un análisis Kir-Hlac de careotipos que se puede hacer por una clínica privada en el que miren las células “animal killers”. Enlace: ¿Dónde realizar los analisis Kir-Hlac?
Si este es el caso, te ponen una medicación de corticoides que borra la información celular del útero (algo que les pasa habitualmente a las “abortadoras frecuentes” es que su útero, con la información que ya tiene ataca… ataca y ataca). Después de borrar esta información, se manda un inmunodepresor del sistema inmune (algo que se hace por ejemplo cuando se va a recibir un órgano en un transplante). Es decir: evitar el ataque a ese cuerpo extraño.
Nota: no me canso de decirlo, cualquiera de estas vías tienen que ser bajo prescripción médica. Yo solo te estoy contando la información que pude obtener durante mi experiencia que, evidentemente, no tiene por qué coincidir con tu caso. Se trata de que elimines vías o conozcas caminos nuevos. Recuerda que aunque he tratado de exponerlo de la mejor manera posible, no soy médico y hago un uso de la terminología de una forma mundana. Mi intención sigue siendo que puedas seguir investigando sobre este tema y puedas consultar todo esto con los profesionales de la salud.
Según mi experiencia, es importante diferenciar entre si no hay embarazo o si este se produce con cierta facilidad y se ve interrumpido al poco tiempo. Espero haber podido ayudarte en algo. Te mando un abrazo muy grande y mucha fuerza porque querer tener hijos y que no lleguen (sea de la forma que sea) es un proceso muy duro psicológicamente que da mucha rabia, mucha incertidumbre, mucha frustración y mucha impotencia.
En otras palabras…
Cada vez que una mujer decide contarlo, muchas otras se animan a compartir su dolor. Los abortos espontáneos y las pérdidas gestacionales existen. ¿Por qué evitamos entonces contarlo? ¿Por qué recibimos comentarios que con buena intención intentan minimizar nuestro dolor?… “Por lo menos ha sido pronto”; “Ya tienes otros hijos”; “Podría ser peor” ¿Por qué crecemos y vivimos en una sociedad que le da la espalda a la muerte y a la falta de éxito?… “La verdad es que yo he tenido mucha suerte de que nunca me haya pasado lo mismo que a ti”. ¿Por qué nos encontramos con “soluciones”, cuando en realidad necesitamos acompañamiento?… “¿Os habéis planteado la adopción?”; “Lo mejor es que te relajes que ya llegará”; “¿Os habéis planteado la reproducción asistida?”
Por eso, por todo esto, muchas mujeres y familias prefieren el silencio. En su derecho están. Mientras tanto, la cadena se perpetúa. El proceso y su dolor, se convierten en tabú.
Por eso, justo por eso, cuando nos toca vivirlo en primera persona, nos sorprende la cantidad de mujeres que teníamos alrededor que pasaron por lo mismo… y nunca nos lo contaron.
El silencio es una opción absolutamente respetable y cada duelo tiene sus tiempos, pero no podemos enfrentar lo que no sabemos que existe. Por eso, solo por eso, nosotros siempre que tengamos oportunidad lo diremos…
Hola, me llamo Lucía, tengo 38 años, he tenido 4 abortos espontáneos y sé que muchas otras mujeres también lo han sufrido porque nos escriben cada día para hablar de ello.
Romperemos el silencio. Para que todas las familias que pasen por lo mismo sepan que no están solas. Para que todas las personas que estén cerca de alguien a quien “le toque”, puedan acompañarle desde el amor.
Lucía Sánchez
Nota: Y sí, este sigue siendo un blog de viajes. Los duelos también son un gran viaje.
2 Comentarios
Gracias por contar tu experiencia…cada vez que alguien lo comparte …nos regalan esperanza y luz en este camino. Nadie te comprenderá sino ha pasado por lo mismo.
Te sigo porque también amo viajar y cuando finalmente tenga mi hijo …seguiré tus tips para hacerlo como toda una experta!
No soy madre, ni tengo intención de serlo, pero tu artículo me ha parecido TAN necesario que he sentido que tenía que darte las gracias por haberlo escrito. ¡Gracias, Lucía! Ojalá fuéramos más capaces de darle visibilidad al fracaso y al dolor en todos los ámbitos de la vida para ayudar a los/as que están en una situación parecida. ¡Un abrazo fuerte!