Cuando llegas a un lugar, todo resulta nuevo y diferente. Aquí van una serie de consejos a tener en cuenta para evitar malas experiencias viajando por el mundo.

Nota: este artículo es para todo el que tenga más respeto del necesario a salir de su país. ¿Eres tú? Pues déjanos decirte que nada de esto te va a salvar si te metes en una favela con el último modelo de supercámara fotográfica colgada al cuello. Tampoco es muy útil si lo que piensas hacer es bajarte del coche para hacerle una foto a un león a menos de tres metros en un parque nacional en África. Simplemente, queremos dar unas sencillas pautas a tener en cuenta para que no vuelvas de vacaciones de un país hablando pestes del mismo. Es cierto que viajando por libre se está algo más expuesto a recuerdos únicos y a experiencias inolvidables… pero también a imprevistos que no agradan tanto.

A decir verdad, a la pregunta que da nombre a este artículo “¿Es peligroso viajar por el mundo?”, debería bastar con un escueto y sencillo “No”. El caso es que mucha gente se confía en exceso y confunde el peligro con lo que ocurre por no prestar la suficiente atención. Para todos ellos, aquí van algunas cosas a tener en cuenta…

La noche les confunde…

En la medida de lo posible, hay que intentar no llegar a los sitios de noche. Además de por un tema de seguridad, a partir de según qué horas en muchos lugares, puede que no haya metro o autobuses. Los taxis pueden llegar a ser excesivamente caros y la sensación de sentirse timado, muy grande (no hablemos de si se te empiezan a pasar por la cabeza según qué ideas).

Cuantas menos pistas, mejor.

Si llegas en avión, quita las etiquetas de la mochila o maleta. Que no se note tanto que acabas de llegar.

Si te toca hacer una escala larga en un aeropuerto, es de noche y el cansancio es grande, échate en algún lado y pon la mochila siempre debajo de la cabeza. Duerme cerca de la puerta asignada y ponte alarma con tiempo para volver a comprobar si sigues en la puerta de embarque correcta.

Si llegas a una pequeña población en autobús, no hagas caso del primero que se te acerca ofreciéndote alojamiento. Lo más probable es que “su tía no sea la dueña de nada”. Sencillamente, te llevará a algún lugar donde tiene negociada una comisión sobre el precio real. Si por lo que sea no tienes reserva, ni internet y estás en un lugar algo apartado, aquí va nuestro modus operandi: si vas en pareja o grupo, que se queden en un bar con las mochilas/maletas y uno vaya a preguntar por la zona. Sin prisas y sin necesidad. No llevar mochila te da la posibilidad de negociar mejor. Pide ver siempre la habitación. Pide toallas y pregunta si en el precio está incluido el aire y/o el desayuno. Si lo vas a necesitar, pregunta si hay wifi y ya de paso, comprueba si la señal llega bien a la habitación (aunque a veces, ni eso garantiza que vaya a funcionar).

Lleva siempre un buen seguro de viajes. Si vas en familia, aún más. Puede que una simple caída en según qué país te cueste más cara que todo el viaje pero sobre todo, tener la tranquilidad de que te pueden evacuar, asistir en el mismo hotel o ir al mejor hospital… es imprescindible

El polo norte dentro de un bus y fuera, a treinta grados.

En según qué países y aunque haga mucho calor, los autobuses llevan el aire acondicionado “a bajo cero”. Lleva siempre una chaquetilla a mano para no pillar el resfriado del siglo.

Fíjate bien, hasta la gente local mira constantemente si el cambio es falso o no.

Esto es tan evidente como embarazoso recordarlo pero, no cambies dinero por la calle si no es en un lugar medianamente oficial. Aparte de que te pueden dar mal el cambio o billetes falsos, pueden ver cuánto dinero tienes.

Pregunta por preguntar precios de todo y en varios lugares nada más llegar: una botella de agua, un café, un trayecto en autobús. Te harás un idea de cuánto valen las cosas en general y será más difícil que te suban el precio.

“¿Sabe usted cuánto cuesta ir en taxi hasta la playa?”

Pide información a terceras personas (sobre restaurantes, transporte, etc.) cuya profesión no tenga nada que ver con lo que quieres. Te dirán exactamente lo que quieres saber sin ningún tipo de interés.

¿Amigos de repente?

Nadie estaba deseando que llegaras para echar unas cartas o tomar una cerveza. Si se te acercan un montón de niños para que juegues con ellos o un par de personas te animan a que te tomes algo con ellos, probablemente acaben pidiéndote algo. Ellos ya tienen amigos y por allí pasan cientos de personas como tú a diario. Puede que no seas tan interesante. Las conversaciones “de verdad” salen de otra forma, normalmente, cuando hay un trato algo más continuado o cuando se da una circunstancia no propiciada por ninguna de las partes. En algunas ocasiones, estas “confusiones” pueden acabar en situaciones embarazosas.

red antirobo mochila
Siempre hay una tubería a la que atar la mochila dentro de la habitación.

Lleva una red de seguridad. Se dan casos a diario de gente a la que le desaparece cosas en la habitación de un hotel (por el servicio de limpieza) o en la de un hostel (por otro viajero). Como no vas a salir cada vez con todas tus cosas de valor encima, no está de más “ponerlo un poco más complicado”. Con una buena red atada a algo, te puedes ir a cenar con más tranquilidad.

Si te meten en algún pequeño lío a la hora de pagar algo, que parezca que tienes todo el tiempo del mundo para solucionarlo. Normalmente el turista tiene prisa y por no discutir, accede a pagar lo que le piden. Con el tiempo, esas pretensiones bajan y los nervios pasan al otro lado.

Las cosas claras desde el principio.

Si vas a hacer un trayecto en taxi, tuk tuk, etc. que quede claro el precio del traslado en función de las personas que sois. Escribe la cifra en un papel aclarando que el precio no es por persona sino por el grupo y que no haya confusiones entre fourty y fourteen, por ejemplo.

Si llegas a un acuerdo con un conductor para que os lleve a un sitio, que espere por vosotros y os traiga de regreso (una vez te hayas enterado por terceras personas de que el precio acordado es el que se suele cobrar), paga la mitad al ir y la otra mitad al volver.

Las apariencias engañan.

Entra en restaurantes con gente y por lo tanto, con rotación de alimentos. A veces, restaurantes con buena decoración y vacíos, son mucho “más peligrosos” que un puesto callejero lleno de gente donde además, ves lo que están haciendo y cómo.

Si lo tuyo es comprar recuerdos y regalos… hazlo sin prisas.

Para todos esos países en los que “el regateo es ley”, lo mejor es mirar en varios lugares el precio de lo que te gusta y cuando tengas decidido comprar, no parecer excesivamente interesado. Amagar con irse o con que otro del grupo diga delante del vendedor que no vale la pena o que ya lo encontrarás más barato, ayudará a llegar a un precio justo. No es agradable darse cuenta un día después de que te han cobrado cinco veces más por lo mismo.

“Lo siento, pero no, gracias”

Si estás en un país donde la gente te acosa en exceso para pedirte dinero, lo mejor es mostrar firmeza, mirar a los ojos, sonreír y decir que no amablemente y sin enfadarse (por respeto a esas personas y por tu salud mental). Si te quieren vender algo y no quieres, di que no te gusta o que no es lo que estás buscando. Si te dicen que les hagas una foto o te la hagas con ellos, lo más probable es que te pidan dinero luego. Si no estás dispuesto a dar más dinero ya, no te hagas la foto.

¿Discusiones por 20 céntimos? No gracias.

Por otro lado, no pierdas los nervios por hacer valer “tu dignidad” si consideras que te están intentando engañar. Piensa bien de qué cantidad se trata. A veces, al cambio, no llegará ni a veinte céntimos de euro. Sonríe y hazle saber que sabes sus intenciones. Cambia de tema, pregúntale algo. Pero sobre todo, ten en cuenta que eso que está haciendo, es la única forma de poder pagar el alquiler del taxi que conduce o llevar un poco de comida a casa (por ejemplo).

“Resignada espero…”

Si estás en un país en el que se usan las camionetas para ir de un lado a otro, no pagues al subir si no sale inmediatamente. Normalmente, no saldrá hasta que se llene. Pueden pasar dos o tres horas hasta que eso ocurra. Quédate por la zona, haz saber al conductor cuántos sois y a dónde vais y que te avisen cuando estén listos para salir. Puede que otra furgoneta se llene antes.

Cuando Morfeo llega… no avisa.

En los viajes largos de autobús, la mochila donde llevas la cámara, pasaportes y demás, siempre en los pies. Si sois dos, mejor en el lado de la ventana. Antes o después te puedes dormir y si la dejas arriba… quién sabe si estará allí al despertar.

Es mejor “no dar papaya”

En muchos países (que no en todos), lo ideal es no ir enseñando constantemente la cámara que tienes o dónde llevas el móvil. Es mejor hacer la foto y guardar el equipo rápido.

Metro de noche y vacío…

En general, es mejor no dárselas de aventurero andando por la noche a solas por según dónde. O lo peor, no sabiendo exactamente si estás pasando o no por una zona complicada. En muchos lugares es mejor moverse en uber de puerta a puerta.

Todos estos básicos consejos son de sentido común y probablemente ya ponías en práctica la mayoría. Y es que aunque lo ideal es relajarse y disfrutar del viaje, no está de más poner un poco de atención. Si te preocupa mucho el tema de la seguridad en general, te aconsejamos que leas alguno de los siguientes artículos. Lo que decimos en ellos, es extrapolable a la mayoría de lugares “algo conflictivos”. Eso sí, déjanos decirte una cosa: a la gente de muchos países que probablemente tú consideres “peligrosos”, les parece que Madrid lo es mucho más. Y en muchos casos, así es. El miedo a lo desconocido es lo que nos frena. Con poner un poco más de la atención que sueles poner a diario, ya tienes mucho ganado. Si a pesar de todo lo que hemos dicho, la desconfianza y la precaución son fuertes en ti, te aconsejamos que vayas a Japón, allí nada de esto te va a ocurrir.

¿Es Sudáfrica un país peligroso?

¿Es Río de Janeiro una ciudad tan peligrosa como dicen?

¿Manila peligrosa?

¿Es São Paulo una ciudad peligrosa?

Si tus temores en cuanto a seguridad no son tanto por ti o por tus pertenencias sino por lo que le pueda pasar a tus hijos, piensa que, aunque suene raro, probablemente sea tu mejor defensa. Y sobre todo, sobre todo… no olvides que la mayoría de la gente es más que buena. Para muestra, la cura de humildad que nos dieron Manuel y sus padres en São Paulo:

São Paulo, Manuel y una lección a media tarde.

7 Comentarios

  1. Hermosa nota, gracias por su trabajo y no pude esquivar la particular comparacion de la foto del bar al comienzo con esta obra de Arte. La pregunta es: causalidad o casualidad? GRacias Saludos desde el norte argentino.

    • Últimamente nos pasan muchas cosas que nos hacen creer que hay más de causalidad que de casualidad en la vida. ¡Otro abrazo grande!

  2. Un artículo estupendo, como siempre!
    100% de acuerdo en todo; es el sentido común el que te guía en la mayoría de los casos 🙂
    Por cierto, llevo ya casi 20 días en Brasil y me está sorprendiendo muy para bien 🙂 vuestros artículos de aquí me orientaron un poquito sobre todo antes de llegar, gracias! después de pasar por Río, Santos, Búzios y Camboriú estoy en Curitiba. Ciudad muy recomendable si aún no la conocéis!
    Besitos 🙂

    • Pues nos alegra mucho haber servido de ayuda ☺️ Y sí, con poner un poco de atención, es suficiente. Pásalo muy bien!!! Qué envidia oye.

  3. Magnifica colección de consejos! Cuestión de sentido común! Por desgracia, muchos los he ido aprendido de la peor de las formas… Afortunadamente, nada grave (excepto para el bolsillo y poco más.. 😉

    • jajaja y nosotros! Ahora ya lo tenemos automatizado. No se trata de atemorizar a nadie, más bien al contrario. Una lectura rápida antes de salir y listo. Pequeños problemas menos 🙂

Dejar un comentario