Hablemos de dignidad, de cosas importantes, de preferencias… y del tiempo.
Piensa en una cosa realmente importante para ti… (tic, tac, tic, tac)… ¿Ya?
[Sigamos]
“Llevo más de 30 años haciendo esto. Trabajar de XXXXXXXX es mi vida, no sé hacer otra cosa”
[Leámos esa frase de nuevo]
Encontrarse sin esperarlo un titular así en un periódico, da que pensar. Intentaremos dejar por aquí una reflexión sin juzgar a la persona objeto del artículo, y tratando de analizar esa corriente de pensamiento que podría servir para encorsetar, compactar, homogeneizar…
“El trabajo dignifica”, dicen.
“El trabajo te hará libre”, apuntan.
– Sí… a no ser que tengas el dinero por castigo, hace falta trabajar para comer. Esto está montado así. Hace mucho que se trabaja en el campo, que se construyen casas, que se caza… Nada de eso se tomaba como hobby. Pero, quizás, solo quizás, dignifiquen más otras cosas. Un suponer… levantarse alegre. Y no, no es demagogia.
Nota: cierto es que el trabajo ha hecho que avancemos como civilización (lo cual tiene sus matices negativos por ver hasta dónde hemos llegado en ciertos aspectos y a qué precio) pero no es menos cierto que a veces, se le da todo el mérito al “trabajo duro” y se le quita a la curiosidad, la observación, el talento o la inteligencia, por citar otros aspectos que algo tienen que ver. En otras palabras, no todo es echarle horas y dureza al mérito.
A veces se oyen frases del tipo “el trabajo lo es todo para mí”, que por cierto, suena un poco dura si se lee a cámara lenta y se piensa intensamente en todo lo que lleva implícito (y sobre todo, lo que no).
Alguna vez lo hemos dicho: “que no llegue el día en el que al mirar atrás, solo veas una pared de oficina”. Porque… ¿entonces qué?
Nosotros nos creímos mucho eso de “ser alguien en el trabajo” pero nadie nos dijo nada de lo importante que es “solo ser”. Es cierto que hay trabajos fantásticos y que en muchos momentos se disfruta intensamente llevando a cabo esa labor que tanto te llena. Eso es tan comprensible como que nos gusta comer, correr, bañarnos en el mar, besar, abrazar, dormir, viajar, follar, soñar… TODO es parte de la vida. TODO.
– Sí, sabes hacer más cosas. Claro que sí. No, el trabajo no es tu vida. De ninguna manera. Solo es parte de ella.
Tu vida en un porcentaje de amplia mayoría absoluta, deberías de ser tú, tu familia, tus amigos, tus sueños, tus intereses, tu tiempo, lo que te emociona, lo que te apasiona, lo que te llena, lo que te hace vibrar, lo que te hace reír y llorar, lo que algún día… recordarás con ilusión. Y tu trabajo, sí… también estaría por ahí. Al fondo a la derecha.
“Hay que trabajar duro para que cuando seas mayor, puedas vivir tranquilo”.
– ¿Y si no llegas a mayor? ¿Y si hasta que te haces mayor no vives tranquilo? ¿Y si cuando ya eres mayor has trabajado tan duro que ya no te quedan fuerzas para… vivir?
Está bien pensar en el futuro, pero no está de más pensar un poco en el presente (no vaya a ser…). Aprendamos de lo que nos dice el pasado… Ese, que aparentemente es tan idílico.
Nosotros dejamos un trabajo que nos apasionaba (o eso creíamos entonces). El caso es que le echábamos todas las horas que teníamos. No había nada más. Ahora, miramos hacia atrás y nos acordamos mucho de las personas, de que era muy intenso, cambiante y en ocasiones divertido… pero tenemos claro que no nos dejaba vivir. Por otra parte, nos hemos dado cuenta de que no era tan importante como parecía. No dignificaba tanto. Y por supuesto, no nos hacía libres.
Nota: para todas las personas que estén pensando cosas del tipo “es que si ninguno trabajara, esto no funcionaría”. Ya… somos conscientes de ello y no hemos dicho que no haya que trabajar. Nosotros lo hacemos. Pero no es lo más importante en nuestras vidas. Ya no.
4 Comentarios
Muy cierto, la vida está para vivirla y sentirla, no sólo para trabajar, todo es importante, aunque no sea en la misma medida. Gracias por compartir.
La clave para nosotros cómo bien apuntas es en qué medida y qué relación tiene esa medida real con nuestros valores y prioridades. Si nuestro trabajo es nuestra pasión, nuestra prioridad principal y queremos dedicarle toda nuestra energía y así lo hacemos entonces todo bien. Lo malo es cuando no conseguimos alienarnos en ese sentido. Ahí es cuando surgen con el tiempo las caras tristes y los arrepentimientos. ¡Gracias por el comentario!
Yo sí que pienso que el trabajo dignifica
Pero quiero explicarme
Creo, y digo, que “el trabajo dignifica” porque al trabajar estás aportando algo a la sociedad. Ya sea produciendo patatas, enseñando a los niños, cobrando impuestos o barriendo las calles.
Quien solo vea en su trabajo una forma de “ganarse las habichuelas”, que en lo que hace no busca poner su esfuerzo y sus capacidades al servicio de los demás, entiendo que no vea en su “trabajar” una forma de realizarse como persona.
Y, si estas “trabajando” como forma de poner en uso tus facultades al servicio de los demás (lo que no quiere decir que seas un “voluntario”, sino que también reclamas tu justa remuneración), de realizarte como persona ya no importa tanto cuantas más cosas hagas.
Saludos
Me encantaría compartir un café y debatir sobre esto. “El trabajo dignifica” es una de las frases hechas para mantenernos siempre ocupados, siempre fugados, sin pensar mucho, incluso sin sentir. En fin… me gusto mucho la reflexión.
Gracias