Así estamos un poco…

Como ese surfero sentado sobre su tabla que mira al horizonte con cierta preocupación y algo de esperanza. A estas alturas, supuestamente, deberíamos de estar en Finlandia (país arriba país abajo) pero seguimos en Canarias (un muy buen lugar para esperar sin desesperar, sobre todo en estos momentos).

Segunda ola

Nota: por si no te has enterado, ha habido/hay/seguirá habiendo una pandemia suelta que ha añadido a nuestra forma de vida llena de incertidumbre un componente ajeno a nosotros con el que no contábamos: la no libertad de movimientos. Justo, por lo que llevamos luchando estos siete años. Justo, lo que nos mantenía siempre mirando hacia adelante. Nunca hacia atrás.

segunda ola

Llorando que es gerundio

De alguna manera, nos hemos estado sintiendo “encerrados” estos últimos tres meses. Paradójico, ¿no? Pudimos salir del confinamiento (que acatamos por razones de fuerza mayor) y al salir… no hemos encontrado el camino. Sí, sí… hay mucha gente que lo ha pasado y lo está pasando peor. Que ha perdido familiares, trabajo o vacaciones. Somos conscientes. En nuestro caso y después de pasar por las 9 Islas Canarias habitadas, hemos empezado a dar vueltas sin sentido de una isla a otra. Volviendo a los mismos rincones. Repitiendo lugares. Rumiando sensaciones. En una sola frase: hemos pasado de viajar de forma itinerante descubriendo lugares a diario, a vivir en un furgón. Y eso, ya no es tan emocionante. Ahora mismo tenemos “lo peor” de los dos mundos. No estamos en una casa con espacio y ciertas comodidades y no estamos cambiando un día por el siguiente a tope de ilusión.

Segunda ola

Probemos con un cuento improvisado

Y mientras tanto, Koke seguía dándole al tema de la muerte. Nos iba diciendo cosas del tipo “mamá, papá… no quiero que muráis”, “¿por qué hay que morirse?” o “inventaré una máquina para rejuvenecer células y que no nos muramos”. Ante cada una de estas frases, nosotros le vamos contando la verdad con toda la naturalidad y menor drama posible: “algún día todos nos moriremos”, “todo lo que vive acaba muriendo” y “bueno, hace no muchos años nadie pensaba que se pudiera volar y ahora es posible… adelante con tu máquina para que las células no envejezcan”. Y en estas, que una noche, mientras cenábamos, la solución del momento fue contarle un cuento. Con el plato de Koke, un par de migas de pan, un tenedor pequeño y el mantel, surgió “El cuento de Pan y Pun”. Y dice así…

Avistamiento delfines

Pan y Pun

Érase una vez que se era, dos amigos que vivían en una isla (el plato boca abajo). Pan y Pun. Pun vivía con la preocupación de que un día, viniera una ola gigante que arrasara la isla y por eso, siempre estaba en la orilla de la playa con la mirada perdida hacia el horizonte. Pan, sin embargo, sentía que quería hacer algo, pero no sabía muy bien qué. Un día tras otro, se repetía la misma conversación:

– Oye Pun, ¿qué haces? – preguntaba Pan.
– Estoy vigilando por si viene una ola gigante Pan – respondía Pun.

Una mañana, Pan se acercó a Pun y le dijo:

– Pun… me voy a ver qué hay más allá del horizonte. ¿Te vienes?
– No, no… tengo que estar atento por si viene una ola gigante.

Pan cogió una pequeña barca (el tenedor) y sin saber a dónde iría ni qué se iba a encontrar, se alejó de la isla. Pasó el tiempo y un día Pan volvió a casa para ver a la familia y a sus amigos. Pun seguía como siempre aunque algo más mayor. Pan les contó a todos los habitantes de la isla lo que había visto: glaciares, desiertos, montañas, etc. La cantidad de animales que había conocido y los amigos que había hecho por el camino (Pen, Pin, Pon…). Después de unos días disfrutando de su hogar, se fue otra vez. Y así, volvió y se fue de nuevo unas cuantas veces.

Segunda ola

Un día, Pan decidió que ya había tenido suficiente. Que estaba muy contento con todo lo que había hecho en su vida y que ya era el momento de quedarse en su querida isla que a decir verdad, no había cambiado tanto. A los pocos días estando junto a Pun mirando al horizonte, Pan le dijo:

– ¿Sabes qué, Pun?
– ¿Qué, Pan?
– Aquello que viene por allí parece una ola gigante.

Y la ola, arrasó la isla (utilizando el mantel) y todo lo que en ella había.

FIN

Nota: Koke intentó evitar que la ola se llevara la isla por delante, pero no pudo evitarlo.

Segunda ola

Aplicándonos el cuento (una vez más)

En la conversación post-cuento, le volvimos a decir a Koke una vez más que antes o después, todos moriremos y que lo importante, es cómo vivas tu vida y lo que hagas con ella. Que vivir todo el día preocupado por si te vas a morir o te va a pasar algo, puede que no sea el mejor plan. Que lo mejor es vivir sin miedos y que lo que tenga que pasar, ya pasará. Disfrutar del momento. Disfrutar de la vida.

Segunda ola

Por eso y sintiéndonos Pun un poco nosotros también, sentimos que no podemos seguir “encerrados” a ver qué es lo que pasa. En una playa aislada de Fuerteventura se está a salvo. “La seguridad” se siente intensamente. Lo vives plenamente convencido. Y además estamos muy, pero que muy bien. Pero la verdad es que… ese no era el plan. Nos estaba invadiendo el “por si acaso”. Mientras nos confinábamos con la primera ola escribimos dos libros, pero en esta ocasión, preferimos hacer algo diferente. Quietos y asustados, no nos vamos a quedar.

Maceta El Hierro

Por eso, en breve volveremos a emprender camino. Tenemos que esperar a que nos arreglen de una vez la ventana rota que llevamos atrás (seguimos esperando la pieza) y la reparación del golpe que nos dieron hace poco. Eso es lo único que nos ata ahora mismo a la pandemia y la mala noticia es que nos han dicho que tenemos que esperar 15 o 20 días (que seguro que acabarán siendo 25). Aprovecharemos para pasar esos días en Fuerteventura. La isla en la que más libres nos sentimos. La isla que mejor nos ha tratado sobre ruedas y que más fácil nos lo pone.

Segunda ola

Estamos esperando la segunda ola… pero no vamos a pasar por debajo, nos vamos a subir en ella y lo que tenga que ser, será (cuando nos reparen la camper, no queda otra). Pero será haciendo lo que nos gusta y viviendo nuestra vida como queremos. Estamos preparándonos para el plan C, D e incluso E. A ver en qué queda la cosa esta vez.

Continuará… y esa, es la mejor noticia posible.

segunda ola

El miedo, es el mejor compañero de viaje que puedes llevar contigo.

“Miedo, haz las maletas, nos vamos de viaje”.

Nota para los opinadores y juzgadores de ventana: estemos donde estemos mantendremos la distancia social todo lo que podamos y más (las ciudades no nos vuelven muy locos); si hay que hacer cuarentena para cambiar de país, se hará (tenemos tiempo para ello); si se vuelve a cerrar todo y entramos en un nuevo confinamiento, tendremos que acarrear nosotros con las consecuencias de volver a casa con nuestros propios medios (es lo que tiene esto de tomar decisiones para perseguir esos sueños que muchos consideran pesadillas).

segunda ola

22 Comentarios

  1. Me gusta mucho lo que haceis, pero he recorrido 8 islas habitadas en canarias ,cual es la novena para visitarla…
    Agradeceria la información, saludos

  2. GENIOS!!! ADELANTEEEE….claro que se puede…..a seguir y compartan siempre que puedan….FELICIDAD!!!

  3. Supongo que algun dia, en la distancia, entenderemos el motivo por el cual estamos donde estamos. Mientras no llegue este momento… seguiremos viviendo el presente sin estar pendiente de la ola como Pun.
    Soy de las que me repito que “todo esta bién”. Y a veces… me lo creo.
    Un abrazo família.

    • Autoanimarse, de la manera que sea, no solo es necesario, sino sano. No queda otra. Hay que pasar la tormenta de la mejor manera posible. Abrazos mil.

  4. Me parece una decisión maravillosa y la más acorde con vuestra manera de ser y hacer las cosas. Que no todo el mundo que se pone en marcha es un inconsciente. Es como generalizar que la gente en el mundo es mala. Y ya sabemos que no es así, después de unos cuantos viajes.

    El cuento es genial, pero la reflexión final dedicada a los opinadores y juzgadores de ventana es lo más. ¡Y creo que nos viene bien recordarlo a todos!

  5. Los quiero mucho (y qué ganas de verlos!).
    Me emocinan sus palabras y veo reflejados nuestros sentimientos en ellas.
    Aquí tratando de que la primera ola nos de un respiro, mientras la “seguridad” nos sofoca.
    Abrazos

    • Es curioso cómo “la seguridad” produce cierta “inseguridad”. Volveremos a encontrarnos Vito. Claro que sí.

  6. Me parece muy acertada vuestra decisión, y si lleváis con vosotros la responsabilidad de distancia social…es lo que hay que hacer estemos donde estemos, que más da donde sea? Ánimo familia

  7. Marcos (La Gaveta Voladora) Responder

    Claro que sí! Adelante con la vida, adelante con las nuevas experiencias y con respecto a los opinadores y juzgadores de ventana poco que añadir que no ustedes no sepan. Son un endemismo propio de cada territorio, hay que “cuidarlos” pues forman parte del ecosistema 🙂

    Un abrazo familia!

  8. No hay certezas ahora, talvez nunca y estábamos equivocados, tan convencidos de poder manejar todo. Mucha suerte con vuestro camino, estaréis mejor fuera de una gran ciudad seguro.

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