Vietnam, el país que nos lo pone difícil a los mochileros. Cuesta salirse de las excursiones programadas o intentar llegar a los sitios por tu cuenta. Hay que ponerse muy cabezón para conseguirlo y a veces llevarse algún que otro disgusto. Si te lo tomas con humor asumiendo que en ciertos lugares toca tragarse el “tour guiri” puedes disfrutar de las cosas buenas del país. Las mejores para nosotros: la comida en general, la cerveza (cuando la encuentras refrigerada y no te la enfrían con hielos) y el café (que toman en unos vasos-colador especiales y que tiene un sabor muy fuerte, como a chocolate negro). Monumentalmente Vietnam no nos pareció muy espectacular pero después de la visitar el Museo de la Guerra comprendes el motivo. Realmente los americanos no se dejaron ninguna técnica de guerra por experimentar y exceptuando Hoi An bombardearon prácticamente el país entero. Los vietnamitas no se andan con chiquitas, son algo tímidos, huyen del sol con sombreros, guantes de lana, medias y lo que haga falta, la moto es su principal medio de transporte (para una, dos, tres y hasta cuatro personas), la lluvia no detiene sus vidas, son madrugadores (las 6h de la mañana es hora punta) y a lo largo del día se echan “siestecillas”. Les gusta practicar ejercicios matutinos extraños antes de empezar a trabajar y manejan el inglés regular, pero puedes encontrar a ancianos con los que practicar francés como herencia de antigua colonia. Esta gente sobrevivió a la guerra viviendo debajo de la tierra durante ¡más de 17 años! Después de visitar los túneles de Cu Chi tendrás serias dudas de si habrías preferido estar arriba o abajo. Algo que recordar son las tres semanas y media que pasaste en Vietnam.