Desde la comida callejera hasta las atracciones que hay que ver en una ciudad quesos pareció la más excéntrica de Vietnam

El mercado de Dalat

Al contrario que en otros destinos en Dalat aparecimos dos horas antes de lo previsto. Está claro que el tema de los horarios no les agobia mucho en Vietnam. Es más bien un “aproximadamente con un índice de error de más menos 3-4 horas”.

Dalat es una especie de campiña francesa con un mercado que tiene muchísimas variedades de alimentos y pequeños puestos especializados en dos o tres productos. Por ejemplo: huevos. ¿Qué hay en un puesto de huevos? Huevos grandes, pequeños, medianos, blancos, rosas, grises, negros, de diferentes animales, de dudosa procedencia pero todos ellos huevos. También había muchas señoras vendiendo lotería por todas partes en unas mini-mesitas, pequeñas parrillas desde las que comer pinchos con salsita (de pollo, serpiente, perro, cabra, cerdo…los probamos todos y estaban ricos), grandes ollas para hacer sopas de noodles, una especie de sartenes en las que preparar una mezcla entre crêpe salado y pizza y dulces caseros. Hambre en la calle no se pasa, desde luego.

Una casa sacada de un sueño o una pesadilla

Aparte de esto fuimos a ver la Crazy House; una especie de revelación mitad sueño mitad pesadilla. Curiosa, desde luego, por el lugar en el que está y porque fue diseñada por una mujer (la hija del primer Presidente después de Ho Chi Ming) inspirándose en trabajos de Dalí. A día de hoy todavía no tengo muy claro si gusta o espanta la verdad.

La pagoda de cristal

Otra de las excentricidades de Dalat fue esta pagoda de vidrio que estaban construyendo en ese mismo momento con trozos de cerámica, botellas y vasos. El resultado, pues bueno…una mezcla entre personas orando a la vez que el propio templo se va creando, mucho dorado y sentimientos enfrentados en la valoración final.

El Valle del Amor

Y ya como colofón final y máxima expresión de lo kitsch: el Valle del Amor. Un precioso enclave natural literalmente machacado por figuritas y bancos de corazones, estatuillas de parejas de animales mirándose a los ojos y barquitos con forma de cisne. Nos lo tomamos con humor pero nos lo podíamos haber ahorrado. Eso sí, he decir que dentro no había extranjeros pero sí muchas parejas vietnamitas compartiendo el amor. Una prueba más de que esta palabra significa cosas muy diferentes en función de dónde hayas nacido.

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Este post forma parte del viaje que hicimos por Vietnam y Camboya durante un mes que bautizamos como “las últimas vacaciones”. Si quieres leer el resto de los artículos de esta serie haz click aquí.