Colombia se merecía, por muchos motivos, un mapa sonoro. Música, frases, sonidos y silencios que dejamos por aquí para, como siempre, viajar un rato con las orejas. Si no sabes de qué va esto de los mapas sonoros, te lo explicamos con detalle. Si la veteranía reina en ti… tres, dos, uno, ¡adelante!
La Carrera 7 de Bogota: un hervidero de gente que va y viene. Actuaciones a un lado y a otro. Gente vendiendo de todo. Zapateros que quieren darte brillo. Arepas para quitar el habmre, jugos para refrescar la tarde, un tinto para llevar…
Cerro de Monserrate: una ciudad con tanto bullicio como Bogotá, suena así desde los 3.152 metros sobre el nivel del mar donde se encuentra el mirador del Cerro del Monserrate.
Plaza de Mercado Paloquemao: frutas que jamás habías visto, verduras de todo tipo, pescado, carne, queso… Todo lo que necesitas, “a la orden”.
Mirador de Salento (Quindío): desde aquí, no solo puedes contemplar uno de los más peculiares y bonitos pueblos del Eje Cafetero… sino oirlo.
La Casa de la Cultura de Marsella (Risaralda): Música, ajedrez, ping-pong… en pocos lugares se junta tanta pasión y esfuerzo de superación. ¿Cómo es que no hay una “Casa de la Cultura de Marsella” en todos los pueblos y ciudades del mundo?
En autobús de Pereira a Medellín: Música, conversaciones poco íntimas, gente que sube a vender helados… siete horas en bus (que parecen menos) dan para mucho.
Salón Málaga (Medellín): la música antigua de colección que “se pincha” en esta cafetería al son de charlas más o menos elevadas, te transporta a otra época en tonos sepia y olor a café.
Donde Fidel (Cartagena de Indias): si hay un lugar al que ir a esuchar salsa mientras te tomas una cerveza (por ese orden), es en Donde Fidel.
Un partido de fútbol (Cartagena de Indias): si el fútbol levanta pasiones, la rivalidad entre países fronterizos, más. Así sonaba así de intenso el partido de clasificación para el Mundial 2018 entre Venezuela y Colombia.
Vendiendo “pescao” (Cartagena de Indias): mismo silbido, mismas palabras, mismo tono. No importa el calor, ni la humedad… hay que vender pescao.
Desierto de Tatacoa (Huila): A veces, el silencio dice mucho más que que cualquier sonido. ¿Para qué estropearlo?
Tres… dos… uno… ¡despierta!
Si te ha gustado la experiencia y quieres seguir viajando con las orejas, prueba a hacerlo por India, Japón, Maldivas, Indonesia, Malasia, en nuestro minieuroHDtrip o en la Vuelta al Mundo.
2 Comentarios
Hará seis años que fui a Colombia y me enamoré de ese país. Gracias por llevarme allí de nuevo.
Viajar con las orejas, es como teletransportarse a los sitios