Algo que recordar

Actualizado 15/01/2018

Si te has preguntado alguna vez cómo es la capital de Vietnam, Hanoi, aquí van unas cuantas sensaciones.

Llegar a Vietnam por “la capital”, es más chocante que si llegas por la Ciudad de Ho Chi Minh. Además de un calor y humedad difícil de encajar, está el caos de las motos y sus bocinas “con desorden y desconcierto”, que aunque están por todo el país, en Hanoi te parecen un poco más… freesytle. En general es una ciudad más auténtica que su rival del sur y menos occidentalizada con lo cual, las sorpresas son mayores.

La descompresión empieza cuando ves las casas-tienda-restaurante. Una especie de todo en uno vital. Es decir: “si tengo un local donde vendo ventiladores… vivo encima, preparo comida en la puerta, la vendo y después me echo una siesta en el suelo de la entrada, pues todo más que bien”. ¡Viva la buena vida!

También es algo maravilloso el deporte de fotografiar las peluquerías más cool de la ciudad con servicio de aire acondicionado bajo plástico protector a juego. Un punto a favor: no hay que esperar mucho para que te dejen a la útlima.

En Hanoi todo ocurre de puertas para afuera y lo que no, se puede ver cual escaparate sin cristal. Las mini sillas azules que están repartidas por las calles te van marcando el camino como si de migas de pan se tratara. Te llevan a ver las “quedadas” para bailar en grupo por la noche, los ejercicios individuales al alba y los improvisados y deambulantes negocios de “lo que sea”.

Te mueres de calor, “te pitan los oídos”, te agobia el movimiento… pero Hanoi tiene un no sé qué incómodo que te hace sentir muy muy cómodo.

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Este post forma parte del viaje que hicimos por Vietnam y Camboya durante un mes que bautizamos como “las últimas vacaciones”. Si quieres leer el resto de los artículos de esta serie haz click aquí.