Absolutamente nada ha fallado ya que tenías todo bajo control. Todo ha salido tal cual esperabas. Y es que… te encanta que los planes salgan bien. Los siguientes días pasan uno detrás de otro a toda velocidad. Has seguido al pie de la letra lo que ordenaba tu agenda y no te has dejado ningún monumento, edificio, ni museo por visitar. Además de moverte solo, te has hecho dos excursiones en grupo. Una para ver una misa gospel en Harlem, el Bronx y un poco de Brooklyn y otra para visitar a paso ligero varios miradores desde los que contemplar Manhattan de noche. Te ha dado tiempo hasta de compartir en tu Facebook cada paso que dabas y de saborear dos de las 10 mejores hamburguesas de Nueva York según varias listas en las que buscaste. En definitiva, te sientas en el avión con la sensación del deber cumplido revisando las muchas fotos que has hecho. Todo ha salido según lo planeado y te vuelves tan alegre. La próxima vez que vengas a Nueva York, con todo lo importante ya visto… puede que te dejes llevar un poco. O puede que no.
FIN