¡Vamos a improvisar!

Aún en casa, piensas en cómo quieres vivir tu viaje a Nueva York. Está claro que no quieres dejar de subir al Empire State o ver lugares como el Puente de Brooklyn pero, no piensas comprar ni una sola entrada por adelantado ni organizar el viaje al segundo. ¿Y si al día siguiente de llegar lo tienes todo organizado para subir al Empire State y está nublado o lloviendo? Según te levantes de ánimo, irás viendo qué te apetece hacer ese día y ya está. Que llueve… te vas a un museo. Que hace sol… a lo alto de un observatorio. Entre medias… intentarás hablar con aquel que te vayas encontrando y comerás en los sitios que te aconsejen por ahí o que más te llamen la atención según te pille el hambre. Lo que en ningún caso estás dispuesto a hacer es que, si por lo que sea pillas mucha cola para subir al Top of the Rock o te lleva más tiempo de lo previsto ver el MoMA, cruzar media ciudad para ir a un restaurante por el mero hecho de estar en la agenda. No vas a Nueva York para estresarte, vas a disfrutar. Con ese mismo espíritu aventurero y para ahorrar un poco de dinero, decides que el sitio en el que te vas a quedar a dormir, esté fuera de Manhattan. Esto, te obligará a salirte un poco del camino más típico. Así que…

 

1- Buscas algo en New Jersey.

 

2- Buscas algo por Brooklyn o Queens.