Disfrutas “del paseo”

De tanto que te relajas, incluso sacas la cabeza por la ventana para gritar “¡Nueva Yoooooooork… Ya estoy aquiiiiiiiiiiiiiiií!”. El taxista para el taxímetro y te dice que te va a llevar a un mirador que pilla de camino.

Además de las vistas que te regala, te cuenta un poco su vida y tú a él la tuya. Te sugiere un par de sus rincones favoritos y se despide con una sonrisa. Llegas al hotel tan contento, pero nada más cruzar la puerta, te das cuenta de que en algún momento has perdido tu libreta. La encantadora recepcionista, al ver tu cara y enterarse de lo que te ocurre, te dice que no te preocupes, que ella te va a ayudar para que disfrutes de la ciudad. Aunque estás en el barrio de Queens (porque no encontraste nada asequible en el centro), seguro que algo bueno le encuentras antes o después. Subes a la habitación y como estás en la planta 12, resulta que tienes unas vistas maravillosas de Manhattan.

Te das una ducha y te echas sobre la confortable cama que te abraza hasta que amaneces al día siguiente a medio día. Puestos a tener descuidos, resulta que se te olvidó poner la alarma.

 

1- Al ver la hora en el móvil, recuerdas que tenías una copia de tu planning en el mail y te pones manos a la obra.

 

2- Todo es una señal… tienes que improvisar.