Nueva York

… de incógnito.

Del 26 de junio al 5 de julio // Temperatura: ideal // Mucho sol y un día de lluvia para refrescar

Si tomar “la decisión” de irse a dar la vuelta al mundo es el paso más difícil (por no decir el único), la de “volver”… parece que no lo es tanto. A cada uno le llega su momento vital, su morriña, su fin de presupuesto o… esa mala noticia en forma de whatsapp, skype o mail que no queremos que llegue nunca y que, probablemente, sea el único temor que el viajero tiene al irse. Con Colombia y la Ruta 66 aplazados para otro momento / mejor ocasión, decides tomarte unas “mini vacaciones dentro del viaje”. Una especie de… descanso. De recomprensión post vuelta al mundo. De… “desperroflautelización”. Una preparación a… la vida de estrés diario, superación infinita, prisas presurosas y consumismo extremo. La ciudad elegida haciendo escala antes de volver a Madrid… Nueva York.

En esta ocasión cuentas con el apoyo, el cariño, los consejos y la casa de Antonio. Aunque ya le conocías desde hace 10 años, hacía 8 que no le veías en carne y hueso (los que lleva viviendo en Nueva York). A día de hoy, vuestra relación se había limitado al Facebook. A felicitar los cumpleaños cuando la aplicación te lo chiva y a darle al “me gusta” y comentar las típicas chorradillas que cada uno de nosotros transmite a través de su “yo virtual”… para parecer más ingenioso, más interesante, más feliz… más todo. Al final… “el directo” siempre es mejor.

A Antonio le recordabas muy muy especial. Un tío muy divertido hablando serio. Ocurrente (claro). Con muchas cosas que decir y que siempre hacía sentir bien a los que estaban a su alrededor. “Un personaje” que vino a este mundo para ser feliz y que te dan ganas de abrazar constantemente (cosa que no haces… por no estropear la magia). La buena noticia es que… aquel gallego dubitativo que hablaba con las manos mirando al suelo y que recordabas con tanto cariño, sigue siendo casi igual a pesar del paso de los años. De hecho, es una versión mejorada. Más maduro. Más seguro. Más feliz. Antonio te hace sentir como en tu casa antes de volver a ella.

Charlais hasta las tantas varias noches. Te saca por ahí, te presenta a amigos de amigos tuyos, te lleva a una de esas fiestas publicitarias que casi no recordabas (pero bien hechas), a una de esas barbacoas de azotea de las que tanto habías oído hablar… y te vuelve a poner un gin tonic delante (hacía 12 meses que no probabas uno). Como imaginabas, poco a poco va quedando atrás eso de acostarse pronto… los zumos de frutas… el arroz blanco…

Sí, ya lo sabías. Lo has oído mil veces. No es ninguna novedad: Nueva York es un enorme plató de rodaje donde todo “el decorado” que se ve en las películas, lo dejan permanentemente en sus calles. Aunque ya habías estado antes, esta ciudad tiene algo que hace que siempre quieras volver.

Es de esas “visitas voluntarias” que hay que repetir varias veces en la vida (Berlín, Hong Kong, Londres…) y que tanto te gustan. Imposible aburrirse. Imposible quedarse indiferente. Para esta ocasión y sin la presión de tener que ir “a todo lo que hay que ir” (porque ya lo has hecho antes), decides vivirla como si fueras de allí. Qué sensacion esa de sentirse de un sitio. Ni turista… ni viajero… Por unos días vas a ser neoyorkino.

Tienes bien pensado el plan: no vas a subir al Empire State, ni al Top of the Rock, tampoco irás a la Liberty Island, ni a hacer el tour por El Bronx y Queens. Te pasas los primeros días paseando avenida arriba avenida abajo. Tomando un café aquí una hamburguesa allá. Como queriendo ignorar todo lo que te rodea. Lo tienes controlado. Todo va como lo habías planeado. Estás siendo uno más. Estás elevando el concepto de “viajar” a un escalón superior: permanecer.

También quedas con Juancho. Recientemente llegado a Nueva York para “probar suerte” y encontrar un futuro mejor que el de España que pinta algo zaíno. En pocos meses, Juancho se ha hecho con la ciudad como si fuera la suya. Imposible que no fuera así con ese don de gentes y facilidad para caer bien a los demás aunque ellos no quieran. Gran conversador, gran persona… gran corazón. Con él vas de cañas y al High Line Elevated Park (no estaba la última vez que viniste).

No querías hacerlo… venías preparado pero, sin querer… miras hacia arriba. Estás rodeado de edificios con esos depósitos de agua en las azoteas a punto de despegar que tanto te gustan.

Estás… estás… Estás a punto de entrar en el MoMa… y lo haces. De ir a ver gospel a Harlem… y lo haces. De coger el “ferry naranja” a New Jersey tocando pared y volviendo… y lo haces.

De ir a Chinatown. Al So-Ho. A Tribeca. A Times Square. A ver cómo va la Zona 0. A Brooklyn (puente y barrio)… y lo haces. Vas el domingo a ver a los “skate dancers” de Central Park con tu picnic comprado en el Whole Foods Market de Columbus Circle. Lo haces… haces todas esas cosas que tanto te gustaron la última vez que viniste. Te das al brownie y a las hamburguesas. Has “perdido”. Tu plan se ha venido abajo.

Da igual las veces que hayas venido, siempre hay tiempo para fijarte en el humo que sale de las alcantarillas, en las ejecutivas con zapatillas café en mano, en la gente que hace cola en los puestos de comida callejeros, en las montoneras de bolsas de basura a las siete de la tarde, en los taxis… en las tiendas. Las tiendas. Llevabas un año sin la presión de “tener que comprar”. Tenías motivos de fuerza: no podías gastar y no había sitio en la mochila ni ganas de cargar con peso. Como has tenido que “cortar el viaje” un poco antes, te puedes permitir algún capricho que otro y…

… y te das cuenta de que Nueva York… siempre se va a salir con la suya. Si no puedes luchar contra la Naturaleza y los elementos, tampoco puedes hacerlo contra una ciudad que lo puede todo. Una ciudad que habla tu idioma. Una ciudad sin complejos. Te ha sentado bien la terapia para volver a la otra vida (sea cual sea) sin “grandes traumas”. Nueva York “de incógnito”… ha sido terapéutica.

Empezaste en Beijing un año atrás y en ese tiempo, le has dado la vuelta al mundo… hasta llegar “a su corazón”. No hay manera mejor de acabar un viaje así.