Después de la digamos… inquietante experiencia de dormir en un cybercafé en Japón, te dispones a cumplir otra de esas pruebas que te marcas para sentirte pleno y llegar a convertirte en un “verdadero viajero mochilero experimentado aventurero” (bla, bla, bla): dormir en un auténtico y genuino hotel cápsula.

Cuenta la leyenda que este tipo de alojamientos es utilizado por ejecutivos que, después de mucho y mucho trabajar, pierden el último tren y se tienen que quedar tristes y ojerosos a dormir en el centro. Después de dos meses de un lado a otro por Japón, te han contado muchas cosas al respecto. No pones en duda que haya mucho trabajador aplicado al que le pase esto peeeeeero, al parecer se dan otras realidades no menos interesantes para tener que acabar usando este tipo de alojamientos…

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  • Jefes a los que les da por montar una cena a la que sus empleados “tienen que asistir sí o sí”. La idea les tiene que parecer maravillosa y ni siquiera se permiten decir que no pueden ir aun teniendo entradas para el teatro, que sea el 127 cumpleaños de la abuela o una cena de aniversario. Dicen que sí sin rechistar. Aunque en Japón se suele cenar pronto, una cerveza lleva a otra y esta última a un sake que luego lleva a un whisky. La capacidad de beber de los japoneses en situaciones así no es que sea alta, es que es incontrolada. A partir de aquí, pueden pasar dos cosas: que se acabe en un karaoke o en uno de esos lugares en los que hay dibujos manga en la entrada y dentro te pueden acariciar la oreja, puedes dormir la siesta con una menor, flirtear con jóvenes e incluso, acariciar alguna parte concreta de sus cuerpos previamente pactada y pagada. Al día siguiente en el trabajo nadie dirá nada… como si no hubiera pasado… Lo que pasó en la cena, quedó en la cena. En cualquier caso, se pierde el último tren, los papeles y todo lo que haga falta.
  • Matrimonios que bien por conveniencia o porque tocaba, se consumaron con el fin de crear un núcleo familiar que después de instaurado y con el paso de los años, quedó en eso… pura apariencia y un hijo. Ella ya no permite que él la toque o él ya no quiere tocarla (tanto da que da lo mismo). Después de dos o tres años sin roce carnal, las ganas de volver al frío hogar no son muchas y las posibilidades a la carta de una ciudad como Tokyo, son infinitas.
  • Individuos solitarios de todas las edades que directamente, quieren estar tranquilos lejos de sus padres, de sus hijos, de sus no novias, de sus mascotas raras o del mundo en general.
  • Extranjeros como tú que han leído u oído hablar de estos sitios y quieren ir a chusmear (curiosear pero un poco más chungo en canario) como si fueran a un zoo para poder contar luego que han ido a un lugar raruno.

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El caso es que con esta información y la extrema curiosidad que te produce el submundo que la cultura japonesa esconde detrás de dibujos manga kawaii*, te vas a un hotel cápsula de la zona de Kinshicho.

*Kawaii (可愛い) es un adjetivo del idioma japonés que puede ser traducido al español como “lindo” o “tierno”. Este término ha tenido cabida dentro de la cultura popular japonesa, en el entretenimiento, en la moda, en la comida, juguetes, apariencia, conducta y hábitos personales.

La entrada es ciertamente inquietante. El señor que atiende detrás del mostrador y que no habla nada de inglés, también. La moqueta roja llena de manchas de vaya usted a saber qué, va a juego. Sencillamente, la perspectiva no es muy alentadora pero ya estás aquí. Ya has estado en dorms muy especialitos hasta la fecha. Recuerdas aquel de 24 camas en una habitación sin ventanas de Singapur o aquel de Hong Kong en el que, a pesar de haber solo 8 camas, casi te conviertes en asesino en serie por el poco civismo y respeto al sueño de los demás que había allí dentro. Este hotel cápsula, no debe de ser mucho peor.

hotel_capsula_tokyo_algo_que_recordar_05Lo primero que te llama la atención mientras te escanean el pasaporte es que, junto a la máquina de café, hay otra en la que te puedes comprar una camisa blanca, un pijama, calzoncillos o calcetines. Sin duda, llegar al día siguiente al trabajo con una camisa con solera y un calzoncillo como el papel de una magdalena no es muy cómodo. A decir verdad, te reconforta tal previsión y la tranquilidad que la misma puede llegar a producir en el usuario en cuestión. Justo al lado, ves que hay un pequeño salón con televisión donde los huéspedes pueden traer comida, leer algo de animé o ver la tele. El rato que estás allí, reparas en que hay un señor de espaldas a todo… como en “pause”.

hotel_capsula_tokyo_algo_que_recordar_11No puedes evitar pensar en “el tío del fondo del dorm” de Nueva Zelanda. Aquel alma en pena solitaria enfadada con el mundo que tanta pena te dio y del que a menudo te preguntas qué habrá sido. Piensas en si este será su versión pacífica. Una especie de “tío de dentro de la cápsula”. Con la procesión por dentro. Con sus problemas de pareja o de ausencia de ella. Con su soledad. Con su tristeza.

hotel_capsula_tokyo_algo_que_recordar_04Después de pagar los 3100¥ que cuesta dormir solo (unos 23,5€), te pones las cholas de skay verde botella que tantos y tantos pies han transportado y subes a dejar tus cosas en los lockers que se encuentran en la planta 3 1/2 del hotel (en plan “Being John Malkovich”). Resulta que dichos lockers tienen casi dos metros de alto y sólo un palmo de ancho. Después de pelearte durante casi diez minutos hasta conseguir meter la mochila pequeña ahí dentro, te preguntas el porqué de semejante despropósito. La respuesta que te das es sencilla: este hotel es para ejecutivos trabajadores, empleados a los que los jefes les obligan a emborracharse/hablar con jovenzuelas y almas solitarias que quieren paz, no para mochileros que solo quieren curiosear y esto, les parece divertido. En definitiva, es el locker ideal para colgar ropa y que no se arrugue.

hotel_capsula_tokyo_algo_que_recordar_10Te diriges a tu planta (solo para hombres) raudo y veloz. Quieres entrar en el pasillo y ver cómo es una cápsula de verdad. Las has visto en películas, en documentales, en fotos… ¡pero hoy vas a dormir en una! Pensabas que te iba a dar cierta claustrofobia al ver todas las cápsulas unas encima de otras pero, te parece bastante curioso y hasta bonito. Le echas un ojo a “tu cápsula” y ves que, además de estar extremadamente limpia, tiene su teléfono, su tele e incluso ves que hay un precioso albornoz rollito samurai esperándote perfectamente doblado y es que lo que no sabías, es que este tipo de alojamientos suelen tener una especie de onsen y sauna para uso y disfrute de sus huéspedes. Aunque tienes unas ganas enormes de meterte ya en la cápsula, quieres retrasar el momento para disfrutarlo más. Te pones el albornoz samurai y nada… al onsen que te vas. En este tipo de baños calientes en los que evidentemente uno se mete desnudo, hay que hacerse un autolavado previo de partes y aledaños sentado en una mini silla a ojos de todos los presentes. Una vez has dado fe de que vas a entrar limpio y puro a relajarte, te metes como a cámara lenta y… “sí, oh sí…” Allí te quedas un rato disfrutando del calorcito y vuelves a pensar que “este sitio no está nada mal”.

hotel_capsula_tokyo_algo_que_recordar_01Después del baño, viene el momento de la cena “take away” en el saloncito de abajo. Puede sonar triste pero, si coincide que te das un homenaje con buen sushi y vino para celebrar algo como… un suponer, que te acabas de enterar de que te han seleccionado un documental que has hecho que digamos se titula “around them” en por ejemplo, el Festival de Cine de Zaragoza donde además será su estreno un, pongamos que 20 de noviembre a las 17:30 en la Filmoteca… pues claro, el momento se hace incluso especial.

hotel_capsula_tokyo_algo_que_recordar_08Después de semejante banquete te retiras (ahora sí) a tus estrechos aposentos. No puedes esconder la sonrisilla que te produce meterte ahí dentro. Vale sí, no es algo que te gustaría hacer todos los días del año pero, como experiencia… te hace bastante ilusión.

hotel_capsula_tokyo_algo_que_recordar_09Entras, te recuestas, miras a tu alrededor y… te sientes como si estuvieras en una nave espacial. Eres el protagonista de una película al que han mandado a un viaje a otra galaxia y están a punto de criogenizarte… De pronto suena el tímido ronquido del de la cápsula de al lado y se te pasa. Ya, ya… estás en Tokyo. Dentro de una cápsula casi nicho donde mucha gente viene a dormir porque a veces no les queda otra. Puede no ser el lugar en el que más felicidad se haya destilado pero… te gusta. Te alegras de haber venido y te dispones a dormir de un tirón soñando con que, además de viajar por el mundo, por una noche viajas también por el espacio. Mañana te plantearás con calma y tiempo en lo triste o no que es recurrir a menudo a un sitio así. De momento… quieres disfrutarlo, que para eso has venido.

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18 Comentarios

  1. MARÍA CADAVIECO Responder

    Me siento identificada con “Individuos solitarios de todas las edades que directamente, quieren estar tranquilos lejos de sus padres, de sus hijos, de sus no novias, de sus mascotas raras o del mundo en general.” jajajaj Quiero dormir ahí una semana entera cuando esté en Tokio. Espero soportarlo porque es de lo más barato y íntimo,no? Es como viajar por el espacio siiiiiii. Pero no entendí lo de la sauna y si hay solo de tías?

  2. Ufff ufff! Comparto con la mayoría la inquietud por sentir claustrofobia ahí dentro.
    Aunque debo confesar, que tras leer vuestro post, me he animado a que cuando visite Japón, ¡pruebe una capsulita de esas!
    ¡Fantásticas fotos, me encantan! Seguid así.

    Saludos desde Mallorca,
    Ade

    • Ade, si vas a Japón (cosa que te recomendamos muy mucho mucho)… pruébalo. Aunque solo sea por la experiencia 🙂

  3. Genial cómo habéis relatado la experiencia. En nuestro viaje a Japón del pasado mes de abril no dormimos en hoteles cápsula porque, aunque sentíamos curiosidad, pensábamos que sería mayor aún el sentimiento de claustrofobia… Para el próximo viaje a Japón lo probaremos sin duda! 😉

  4. Creo que tendría un poco de claustrofobia ahí dentro, aunque podría ser cómodo porque nadie te prendería accidentalmente la luz jaja. En Perú vi unas cápsulas pero colgando de la montaña! Te atreverías a dormir allí? (Primero habría que averiguar cómo se sube jaja) Buen post!

  5. Una duda al respecto. Si vienen muchos japos totalmente colocados tras la “comida” del jefe ¿no hacen guerras de almohadas?, ¿hay zona femenina?

    • Lo que faltaba… verlos correr alrededor del onsen en plan fiesta de pijamas. En algunos sí hay zona femenina que está bien separada, aunque la mayoría de este tipo de hoteles son para hombres.

  6. Muy buena la comparación con lo de viaje espacial. Aunque nunca tuve la experiencia de usarlas ni de ir a Japón (todavía), entiendo que es sólo para dormir a un bajo costo, así que ¿por qué no?
    Gracias por contarnos a todos como es.
    Saludos desde Bulgaria!

    • Te recomendamos que lo pruebes. Si tienes la misma suerte que nosotros, te gustará. Aunque no es para quedarse muchos muchos días, la verdad. Pero está bien.

  7. Buena entrada, me ha encantado.. y me he reído mucho! La verdad es que nunca he estado en un cápsula (sobre todo porque no están orientados para extranjeros, y yo de japonés, poco, muy poco). Pero a veces me alojo en un “business hotel” (un concepto parecido, pero con habitaciones individuales) y me he acordado de uno en Osaka (el Business Nissei) cuando decías lo de Being John Malkovich. Allí no hay pisos en medio, pero el techo está a unos escasos 180cm. He estado dos veces (buena situación y barato: 40€ la habitación con desayuno 🙂 pero cada vez que voy me da claustrofobia 😀 Vaya forma de aprovechar el espacio!!

    Enhorabuena por el premio a “around them” !! (con esa noticia habrías dormido bien hasta en el cybercafé de los primeros días.. 🙂

    • Muchas gracias Germán! A ver si gana algo o lo seleccionan en más sitios al menos. Así que vas a “business hotels”? Mmmmhhhh… eres un empresario de mundo?!!! 😉

  8. Quiero ir. Quiero que monten uno en Madriz. Un amigo ha estado en Japón en verano y … se enganchó a las capsulitas (o sea, ¿se encapsuló?…). Buen precio, limpisisisimas, y te puedes poner de rodillas en tu habitáculo, ¿Qué más se puede pedir?

    • Estuvimos a punto de no ir y ahora… casi que nos quedamos con ganas de haber probado algún otro más. Estaría bien tener en Madrid sí. Vamos por detrás.

  9. Genial, siempre he sentido curiosidad por los hoteles cápsula. La verdad es que de “inquietante” lo habéis convertido (para mí) en algo curioso y con un punto acogedor. Sentirte un astronauta ¿por qué no? Besazos

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