Del 14 al 19 de junio // Temperatura: 24º // Calor con horizontes nublados

En Quito se encuentra el punto más lejano al centro de la tierra. La línea que corta el planeta en dos mitades, norte-sur. Uno de esos rincones en los que a todos nos gusta hacernos una foto y desde donde en los días despejados se puede observar la grandiosidad del volcán Cotopaxi, al que no en vano llaman el “cono perfecto”.

No hay duda. Estás en el centro del mundo. Has llegado a la capital de Ecuador. Una ciudad que cuenta con un centro histórico considerado como la zona colonial más extensa y mejor conservada de América. Desde allí, subiendo en teleférico por encima de los 4.000 metros de altura y si hay suerte con la previsión meteorológica, se pueden divisar varios de los componentes de la ruta de los volcanes.

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Quito… una ciudad en cuya catedral puedes sentirte como el Jorobado de Notre Dam andando por encima del techo, escalando a sus torres, colándote en los engranajes de sus relojes y observando la fauna ecuatoriana que cubre sus paredes a modo de gárgolas. Es casi obligatorio subir al mirador del Panecillo, pasear por los parques y plazas de la ciudad y por los alrededores naturales en los que fotografiar colibríes. Dicen que Quito es es una de las capitales más bonitas de toda Latinoamérica y con todo y con eso, tampoco consigue librarse de “la maldición”.

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Lo que empezó como una ligera sospecha, se tornó hipótesis y después de este año que llevas estás a un tris de proceder a su registro como teoría. Y es que “la maldición de las capitales” se ha cumplido una vez más. Dicha maldición tiene un principio único: dentro de un mismo país, todo el que no viva en la capital tiene que hablar mal de ella. ¿Qué tendrán las capitales para provocar tanto recelo entre sus conciudadanos vecinos? ¿Será la contaminación acústica? ¿La cantidad de gente? Todavía no has dado con una respuesta que te convenza del todo pero, lo que sí has descubierto, es que los argumentos en su contra tienen muchos puntos en común a lo largo y ancho de este mundo.

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“Uff… vivir en Madrid… lo último que haría en la vida. Si allí no hay playa. Le preguntas a alguien por una calle y ni te acompañan”. (Española de Alicante).

“ ¿Me dices que te gustó Buenos Aires siendo como son los porteños? Pero decime que has notado la gran diferencia que existe entre ellos y el resto de los argentinos” (Argentino de Mendoza).

“ Bangkok… es una ciudad de locos. Allí no se puede trabajar. Yo fui una vez en mi vida y no pienso volver a pisarlo jamás” (Tailandés de Chiang Rai).

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Es verdad que las grandes ciudades van dos marchas por encima, pero nadie raja de ellas. Cuando toca aprender geografía mundial no caen mal, incluso se puede llegar a sentir cierta simpatía por sus calles, pero si son “capital de”… caen gordas. Es un fenómeno inexplicable ligado a la naturaleza del ser humano. Es algo así como el precio de la fama. Mientras seas una ciudad más, no tendrás problemas. Todo irá bien. Pero en el momento en el que te conviertas en capital… ay amiga… ¡Lo tienes crudo!

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Así que, Quito… no te sientas mal porque los “guayaquilenses” digan que estás a mucha altura, que tu comida sienta mal, que falta el oxígeno, que hay mucho tráfico o que hace más frío… Si tienes oportunidad de comunicarte con el resto de las capitales del mundo… habla con ellas y verás como te cuentan que les pasa lo mismo. A la que tiene playa le falta montaña, en la que hace calor se echa de menos el fresquito. Y si algún día por H o por B, dejas de aparecer en los libros de historia… seguramente serás acogida de nuevo con cariño por todos. Tus detractores te volverán a mirar con otros ojos y focalizarán su energía contra una nueva víctima. Eso sí, olvídate de salir todos los días en el telediario y de que los vuelos internacionales pasen por tu aeropuerto. ¡Todo no se puede tener! Sufrirás otro tipo de maldición, pero de esa, te hablaré otro día…

 

 

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8 Comentarios

    • Gracias Mónica…. un día de estos te pillaremos por ahí, aunque es difícil seguirte el ritmo 😉

  1. No estoy muy convencida de que sea porque son capitales….es más por el estilo de vida. El proceso de migración hacia la ciudad tiene una explicación económica simple…se supone que ahí hay “más oportunidades”. Sin embargo, quienes viven ahí no necesariamente lo hacen por convicción propia, y a lo mejor no estan muy contentos. Siempre que uno viaja ve todo más bonito…¿no es por eso que viajamos? para poder experimentar el mundo una y otra vez? No nos incomodamos estando en un solo lugar? Te apuesto que si vives ahí mucho tiempo, comenzarás a sentirte como los locales.

    • Hola Deborah. Bueno… justo eso también lo comentábamos. Existen muchas ciudades grandes en casi todos los países que hemos visitado, pero hacia la capital siempre hay una especie de “resquemor” general. Nunca oímos a alguien de Alicante-ciudad decir que se vive muy mal en Vigo-ciudad, pero sí oímos a personas de esas mismas grandes ciudades decir que en Madrid no vivirían ni locos. Antes pensaba que era algo que sólo pasaba en España pero según hemos ido conociendo más países hemos visto que es algo general. Pues eso… “la maldición de las capitales”.

    • Como nos gusta esa expresión que desde hace unas semanas hemos empezado a utilizar por imitación: Herrrrrrmoooooooosoooooooo! 😉

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