Del 26 al 30 de octubre // Temperatura: 29º // Sol por la mañana. Tormenta por la tarde.
Después de cinco semanas en Malasia, te iba apeteciendo un cambio. Es verdad que cuando más le estás cogiendo el truco a un país (comida, moneda, gente, costumbres…) te pilla a pie cambiado eso de pasar a uno nuevo… pero te gusta. Mucho. En este caso, tocaba Singapur. Ciudad-país que antes formaba parte de Malasia y que… bueno… prefirieron montárselo por su cuenta. De Singapur nos decían que es la Suiza de Asia. Que todo está muy limpio… que son muy “miradicos” y que miran por encima del hombro al resto de paises vecinos.
Tienen “zona de copas”, hoteles que ni te imaginas y tiendas high level. El transporte funciona muy bien y hasta podrías comer en los baños públicos. Y, aunque no se puede mascar chicle por aquello de que mancha (esto no sé si es algo bueno o no)… sigue siendo Asia. Aparte de su zona financiera y “cool”, no se escapa de tener un barrio chino, otro árabe y otro indio.
Te rodean aceras llenas de variedades (negocios ambulantes, motos, comida callejera…), edificios de dudosa estabilidad y mucha, mucha gente. El caso es que, Singapur a primera vista, no te sorprende en exceso. Una ciudad, es una ciudad (salvo algunas excepciones que no vamos a poner encima de la mesa por aquello de no entrar en subjetividades).
Nota: hay que reconocer que, cuanto más viajas, tu capacidad de asombro es cada vez menor y te vuelves más y más… exigente. Eso te hace pensar en lo que te queda por ver y en cómo te va a impactar… o no.
Entonces, llegas tú con tu presupuesto low cost y tus pintas de backpacker aficionado. Temeroso de que como ya te habían adelantado varias veces, “la cosa se te vaya de las manos” (por lo cara que es Singapur) y te intentas poner en modo “pobre-rata-paupérrima”. Para empezar, te vas a compartir ronquidos a un dorm de “22 camas”. Ni una más ni, desafortunadamente, una menos. Se trata de una experiencia que para todos los que no hemos hecho el servicio militar es… ¿cómo la podríamos denominar?… “Interesante”. Dejémoslo ahí. Sigues en modo ahorro defcon2: comiendo en la calle, moviéndote a pata y poco más. Pero con todo y con eso… no puedes evitar que el ritmo de la ciudad se te lleve por delante de alguna u otra forma.
Tienes la suerte de que tu gran amigo italiano de nombre Daniele, te pone en contacto con un excompañero suyo de nombre Gonzalo que vive en Singapur con su novia Letizia y trabaja allí desde hace 7 meses. Y eso, lo iba a compensar todo. Durante los días que estás por allí os veis varias veces. Te vas con él y unos amigos suyos indios a ver el Barça-Madrid a un bar. Al día siguiente los dos te preparan una pasta increíble en su casa… ¡con aperitivo de vino, pistachos y queso! Después de comer como “hacía días”, vais a pasear al barrio indio en el momento de máximo esplendor y multitud. Otro día os hacéis un vídeo frente al ordenador mientras coméis dim sum con algunas cervezas y como os dan las 3 de la mañana te quedas a dormir allí para, al día siguiente subir a la piscina del edificio (la primera en 4 meses). Total… que entre cerveza y cerveza, habláis de esto y aquello y te caen muy bien. No lo puedes evitar (tampoco querías). La sensación que tienes es que estás viviendo un improvisado couchsurfing… pero en español. Que te llevas dos amigos más “de todo esto” y que os veréis en el futuro. En alguna parte. Seguro.
Gonzalo y Letizia te cuentan “secretos” de la ciudad. Cómo es su vida allí. Qué les gusta… y qué no. Con toda esa información en la cabeza, te pateas la ciudad una vez más y… le acabas viendo “cosas interesantes”. No hay nada como ir con ganas a un sitio para acabar cogiéndole cierto cariño y es que… los sitios los hacen las personas y las experiencias que vives eallí. Te metes en el Museo de las Civilizaciones Asiáticas, paseas por Marina Bay, subes al Monte Emily…
Y sin querer, y muy “al pesar de tu bolsillo”, te vas de otro lugar llevándote una gran cantidad de recuerdos y dejando un poco de ti. No sabes muy bien qué… pero si vuelves, seguro que te lo encuentras.
Nota: gracias Daniele por presentarnos a este par de buena gente. Gracias Gonzalo y Leti por ser tan “majérrimos” y habernos cuidado tanto tantísimo.
8 Comentarios
Nosotros acabamos de volver y nos ha encantado, pero es cierto lo que dices….hay que ir con algo mas que calderilla 😉
De todos los que leemos y vemos fotos que han ido a Singapur han salido encantados y con experiencias en cierta forma distintas unas de otras, pero con el común denominador de que la han pasado bien.
Nosotros nos quedamos con las ganas de ir cuando estuvimos cerca(Malasia). Sin duda, no se nos irá de las manos cuando volvamos al área.
Nosotros pensamos que “ya que estamos aquí… vamos”. Eso sí, íbamos con respeto. Sin duda, es una ciudad para ir con algo más que calderilla 🙂
que bueno encontrar buena gente..
Muy buena!
😀
Nosotros hemos estado ya dos veces en esta ciudad, y cada vez a mejor. Hemos visto cosas que no llegamos avisitar la primera vez. Descubrimos un lugar donde cenar los 3 por 10€ Y salir hartos! Y cerquita de nuestro hostel. Comiamos por el mismo precio en Little India, en fin, que esta ciudad da para mucho! Ah!! Y conocimos los barrios de las afueras, seguramente nos alojemos por allí laproxima vez, si vamos, claro!
Un abrazo chicos!!
Sabemos que os gusta Singapur. Sobre todo a ti Octavio. Es posible que merezca una segunda oportunidad. De todas fromas, hasta allí nos dijeron que era “una ciudad fake”. Eso sí, tiene de todo pero para disfrutarla bien, hay que ir con dinero (o eso nos pareció a nosotros). De vacaciones. Porque como te descuides un poco… se te va. Lo cual nos hace estar muy alerta para Nueva Zelanda y Australia.