Esta es la Lucía de “antes”, sin tapujos, con cicatrices, lunares, pecas y a corazón abierto antes de enfrascarme en uno de nuestros grandes viajes. Y digo uno, porque aunque todavía no hemos salido, cada vez que me pongo a pensar en la cantidad de sitios maravillosos que nos van a quedar por ver me da por empezar a imaginarme nuevas rutas.
Así soy, impaciente e inconformista. Siempre quiero más. Demasiado exigente conmigo misma y en constante frustración por pensar que siempre “podría haber hecho más”. Mi peor enemiga. Obsesiva con el trabajo del que me cuesta mucho desconectar y eso, no creo que tenga que ver con lo intenso de la publicidad. Estoy segura que si me hubiera dedicado a otra cosa lo habría hecho con la misma pasión.
Un ser de naturaleza totalmente social. No me gusta mucho estar conmigo misma, aunque reconozco que los viajes que he hecho sola me han hecho crecer por dentro. Eso sí, si puedo elegir prefiero la compañía. Y si no que se lo pregunten a Michi y Portilaciones, mis amigos invisibles hasta que mis hermanos entraron en edad de interactuar. Más insegura de lo que me gustaría, necesito contar con la aprobación de las personas que me quieren y me cuesta asumir que a alguien no le guste mi forma de ser. Soy de muchos amigos y me lo paso bien en ambientes muy diferentes entre sí con personas que nada tienen que ver unas con otras.
Disfruto del placer de una conversación aunque no lleve a ninguna parte, únicamente por charlar. Sin más. Soy de largas sobremesas y no hay nada en la tierra con lo que disfrute más que con “unas tapillas”. Muy dejada para llamar por teléfono, menos mal que las RRSS han aparecido en mi vida. Sin embargo, me encanta que me llamen y siempre me cuesta irme de los sitios.
Vengo de una familia poco tradicional en el sentido más estricto de la palabra. En “mi casa” el sexo nunca fue un tema tabú, podías dibujar en las paredes de tu cuarto, los sitios se sorteaban y la música del coche se elegía por turnos. Una casa en la que expresar tu opinión aunque sea diferente a la del resto del mundo está bien valorado y en la que se discute acerca de cualquier tema porque casi nada nos da igual. Bueno… menos el fútbol… aunque nunca me molestó ver un partido. De hecho es uno de los pocos momentos en los que consigo poner mi mente en blanco. El fútbol, en mi caso, más que el opio del pueblo, es el yoga y creo que puedo decir con la cabeza alta que no soy capaz de nombrar a más de 5 jugadores entre todos los equipos. Si son del mismo equipo ya ni “de coña.”
Me adapto rápido a las nuevas situaciones y a los cambios. Soy muy mimética (para bien y para mal). Si alguien me grita, yo grito más fuerte y luego me siento mal por hacerlo. Tiendo fácilmente al desorden vital, a darle la vuelta al horario de dormir y comer y a la anarquía en general. Hago un esfuerzo constante para no caer en ello aunque de vez en cuando me doy mis caprichos de “desastrismo.” Padezco de un mal bautizado por Rubén como “petardo de mecha corta” o lo que es lo mismo que cuando me cabreo tengo mal genio, aunque es verdad lo que dicen de los perros ladradores…
Tengo un cierto miedo al compromiso económico y a la monotonía; no me veo capaz de firmar una hipoteca, ni de pagar nada a plazos. Tampoco soñé nunca con el día de mi boda. ¿Niños? Sólo con Rubén. Un día me dije que jamás querría a un creativo como pareja y aquí me tenéis más contenta que unas castañuelas. Pero bueno… no es la primera vez que me salto mis propias normas.
Me cuesta mucho guardar secretos a no ser que sea algo de vida o muerte y es importante que me lo especifiquen claramente, mirándome a los ojos y repitiendo en varias las palabras “¡a nadie!”. Odio madrugar, prefiero la noche al día y paradójicamente me gustan más los amaneceres que los atardeceres. Soy curiosa y cotilla. Las dos cosas, para que nos vamos a engañar. Disfruto más la montaña que de la playa y aunque no me encanta correr soy capaz de madrugar para acompañar a mi padre a una carrera popular. Eso sí, de 14km, ¡no paso!
Siempre pensé que no era una persona nerviosa hasta que dejé de bailar a diario y descubrí que había vivido desde los 5 hasta los 22 años drogada por mis propias endorfinas. Así que empecé a tirar de gimnasio por necesidad más que por placer. Me preocupa lo que como a diario pero no voy a negar que la comida basura no me desagrada en absoluto.
En un gran intento por resumir, así me veo a día de hoy y ya tengo curiosidad por saber como seré dentro de seis meses y un año…
8 Comentarios
Me has dejado con la boca abierta, con esa descripcion siento como si te conociera de toda la vida, y segura estoy de que voy a seguir tu aventura paso a paso felicidades por ser tan valiente y decidida
Hola Viridiana. Me has sacado los colores! Sabiendo que te tengo por aquí apoyándome, me esforzaré más para conseguir que este viaje haga más pequeños esos defectos y más grandes las virtudes. Un millón de gracias!!!!
Ya veo que habéis puesto bien la altura de lucía, eres pequeñita, pero no tanto.
Ya queda un día menos para que volváis (consuelos de madre)
Esto se pasa en nada! Hoy Muralla China. Todavía estamos flipando… Más noticias al respecto en breve…besos grandes!
Yo añadiría que eres alguien ADMIRABLE!
Por dentro y por fuera, personal y laboralmente, para lo bueno y para lo no tan bueno, desnuda o vestida, siempre consigues lo que te propones!
No se cómo será el después pero no es momento de preocuparse de eso, si no de aprovechar cada experiencia que seguro que te enriquecerá y hará de ti alguien más grande aún si cabe!
Si algo no te gusta de ti, no lo cambies, porque eres… ADMIRABLE!
(carita sonrojada) (carita sonrojada) (carita sonrojada) Un millón de caritas sonrojadas más…
Una buena síntesis. Ya estoy esperando que llegue rápido el “después”, sea igual o no, que el “antes”.
🙂 Yo estoy deseando que llegue “el durante”, así que coge a tu consorte, dadle vueltas a la bola del mundo esa que tenéis en la habitación y donde pare os unís.