Hablando de suegras para variar
He conocido a auténticos Juan sin miedo que si escuchaban la voz de su suegra se echaban a temblar. Podían tener un pinchazo de bicicleta en mitad de un desierto, sufrir un esguince de tobillo en una travesía y hasta cargar con una luxación de vértebra a 4 días del hospital más cercano. Ninguna de esas experiencias logró frenarlos en sus aventuras, pero si les preguntabas si se irían de viaje con su suegra, les cambiaba la cara. Y es que el asunto “suegra”, puede hacer caer a los más inquebrantables. Tanto es el pánico que sufren algunos, que puede llegar a transformarse en fobia (que se conoce con el nombre de penterafobia).
Aceptémoslo. Reconozcámoslo públicamente: las suegras acojonan (algunas más que otras), pero así en general, imponen. Si no, a ver por qué está lleno el mundillo de historias “en su honor”. Los suegros (salvo contadas excepciones), pueden generar algo de tensión, pero por mucho que lo intenten jamás le llegarán ni al tobillo a una suegra (lo siento si hay algún suegro en la sala, pero esta es una verdad universal). Dicho esto… pongámonos en situación. La fórmula del viaje es la siguiente…
Por si alguien no ha caído, en un viaje como este hay bastantes decisiones que tomar a diario, muchas horas que compartir dentro de un espacio pequeño (el coche), y bastante exposición del bebé a lugares no siempre limpios. Sí, la verdad es que podríamos haber elegido “muerte”, pero nos decidimos por “susto”. Todo habría sido más sencillo en un resort con pulserita en la Rivera Maya, pero entonces nunca habríamos descubierto la solución a la fórmula matemática.
Por muchos kilómetros que lleves a la espalda, una nunca se siente preparada para un desafío como este. Tratas de mentalizarte y darte ánimos. Si ya superaste airosa el encuentro en Tailandia con la familia mochilera, el viaje por Sri Lanka con padres y Colombia con abuelos… ¿qué puede salir mal? Ya perooooo… Sudáfrica con bebé no es lo mismo (te repites en bucle).
Y resulta que vas a Johannesburgo, te asomas a la God’s Window, entras al parque Kruger, haces más de 3.000 km en coche, comes en cualquier restaurante haciendo BLW… y nada. Ni un problema. Ni una mala cara. La cosa no acaba ahí: un niño que toca la arena, que se mete en el agua fría del mar, que duerme con sus padres, que la mayoría del tiempo va descalzo… Tampoco.
Ella solo tiene una máxima que repite de vez en cuando: “Si vosotros así sois felices… Yo os apoyo“. Una máxima que es fácil de decirle a cualquiera pero no tan fácil de llevar la práctica cuando se trata de la vida de tu hijo y de los pies descalzos de tu nieto pisando según qué lugares.
No existe un vínculo tan intenso como el que une a una madre con su hijo. Un hijo crece dentro de ti durante 9 meses y sale de tus propias entrañas. Su superviviencia depende tanto de la madre que los primeros meses, el bebé ni siquiera es consciente de que es una persona diferente a ella. Pero cada día que pasa (y así es cómo debe ser), un hijo te necesita físicamente un poco menos. Hasta que un día, vuela solo.
Viajando con mi suegra por Sudáfrica, aprendí cosas que no esperaba. Aprendí que además de dar raíces y alas, hay que dar calor y color. Calor, apoyando las decisiones. Color, compartiendo esa ilusión con la misma intensidad.
Vaya suegra rara la mía.
Ahora que caes, “algún día tú también serás la suegra de alguien”. Ese alguien seguramente hará las cosas diferentes a como tú las harías porque para eso será otra persona. Los tiempos habrán cambiado, surgirán nuevas tendencias y la vida será de otra manera. Para entonces, solo espero imponer un poco (solo un poco) de acojone y ser capaz de llevar a cabo con la misma firmeza la máxima de mi suegra: “Mientras a vosotros os haga felices… Yo os apoyo.”
4 Comentarios
Mi niña, puede que fisicamente como tu dices, esa dependencia va desapareciendo con la edad en los hijos hacia los padres, pero de los padres hacia los hijos, ni fisica ni emocional, NUNCA desaparecera , ( tu misma lo comprobarás con Koke)
Me encanta tu post!!!!, espero que sigas contando con esta suegra rara tuya y poder acompañaros aunque sea a ratitos en vuestro caminar por la vida…
¿Qué me dices? ¿Qué esto no se pasa con los años? Oh my God, tengo que darle caña a la meditación entonces para no cargarme a todas las novias de tu nieto. Te vas a tener que venir a más viajes para que siga tomando apuntes… 🙂 ¡Nos vemos en na!
Yo tengo suerte con mi suegra porque es un encanto, aunque sé de buena tinta que muchas no tienen la misma suerte que yo. Qué bonito que venga y esté conrtenta por vosotros!
Si partes de esa base ya es buena señal, pero ten en cuenta para el futuro que cuando aparecen retoños mediante… la cosa se complica un pelín (a veces). Este mensaje se autodestruirá en 3,2,1… (ruido de explosión).