Gracias 2017 por ayudarnos a cumplir nuestra promesa
Lo bueno de tener un espacio en el que queda registrado lo que va sucediendo es que de vez en cuando, nos permite mirar hacia atrás y revivir no sólo las imágenes, sino también las emociones y los pensamientos que tuvimos en su día. El hacer balance nos sirve para descubrir que lo que fue difícil entonces, ahora no parece “para tanto”. Que pasaron cosas insignificantes que de repente cobraron mucho sentido y otras tremendas que se desvanecieron sin dejar ni rastro.
2017 ha sido el año en el que hemos dejado de viajar en pareja para empezar a viajar en familia. Ha sido un año de aprender a gestionar la incertidumbre por tres, de ponerle cara a unos miedos desconocidos hasta ahora, pero también, el año en el que empezamos a cumplir las promesas que hicimos desde el otro lado de la barriga y gracias al que hemos podido sacudirnos de los hombros una buena dosis de dudas sobre este tipo de vida.
A principios de 2017, tras varias escapadas por España cuando Koke tenía algo más de 4 meses cumplidos y las primeras vacunas puestas, decidimos que era un buen momento para embarcarnos en el chincheta trip. Un viaje de 9 meses por 7 países de 4 continentes: Tokio, Shanghai, Nueva York, París, Colombia, Sudáfrica y Argentina. 9 meses con 24 horas al día juntos para entender que ahora, el viaje responde a tres puntos de vista diferentes. Personalidades que no son estáticas, que están en continuo cambio, evolucionan, crecen y cambian a ritmos diferentes.
Por eso, 2017 ha sido un año caracterizado por una forma de viajar totalmente diferente a como veníamos haciéndolo hasta ahora y que nos ha permitido pasar por casa de vez en cuando para revisiones médicas rutinarias y encuentros familiares fugaces.
Gracias 2017 por permitirnos un entrenamiento antes de “saltar al vacío”
– Recibimos el año, en Las Palmas de Gran Canaria, estrenando paternidad y con un nuevo logo en el que reflejar la nueva incorporación al equipo. Este primer vuelo corto nos sirvió para descubrir que a un bebé, mientras esté en los brazos de mamá y papá, le da igual si es en la tierra o en el aire. Dos meses después repetimos la operación isleña, esta vez hacia Palma de Mallorca. Donde confirmamos que las molestias de los oídos en despegues y aterrizajes se solucionan succionando (lo que mejor saben hacer los bebés… ya sea en formato teta, biberón o chupete).
– En febrero alcanzamos las 100 tontunas viajeras y decidimos que nos parecía un buen número para recopilarlas todas en un libro. A finales de marzo publicamos tontunas viajeras, el libro (que ya va por la segunda impresión) justo a tiempo para poder presentarlo en las Jornadas de los Grandes Viajes de Madrid, donde participamos en una mesa redonda y Rubén impartió un curso de fotografía creativa.
– Como no tuvimos grandes contratiempos en las experiencias viajeras anteriores, en marzo aumentamos un poco el grado de dificultad embarcándonos en un road trip por diferentes pueblos de España. El resultado fue que llenamos el coche hasta la bandera de cosas “por si acaso” nos hacía falta algo y no podíamos conseguirlo en 500 km a la redonda. Con esta experiencia quedó claro que cuanto más espacio hay para llevar equipaje, más inútiles nos volvemos a la hora de diferenciar qué es lo que realmente hace falta y lo que no y nos sirvió para ir reduciendo poco a poco la lista de cosas imprescindibles para mantener el equilibrio emocional de unos padres primerizos.
– Todavía nos quedaba por solucionar el tema de los tiempos dedicados al trabajo, porque “traviajar” con un bebé no es lo mismo que hacerlo solo. Las horas en las que somos productivos se reducen, hay noches en las que se duerme regular, es más complicado encontrar momentos para sentarse a escribir y cuando los hay, localizar algo de energía para hacerlo. Así es como descubrimos que a partir de ahora, nos teníamos que organizar de otra manera. En abril nos apuntamos a un fin de semana de surf en Galicia y empezamos a practicar la fórmula de trabajar (y en este caso de surfear) por turnos.
Gracias 2017 por traernos el chincheta trip
– El 11 de abril despegábamos al primer destino del chinchetatrip: Tokio. Los miedos sobre si sobreviviríamos a un vuelo largo se disiparon al instante y a partir de ahí, nos enfrentamos a los primeros “total, si no se va a acordar”. En Tokio perseguimos el sakura, aprendimos el protocolo del sushi, nos estudiamos todos los rincones del metro, paseamos entre sus pastelerías y subimos a todos los miradores que encontramos para disfrutar de la ciudad desde arriba. Nos dimos cuenta de que Tokio es un destino ideal para viajar con niños y publicamos nuestra primera guía con todo lo que habíamos descubierto al respecto. Por el camino, aprendimos que no podíamos organizar jornadas de visitas tan largas como antes, pero que viajando con un bebé se abría un nuevo universo para interactuar con las personas locales. Poco quedaba de los protocolarios japoneses que conocimos la primera vez que estuvimos en el país cada vez que tenían delante un bebé kawaii. Así es cómo nació la serie “koketeando con”.
– En mayo volamos a Shanghai, una ciudad que nos había dejado con ganas de más después de una fugaz visita durante la vuelta al mundo de 2013. Fueron unas dos semanas en las que empezamos a verle los beneficios a este planteamiento de viaje, pasando mucho tiempo en un solo destino, con la idea de poder vivir un poco más la ciudad y de no agobiarnos si un día estaba nublado. Si pensábamos que los japoneses habían sido cariñosos con los niños, los chinos saltaban hasta muros con tal de tener una foto con un pequeño lowai y poder tenerle en brazos. De Shanghai nos llevamos una buena dosis de chinifrismos, una nueva inmersión en el verdadero significado de la gastronomía china y una la publicación de otra guía para viajar con niños a Shanghai.
– A primeros de junio fuimos seleccionados para asistir a un blog trip por Eslovenia, donde Rubén pasó una semana entre montañas y paisajes verdes poniendo a prueba sus dotes de deportista, haciendo hiking, canyoning, biking y todo lo que acaba en “ing”… En ese mismo mes, saltamos a Nueva York, que después de los vuelos a Tokio y Shanghai nos pareció un viaje corto. Nueva York es esa ciudad con tantas posibilidades que nunca termina de descubrirse y de allí nació un post tan especial como laborioso: Elige tu propia aventura viajando a Nueva York, donde cada uno podía explorarla en función de sus gustos y necesidades. Por aquel entonces, Koke ya había empezado a comer sólidos y nos hicimos asiduos a los picnics en los parques mientras perseguíamos los mejores puntos para hacer buenas fotos de la ciudad. Aunque Nueva York no es el destino más kid friendly del planeta, los yanquis nos enseñaron la diferencia que existe entre la ciudad y las personas. Donde pensábamos que pasaríamos más desapercibidos, nos encontramos con grandes dosis de diálogos espontáneos, canciones, risas y juegos dirigidos a Koke. Como ya llevábamos unos meses en el camino, publicamos los primeros aprendizajes que habíamos acumulado en la guía para viajar con un bebé y otra específica para viajar con un bebé en avión.
– A finales de julio aterrizamos en París, donde tuvimos nuestra primera experiencia con el intercambio de casas y descubrimos todas las ventajas de viajar por el mundo teniendo un hogar al que volver cada día. Como no era la primera vez que íbamos a París, tuvimos tiempo de visitar lo que hay que ver, pero también de buscar nuevos rincones secretos y de enfrentarnos a una situación opuesta a lo que nos había pasado en Nueva York: París es una ciudad muy bien preparada para recorrerla con niños pero en la que las personas se sorprenden al encontrárselos en según qué sitios. Aún así, y por muchos motivos, nosotros seguimos amando París. A estas alturas del viaje, Koke seguía creciendo y adaptándose con naturalidad a cada uno de los destinos así que poco a poco, fuimos haciendo las jornadas de visita más largas.
– Agosto lo pasamos en Colombia. Hicimos base en Bogotá, donde recibimos una clase de historia y algo más y organizamos una ruta por diferentes zonas del país, manteniéndonos la mayoría del tiempo en altura para evitar los mosquitos. Al viaje se sumaron los abuelos de la criatura, dispuestos a irse al fin del mundo con su nieto. Colombia fue un baño de calor humano, una grata sorpresa gastronómica y un destino cómodo por todas las ventajas (y momentos divertidos) que tiene compartir el mismo idioma. Aprendimos que el mejor café del mundo no necesita leche ni azúcar, disfrutamos de sus sonidos, conocimos la revolución pacífica y cultural que se ha librado en las calles de la Comuna 13 de Medellín, nos perdimos entre pueblos de los que nunca te hablaremos y nos llevamos una enorme cantidad de “momentazos a la orden” que recordar. En Colombia encotramos un país al que nos gustaría dedicarle mucho más tiempo algún día y un destino muy interesante para recorrer con niños. Por ello, recopilamos lo aprendido en esta guía para viajar con niños a Colombia.
– A mediados de septiembre llegamos a Sudáfrica. Prácticamente, nuestro primer contacto con la África negra. Honestamente, poco o nada sabíamos sobre este país y como suele suceder en estos casos, el desconocimiento se traduce en miedo. Nosotros también nos hicimos la pregunta de si Sudáfrica sería realmente un destino peligroso. Sin embargo, después de un road trip en coche con un total de 6.524 km, creemos firmemente que fue el destino que más disfrutó Koke. Entrar en el parque Kruger, o ver ballenas en libertad desde las costas de Hermanus son, probablemente, dos de los momentos en los que más le hemos visto emocionarse en el viaje. Como nos parece un destino muy recomendable para visitar con niños, recopilamos toda la información al respecto en esta guía. Sudáfrica nos dejó además nuestro tercer tatuaje que recordar y los aprendizajes sobre el enfoque de la maternidad de la otra abuela, dispuesta a ponerse delante de una manada de elefantes si eso es lo que nos hace felices.
– En noviembre aterrizamos en Buenos Aires, donde celebramos el primer cumpleaños de Koke con un tremendo baño de tiempo en forma de regalo. Para nosotros, Argentina es como estar en casa mientras seguimos de viaje. Es como empezar a volver pero entre algodones y bien acompañados. Todavía estamos procesando fotos, ordenando notas y escribiendo todos los relatos sobre Argentina. En Buenos Aires hicimos la premier de El síndrome del eterno viajero II, nos enganchamos a los stories de Instagram, nos encontramos con otras familias viajeras, conocimos el movimiento antigourmet y nos escapamos unos días al norte del país donde enloquecimos con “el laburo de la Pachamama”.
– En diciembre hemos vuelto a casa por Navidad. Aunque no vamos a negar que hemos tenido nuestras dudas sobre cómo nos sentaría la vuelta, de momento no lo estamos llevando mal. Esta vez hemos sido capaces de poner en práctica algunos de nuestros propios consejos y por qué no reconocerlo, también ayuda que Koke es una especie de cable a tierra que no nos deja tiempo para lamentaciones.
Gracias 2017 por llenarnos de respuestas
A punto de acabar el año y después de 22 vuelos y unas 70 camas diferentes, todo parece más sencillo que cuando estábamos llenos de interrogantes. Las que teníamos de serie, más las que nos llegaban de fuera: ¿Irse de viaje con un bebé, por el mundo? ¿Y si se pone malo? ¿No se agobiará en los vuelos largos? ¿No va a extrañar su cama? ¿Y el jet lag? ¿Y la comida? Sin respuesta a la mayoría de estas preguntas, decidimos que en lugar de anticiparnos a problemas que todavía no existían nos encargaríamos de solucionarlos cuando fueran surgiendo. Y resulta que lo mejor de todo, es que nunca surgieron.
Justo ahora, a unos días de que se acabe este 2017, es cuando pensamos en todo lo que nos habríamos perdido los tres si hubiéramos decidido quedarnos en casa buscando respuesta a unos miedos que nunca aparecieron.
Por todo esto… gracias 2017. Gracias chincheta trip.
10 Comentarios
Increible!!!! siempre creemos que algo o alguién en algún momento nos va detener, pero ustedes lo hacen mas fácil.
Saludos desde Perú
Hay que seguir mirando hacia adelante como sea. Puedes equivocarte, pero que sea siempre con tus decisiones
Me encanta sister!!!!! Q envidia dais!!!! A ver si t veo pronto!!! ❤❤❤❤❤❤❤ os admiro a los 3!!!!
qué envidia!!!!!
os deseo lo mejor en el 2018. Un beso fuerte a toda la familia
El 2017 ha dejado el listón muy alto. ¡A por el siguiente! Más besos fuertes.
Muchas gracias! Un beso y Feliz 2018 🙂
Que añomás completo, lleno de novedades y aprendizajes. Yo siempre digo que de mayor quiero ser como vosotros
Doy fe que Rubén es un excelente compañero de viaje y que todo lo que acaba en ing le mola (y además se le da bien al jodido).
Que 2018 sea mucho mejor! (y os traiga por Barcelona unos días!)
Rubén es tan asquerosamente perfecto en todo que a veces me da hasta rabia 😛 (y no es coña). Siempre me quedo fuera cuando se inician esos momentos de “critiquemos al marinovio”. Yo en otra vida tuve que ser Teresa de Calcuta porque la que me ha tocado esta vez es la leche.
Muchas gracias por tu comentario y a ver si el 2018 nos junta en Barcelona o dónde sea.
¡Un abrazo grande para ti y para papi mochilero!
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Gracias a vosotros por compartirlo. Que suerte ha tenido Koke con los padres que le han tocao
¡Un abrazo familia!
Nosotros sí que hemos tenido suerte con él. Por aquí seguiremos, aunque ahora vayamos a otro ritmo, sin parar de pedalear. ¡Otro abrazo grande y muchas gracias por tu comentario!