Ahhhh… el tren. ¡Qué encanto tiene este medio de transporte! En tu cabeza, todo empieza con un sonoro “Viajeeeeros al treeeeennnn”. ¿A que sí? ¿A que también lo puedes oír? Seguro que tu “viajeros al tren” suena casi igual que el mío. Que tiene el mismo tono de voz. Eso sí, puede que tú lo oigas más o menos fuerte que yo porque “el encargado” de “llamar a sueños” te pillara más o menos lejos en el andén que a mí. Un billete de tren no es un billete de transporte cualquiera. En el tren pasan cosas. Puedes andar más, hablar más, pensar más… ver más. Te sorprendes a ti mismo contando puentes, casas, postes de luz, montañas… El traqueteo te hipnotiza y el movimiento te mece… hasta que te duermes… Y ahora, nos subimos a un tren chino standard y todo este rollo idílico que he dicho, no vale de nada.

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La aventura de comprar los tickets tiene su aquel aunque, como ya vas prevenido, has hecho que alguien te escribiera en chino lo que quieres para no formar una “resoplante cola” de 40 metros. Algo que traducido viene a ser lo siguiente: Dos billetes hard sleep de Huangshan a Guilin para esta tarde. Respuesta: “no hay”. Primer error (que ya conocíamos): hay que comprar los billetes con tiempo. El problema es que, nosotros nos movemos por impulsos y no nos gusta programar tanto los desplazamientos por si un sitio nos gusta mucho (y nos quedamos) o no nos gusta nada (y nos vamos). “¿Y en hard seat?” “Uno sí… el otro stand”. “¿Y mañana?” “Sí, mañana hay dos hard seat…” “¡Compro!”

Tipos de billete en los trenes chinos:

  • Soft sleep: compartimento para cuatro en camitas bastante apañadas.
  • Hard sleep: pasillo con con divisiones de seis literas en las que puedes ir echado y dormir.
  • Hard seat: asientos enfrentados de a 4 o 6 en los que suelen ir 6 o 9.
  • Stand: pues eso… de pie.

Así que toca hacer noche en la ciudad de Huangshan en un hostel en el que la habitación cuesta 8€ y que no está nada, pero nada mal. Al día siguiente te das un paseo por la ciudad (que no pensabas ver) y comes más que bien en un par de puestos callejeros. Tan contento… te vas a la estación y… empieza la aventura. 18:00 De primeras, ves una estación llena de gente y y la cantidad de enseres que llevan consigo: varios bultos y bolsas de comida para el tren. Tú también vas preparado con tu mochila y tus noodles. Perfecto, metástasis máxima. El tren va con un poco de retraso así que te sientas tranquilamente y empiezas con tu mayor hobbie cuando viajas: observar. Ves que en plena estación, hay un enorme surtidor de agua caliente donde la gente “pone a punto sus noodles” y donde pocos minutos después… una afligida madre lleva a su hija de dos años a que haga pis allí mismo porque… no sé… el baño le pillaba un poco a desmano… desgana o lo que sea. Ves cómo la gente también te observa porque, seamos sinceros… una rumana y un sueco bajito con ojos azules no son muy  habituales por aquí. También ves cómo te hacen fotos con sus móviles “sin que te des cuenta” y cómo claramente hablan de ti. Como tú lo haces de ellos y es… ¡Uy… que llega el tren!

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19:04 Miras el billete… miras la puerta… miras el billete… miras la puerta… y sigues a todo el mundo, no vaya a ser que la líes parda y aparezcas en Beijing de nuevo. Y allí está. Delante de ti. Un tren con “bien de solera” y muchos años encima. Entras al coche 11 y vas hasta tu asiento de 6 en el que te esperan 4 chinos: una china que en cinco horas no dirá miau, ni se moverá ni nada, otro que sabe algo de inglés y quiere demostrarlo en público y dos chicos que se alternan para sonreír no sabemos porqué. Según pasa el tiempo, la gente va pillando confianza… y posturas imposibles para dormir. 20:37 Hace frío. Mucho. La gente empieza a coger los protectores del asiento para la cabeza y se los pone en los brazos. Empiezan a calentarse los noodles… y tú también. A eso de las 21:18 nos ponemos a jugar a un improvisado S.O.S. y somos la sensación. 7 chinos nos rodean y siguen la partida con máxima expectación… incluso “se ponen a ayudarnos”. 22:45 Nos comemos una especie de maltesers baratos que hay por aquí (ofrecemos y nadie quiere) y a eso de las 23:30, llegamos a Yingtan. Hay que coger otro tren que llega a las 00:10. Como ya controlamos, vamos muy confiados. Aquí está nuestro ticket… el anden… subir… y… “¡¡¡la leche!!!” ¿Qué es esto? Cien mil chinos con sus cien mil cosas y comidas donde sólo caben 50 españoles. Este tren está muy vivido. Vamos, que viene de lejos. Te diriges a tu asiento esquivando “de todo” por el pasillo. Llegas y, donde debería haber 4 chinos y 6 asientos, hay 8 chinos, una enorme maleta y un cubo. En tu sitio, una madre con su hija de 10 años encima y un parche en el ojo te mira como si nada. Le enseñas tus billetes… intenta cogerlos para “comprobarlos”… te dice algo en chino y sigue tal cual. Tú le vuelves a decir que son tus asientos y que vaya a los suyos (que no tiene claro, porque va en modalidad “stand”)… vuelve a decir algo en chino y nada. Entonces, optas por usar su misma e infalible táctica: hablar en español. Al final, se levanta y se va rechistando en perfecto mandarín (en medio de la maldición oímos varias veces la palabra “lowai”). Nos malsentamos como podemos. A nuestro lado un chico bastante largo y enfrente, una chica de 20 años sentada sobre su novio, un niño de 12 años que se va a dedicar a comer y dormir todo el viaje, una señora y su hija. Bien… ¡ya estamos todos! 00:25

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Si antes hacía frío, ahora hace calor. El pasillo va lleno de gente. Los noodles van y vienen como los carritos de “tienda y comida a bordo” que pasan voz en grito cada 10 minutos. Puedes pedir fruta (con bastante buena pinta), patas de pollo envasadas al vacío, noodles, una preciosa réplica del tren, un collar de perlas aspirantes a imitación, etc. 01:47 El calor te consume por dentro y eso se nota por fuera. Sudas a máximo rendimiento, pero no quieres beber mucha agua porque no tienes “ganas de ir al baño”. Afortunadamente, cada 20 minutos pasan con una bolsa a recoger basura porque la cantidad de deshechos que se genera es increíble. Nuestras cabezas luchan contra la gravedad y el espacio para poder dormir 15 minutos seguidos. 02:30 El tren para cada 30 kilómetros ya sea en una estación o en medio de la nada. Estamos en el tren con menos preferencia de toda China y tenemos que esperar a que todos los trenes que van por nuestra vía pasen primero. 04:56 paramos de nuevo y sube más gente que, claro… se queda de pie. Ahora mismo, ir al baño sería como hacer una escalada de tres horas en la Pedriza. 06:13 hora de que todo el mundo se prepare unos noodles. 08:41 aún quedan 5 horas y no vemos el final. Nuestras piernas tampoco. No nos podemos mover. Somos cual embarazadas reteniendo líquidos en el octavo mes. Cada pie tiene su lugar exacto en el suelo, menos el de la señora de enfrente que pone los suyos (y sus uñas negras como el culo de un escarabajo) en tu asiento. A veces a un lado… a veces en tu entrepierna. 11:24 Esto no puede estar pasando. 12:45 Odias el tren y todo lo que significa 13:21 Te acuerdas de Mao. 14:02 La señora de enfrente pasa a ser la persona que más odias y odiarás en tu vida 15:45 Se supone que ya deberíamos haber llegado… pero al parecer no. 15:52 Te preguntas qué haces aquí 16:14 parece que sí… que ya estamos en Guilin. Todo el mundo se prepara. Dejas tus sitios que son ocupados antes de que levantes el culo del asiento, coges tus mochilas… empiezas a esquivar personas, animales y cosas y llegas (con dificultad) a la puerta. 16:23 el tren se para de repente. 16:57 seguimos aquí, al lado de la puerta, en plan tetris… con las mochilas colgadas. 17:04 parece que esto se mueve de nuevo. 17:19 por fin… por fin llegamos a Guilin. Fin de la experiencia.

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23 horas después, te acuerdas de una parte del texto de “El síndrome del eterno viajero”:

Ir de ciudad en ciudad… de pueblo en pueblo… Moverme de un sitio a otro como la gente de aquí y en cualquier medio de transporte, hace que me sienta… menos de paso. Cuando era pequeña, odiaba cualquier trayecto en autobús de más 50 kilómetros de distancia. Ahora, hago viajes de 14 horas como si nada. En autobuses sin baño que paran de repente en un maloliente bar de carretera y luego no lo hacen durante las siguientes 5 horas. Con asientos que no paran de moverse o que no se reclinan lo suficiente. Sé, que como plan suena fatal, pero me gusta. Me gusta vivir esto desde dentro. Cuando te sales un poco de lo habitual… de las rutas y caminos marcados… cuando te pierdes… es cuando te pasan cosas y cuando conoces un país de verdad. Es mucho más cómodo ir de una ciudad a otra en avión… pero no te pierdes tú, te pierdes todo lo que pasa a tu alrededor.

Y sí, sin duda un viaje así… es algo que recordar para poder contar (de hecho, ya lo está siendo).

10 Comentarios

  1. Vaya experiencia.

    Nosotros hemos cogido el tren en muchos sitios, el peor intento fue en Egipto, se montó tal follón al subir que decidimos ir en otro medio de transporte.

    Saludos viajeros

  2. Muchas gracias!!! El problema es que voy con mis padres y mi tía… Es la primera vez que van de mochileros y meterles en tantas horas en hard sleeper. Ojalá les pueda convencer jaja. La idea es hacer todos los trayectos en avión para no perder tiempo, pero están muuuuuuuy caros! Gracias de nuevo y saludos

    • Id en hard sleep. De verdad que se va bien y no es muy caro. Pide down para ellos y up para ti si hace falta. La experiencia vale la pena. Se viven muchas más cosas que viajando en avión. Puede que al principio les choque un poco… pero lo valorarán y no es nada traumático.

      • Gracias! A ver si podemos alternar un poco para ellos y un poco para mi. Queremos ver mucho en poco tiempo y viajando todo en tren perderíamos días. Además en 21 días por China me cansaré de oír a mi padre decir: “¿pero dónde nos metes hija?” ¡Mil gracias! Y disfrutad del viaje a tope!

        • jajajaja!!! Por favor cuentanos la primera anécdota que os pase en la que tu padre te diga la frase 🙂 Disfrutad vosotros también y cuenta con nosotros si os surgen dudas en algún punto. Seguimos en contacto con la gente que conocimos en China y son muy apañados.

  3. En unos días me voy a China. No paro de leer experiencias como la vuestra en “hard Seat” y cada vez me entran menos ganas de vivirlo. Pero, claro, también voy justa de presupuesto. ¿Hay mucha diferencia con el “soft sleep” de precio y posibilidad de encontrar billetes? ¿Repetiríais aún sabiendo que perdéis el día siguiente por culpa del “mal cuerpo que se os queda” ? Muchas gracias y feliz viaje!!!

    • Hola Ana… gracias por preguntar y viajar con nosotros. No hace falta ir en soft sleep. Si te lo puedes permitir, viaja en hard sleep. La diferencia con el hard seat es enorme y vas a ir más que bien. Son dos filas de literas sin puertas, pero podrás dormir y mantener intacto tu espacio vital. Si puedes comprar los billetes con un poco de tiempo, mejor (pero nosotros tampoco tuvimos mucho problema con eso). El truco? Hacer que alguien te escriba en chino lo que quieres exactamente. Ej: 1 billete en hard sleep de Hangzhou a Guilin para el 5 de septiembre por la tarde. Algo así es suficiente. Como mucho te preguntarán qué hora quieres… te lo enseñan en la pantalla y ya está. Para cualqueir duda en viaje… escríbenos por mail si lo necesitas.

  4. La lectura de vuestro blog, me hace sentir tanto lo que contáis, que hoy me siento agotado y me duelen los músculos del largo viaje en tren.

    • Eso seguro que tiene más que ver con alguna maratón de esas que tu corres o con el reciente Camino de Santiago 🙂

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