Llega un día en el que estando en El Yunque y pasados los cuarenta, plantas tu primer árbol (sin contar los que hayas podido plantar en el pasado tirando “huesos” de melocotón por la ventanilla del coche) al mismo tiempo que tu hijo de 16 meses y medio. Y claro, te paras a pensar.
Nota: vaya por delante que este artículo no pretende molestar a nadie ni ir en contra de lo establecido gratuitamente. No es la intención sentar cátedra de nada ni dejar ese amargo poso en plan “lo mío vale, lo tuyo no”. Sobre todo, porque la idea es hablar de nuestra experiencia y punto de vista. Además, no sabemos cómo es criar a un hijo de otra manera porque Koke es el primero que tenemos y desde que nació, le estamos ayudando a ser mayor utilizando el modo “viaje”. De ahí, las siguientes reflexiones, percepciones, apreciaciones y derivados…
“¡Dejad de viajar!”
Todo empezó con un “ahora que vais a tener un hijo dejaréis de viajar, ¿no?” a lo que respondimos cosas como: “después de lo que hemos vivido, visto y aprendido por el mundo… ¿cómo no vamos a querer que él tenga lo mismo?… ¿Por qué querríamos meternos de nuevo en una oficina 12 horas al día para ganar dinero con el que poder pagar a alguien que le cuide pudiendo estar todo el día con el?”. Además, resulta que antes de nacer, le prometimos que le regalaríamos el mundo.
Después vino el “¿Por qué viajáis con él tan pequeño? Total, si no se va a acordar” a lo que contestábamos reflexiones como: “bueno, puede que no se acuerde de que fue al Parque Kruger en Sudáfrica con 11 meses pero, algo queda” y “Bueno, si no se va a acordar por ser pequeño… ¿Por qué llevarles a casa de los abuelos los domingos? ¿Por qué hacerles fiestas enormes por su primer cumpleaños? ¿Por qué darles besos?… Total, si no se va a acordar”.
Pues bien, de los creadores del “ahora que vais a tener un hijo dejaréis de viajar, ¿no?” y “¿Por qué viajáis con él tan pequeño? Total, si no se va a acordar” llega… (redoble) “¿Y qué vais a hacer cuando lo tengáis que escolarizar? Dejaréis de viajar, claro”.
Lo primero que se nos viene a la cabeza a día de hoy cuando oímos esta nueva secuela de “frases para hundirnos un poco que no te hemos pedido ”, es que aún quedan prácticamente cinco años para ese momento. Si pensamos en dónde estábamos cinco años atrás y todo lo que ha pasado desde entonces, nos entra una risa floja que no te puedes imaginar. Nos ha cambiado tanto la vida, que plantearnos con tanta antelación y certeza lo que haremos en el futuro, nos parece utópico. A ver… ¡si apenas sabemos dónde vamos a dormir dentro de tres días!
Lo segundo que no podemos evitar pensar, es en por qué hay tanto interés en que dejemos de viajar. Tiene que haber una explicación para ello, pero no acabamos de tener una respuesta definitiva. Se admiten comentarios al respecto desde ya. Probablemente tenga mucho que ver con lo que comentábamos en nuestro artículo “Enfréntate a tus propios temores porque tuyos son”.
Koke
“Cuando Koke nació, lo primero que le dije fue: qué suerte tienes. Y lo sigo pensando”.
Ahora que llevamos algo de tiempo juntos y ya le vamos conociendo un poco, podríamos asegurar (subjetivamente y sin rubor a equivocarnos), que es una pasada de personita. Por otro lado, y ya de una forma más objetiva, se trata de un niño muy despierto, inteligente y curioso. Con carácter. Apasionado, sensible y muy tenaz. Bueno, vale, sí… puede que todo eso y más, sea lo que tanto subjetiva como objetivamente, todos los padres vemos en nuestros hijos. Es comprensible e incluso necesario.
El caso es que según llega a cualquier lugar, no tiene ningún problema en irse de nuestro lado diez o veinte metros (sin perdernos de vista del todo) para hacerse con el espacio acercándose a cualquier persona y metérsela en el bolsillo. Intentando relacionarse a las primeras de cambio. Señalando. Intentando hablar. Todo, sin parar de investigar, tocar y probar.
En cualquier caso (y este es el motivo de este post), después de haber llevado a Koke a lugares como Tokio, Shanghai, Nueva York, París, Colombia, Sudáfrica o Argentina y estando en Puerto Rico, puede que no fuéramos conscientes al 100% de lo bien que le sienta el viaje (aunque lo supusiéramos).
Anécdota: yendo en el ferry de Fajardo a Vieques, Koke se gira y se “pone a charlar” con una pareja mayor que teníamos detrás. Al poco rato, la señora nos dice…
“Este niño es feliz, se le nota en la cara”.
Uno no sabe cuánto de su personalidad le ha sido dada genéticamente, cuánto por su propia persona, cuánto por la educación puntual y cuánto por el viaje. El caso es que cuando ocurren cosas de este tipo, que nos llaman más la atención de lo normal, se lo otorgamos a lo que está viviendo viajando. Puede que estemos equivocados. Puede que no.
“Los niños necesitan rutina”
Esa es una frase que siempre habíamos oído y que dábamos por cierta. Una frase ancla, que nos imponía cierto miedo frente al viaje. ¿Y si el tercer viajero no podía dormir por estar siempre en un lugar diferente? La rutina de Koke, es que no hay rutina. Ningún nuevo lugar le da miedo o le parece extraño. Después de cada siesta se despierta en un sitio diferente y no se asusta porque solo con vernos allí, sabe que todo está bien. Su vida es movimiento, novedad, improvisación y sorpresa.
Si un niño siempre tiene una luz encendida para dormir, el día que esa luz falta, su sensación tiene que ser la de que “algo va mal”. Si se pierde su juguete favorito, el mundo se para. Si no hay tele de cuatro a cinco, problemas. Pero ¿y si no hay “nada” (más allá de comer y dormir) a lo que ponerle horario y costumbre?
Todo sea dicho, no somos tan pretenciosos como para pensar que esta forma de vida es la correcta. Ya vamos pensando en el lado negativo que una constante de estímulos puede tener. ¿Cómo puede afectarle a alguien que está acostumbrado a que cada día sea diferente que eso no sea así? Bueno, de eso habla un poco nuestro cortometraje “El síndrome del eterno viajero II (la vuelta)”. De la eterna búsqueda de equilibrio entre lo que uno tiene y lo que uno anhela. De la lucha entre mi yo casero y mi yo viajero. El caso es que, una vez más, los niños se adaptan mejor a los cambios que los adultos. Para una persona ya con la vida medio encarrilada, ese tipo de cambios vitales en los que te replanteas muchas cosas que te han cambiado por dentro frente a las que te rodean, “no son para niños”. Por eso, cruzamos los dedos y esperamos que todo esto, sirva de algo. Prometimos regalarle el mundo y puede que lo que estemos haciendo, sea regalarle un “fondo de armario” vital con el que poder enfrentarse a pequeños micromundos (una clase, un barrio, una ciudad). O al menos, eso queremos pensar.
El Yunque
En el bosque nacional de El Yunque, hemos vivido una de esos momentos ajenos a su personalidad y a nosotros, que nos ha dado bastante que pensar (tanto, como cuando tuvo pingüinos o elefantes en libertad a menos de tres metros en Sudáfrica, cuando le llevamos al Museo de Orsay de París o al Parque Explora de Medellín). Una increíble reserva natural que es motivo de orgullo más que justificado para los puertorriqueños ya que tiene una gran biodiversidad con por ejemplo, 225 especies de árboles, enredaderas y helechos; 11 especies de mamíferos nativos o 5 especies de mamíferos exóticos. Este bosque subtropical que es el lugar conocido del mundo en el que más llueve y cuyo núcleo aún se encuentra en estado primario, fue literalmente arrasado por el huracán María. Después de varios meses cerrado, se están empezando a abrir algunos caminos para que pueda ser visitado de nuevo pero, sobre todo, se está produciendo una importante labor de reforestación por parte de empleados y voluntarios.
Nos pareció una buena idea la experiencia de hacer ese pequeño voluntariado para conocer de primera mano cómo está la situación a día de hoy y poder plantar unos cuantos tabanucos (especie endémica de El Yunque). El caso es que, “ya con las manos en la tierra” y viendo la cara de Koke (que parecía entender perfectamente lo que estaba sucediendo), nos volvió a parecer, que íbamos por un buen camino. Un camino más difícil, más inestable, más imprevisible… pero, como cuando uno hace un treking de tres horas para ver una cascada, con premio final (o puede que ya presente). Además, nos reafirmamos en la idea de que más que perseguir lugares, tenemos que perseguir experiencias. Aprendizajes que también están en los libros, pero que se pueden observar en su estado natural.
Y ahora dinos, qué responderías tú a la pregunta de ¿qué pasará cuándo lo tengamos que escolarizar?
Bola extra
Esto es para el que se está pensando viajar con niños pero le da miedo (lógico) por la carga de responsabilidad que conlleva lo desconocido. Es para todo el que piensa que viajar es uno de los mayores regalos que uno le puede dar en la vida a un hijo, pero no sabe qué responder a los continuos comentarios y temores proyectados de otros. Es para ti, que buscas en lugares como este un poco de apoyo para cargarte de razones y convencer a tu pareja. Para ti también, que necesitas ese último empujoncito para lanzarte porque viste una familia viajera hace un par de años en Vietnam y prometiste que algún día harías lo mismo. Para todos vosotros: regaladle a vuestro hijo o hija el mundo y regalaros la oportunidad de verlo en directo y de saber que le estáis dando algo que no se puede comparar y que no está en los libros. Algo, que tanto para ellos, como para vosotros, os va a unir más y os va a acompañar siempre. Venga… ¡a plantar niños por el mundo!
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16 Comentarios
Me encanta tu blog lo descubri en la mañana y desde ahi no he parado de leerlo estoy impresionada.
Espero pronto puedas dar una vuelta por el mio.
https://tulumers.com/
Gracias Samanta. Esperamos que te quedes viajando con nosotros mucho tiempo. ¡Un abrazo!
Estuve en el Yunque cuando tenía por lo menos 8 años, en un viaje con mis padres. Me ha encantado re-leer (si, no era la primera vez) la relación con Koke, y esos sentimientos en un mismo lugar. La sociedad no está hecha para la envidia, aunque muchas veces se inunde de ella, y ya te digo que muchos querrían estar en vuestro lugar. Viajar es lo mejor que podéis hacer, por los 3, y estoy seguro que os lo agradecerá en varios años. Ah, y enhorabuena por el síndrome del eterno viajero. Fan.
Bueno… no sé si tanta gente querría hacer esto. Lo que sí sé es que a nosotros nos llena y nos funciona. Ya vamos viendo cómo el viaje entra en él y eso, nos parece fantástico. Esperemos que cuando sea mayor le parezca bien (no hace falta que nos de las gracias).
Envidia, sana envidia de las sensaciones que le estais dando a vuestro hijo. Cuando llegue la hora del cole seguro que encontrais la fórmula correcta, la sentireis dentro vuestro. Sea en el lugar que sea.
Y como bién decís, los niños se adaptan mucho más rápido que los mayores. Felicidades y continuar hasta donde os lleven vuestros deseos. Una abraçada.
Teneis toda la razon en que parece que incluso tu gente, no acaba de asimilar el viaje continuo, las ganas de no amarrarse a un sitio. Es lo mejor que estais haciendo, porque lo estais haciendo a vuestra manera, sin hacer daño a nadie y haciendo feliz y aportando mucho a Koke (y a los que os leemos) Además, dicen que “No le cuentes tus sueños a quienes no van a apostar por ellos. Cuéntaselo a quienes ya sabes que creen en ti.” Y es totalmente cierto, así que seguid contando todo como hasta ahora, para seguir inspirando a muchos padres de muchos Kokes. 🙂 Y enseñando a Koke a que ser y actuar diferente, en este caso, es un gran regalo, que nadie le convenza de lo contrario
Ahí estamos Eva. Con la intención de poder ayudar y dar ánimos a otros que vengan por detrás como nosotros nos hemos inspirado en tantas familias viajeras que nos hemos encontrado por el mundo ☺️ #seguiremos
Si Koke llega a estar escolarizado en un cole convencional será el que lo ha experimentado, el que conoce el lugar insitu, el que ha vivido la historia. Pero lo mejor, será un niño de los más respetuosos, de los más resolutivos, de los más solidarios, de los más alegres,… Y parte de ello se lo da el viajar.
Yo lo tengo claro 🙂
Eso imaginamos Loli. Cruzamos nuestros fingers de pollo y esperamos que así sea! #muac #muac #muac #muac
No creais que lo de “vais a dejar de viajar” es exclusivo de ser padres, parece que hay cierta envidia. La semana que viene cumplo 30 y ya he oído algun comentario con rintintin de mi grupo de “a ver si a ti con la crisis de los 30 te da por quedarte en casa” (y eso que son amigos!)
A mi me parece genial el modelo que esttais siguiendo y como siempre, espero seguirlo algun dia
Yo no puedo añadir mucho más a lo que comenta Javier, estoy 100% de acuerdo!
Hace un par de años tuve un alumno de esos “suertudos atípicos” que había estado meses recorriendo el mundo con los inconscientes de sus padres! Sam era curioso, socialmente genial, jugaba a buscar y descubrir cosas por el patio, no necesitaba juguetes para pasarlo bien, razonaba y no solo contestaba preguntas sino que también las planteaba.
Sam fue el que antes de partir yo a mi viaje de 6 meses por el mundo me explicó que en Myanmar estuvo en un monasterio comiendo junto a los niños de una hoja de plátano en el suelo. Me dijo que le parecía un poco asquerosillo pero que se comió toda la comida. Créeis que algún compañero suyo de la clase de 2º de Primaria sabía que era Myanmar??
No sabemos cómo será Koke si algún día decidís escolarizarlo, pero tenéis muchos tipos de escuelas dónde elegir y seguro seguro seguro, sea como sea él, es que será un niño flexible y con capacidad de adaptación porqué eso lo está demostrando cada día con solo 16 meses y medio.
Un beso muy fuerte familia y a seguir el camino que os dicte vuestro corazón y vuestra conciencia!
Esa es nuestra esperanza porque lo hemos vistos en muuuuuchos otros niños viajeros. Espero que se cumplan tus buenos deseos y que estés por aquí para verlo ☺️ Un beso y gracias por los ánimos!
Creo que no deberíais darle importancia a esos comentarios, ni intentar responder a preguntas estándar. La mayoría de la gente y, sobre todo, los padres de esta sociedad cortada con el mismo patrón quieren sentirse mejor metiendo en el mismo saco a todo el mundo con todos sus hijos. Si te sales de lo que es “normal”, ya “debes” plantearte cómo llegar a serlo, si no, eres un bicho raro.
Créeme, los que más preguntan son los que más dudan de su propia actitud.
La educación de un niño no es sólo la establecida por esta sociedad. No le enseñan a resolver por sí mismos. No le dan la opción a elegir. No le enseñan a pensar… Y eso es triste.
Por eso, lo que vosotros estáis haciendo con vuestro mini héroe es muy valioso.
¡Le estáis dando la oportunidad de crecer en el mundo! Seguid disfrutando de ese presente como diría Tolle y sentiros afortunados de poder compartir experiencias en familia. Ojalá hubiera más familias como vosotros y menos escuelas…
No creas que le damos tanta importancia. El caso es que, por lo de hacer algo fuera de lo común, parece que hay que estar dando explicaciones y/o justificar que no estamos locos más de la cuenta. Pero lo llevamos bien ☺️ Seguiremos a tope!!!
El día que lo tengáis que escolarizar, si lo hacéis, lo que pasará grosso modo será que será el más avispado de la clase, tendrá respuestas a preguntas que seguramente ningún niño de su edad se habrá planteado y, como niño que será, cuando estás preguntas surjan en clase, en el mejor de los casos estará con la mano levantada esperando su turno y “en el peor” de los casos, como sea un poco impetuoso, responderá. Una y otra vez. Hasta os llamarán a capítulo, de buenrollo pero a capítulo, para deciros que es asombroso la percepción que tiene sobre muchas cosas y su ganas de querer saber, razonar, etc, etc … pero, que tiene que darle una oportunidad a sus compañeros a responder …. o_O
Vais muy bien encaminados para permitirle crecer sin los corsets de la educación reglada española. Yo en vuestra situación no me lo pensaría.
Quizás no hace falta llegar a los extremos de “Capitán Fantástico” (si no la habéis visto, hacerlo) pero la línea que seguís me parece muy acertada.
Más que qué hacer, nos planteamos cómo le puede afectar. Que luego todo le parezca aburrido y tal. Pero bueno, esto que está viviendo nos parece muy enriquecedor para él así que, veremos! No sé si en lugar de capitán quedará en sargento la cosa jajaja