Una de despiste

Como padres primerizos en viaje, os sentís como un malabarista al que le iba bien lanzando tres naranjas al aire pero que, ahora, con una piña y un plátano más, la cosa se le complica. Hoy, como curiosa novedad, los tiempos de despertarse, desayunar y demás, van mejor de lo previsto. Sorprendentemente, estáis casi listos y a punto para salir a eso de las 10:00. Mientras tanto, echas un vistazo por la ventana y… llueve. “Pues muy bien, ¿no?”. Habrá que hacer cambio de planes para variar. Tendréis que ir con carro porque tiene protección para la lluvia e ir a algún museo como el Metropolitan o el MoMA y ya, después, si mejora el tiempo… “ya veremos”. Al final vais al MoMa ya que os pilla cerca de la estación del tren. Una vez fuera, como ha dejado de llover y el pequeño quiere comer, paráis en el Magnolia Bakery del 1240 de la 6ª Avenida y os hacéis fuertes en la terraza para comeros un par de muffins.

Aunque empieza a chispear, vosotros seguís dándole al muffin y el niño a la teta. Como si con esa indiferencia pudierais esquivar la lluvia, aguantáis cinco minutos más. Justo hasta que las gotas se transforman en semidiluviouniversal. Recogéis todo como podéis y os metéis bajo un enorme pasaje cubierto entre edificios. El pequeño se queda mirando alucinando con la fuerza de la lluvia. Probablemente, hasta ahora, eso sea lo que más le impresiona de Nueva York. Entráis en el MoMA que, como esperabais, no defrauda. Incluso al pequeño le gusta ver tanta cosa rara con mil colores. Al salir, y casi milagrosamente, el tiempo es totalmente distinto. Hay un sol increíble y como no es muy tarde, os decidís a subir al Empire State.

Después de una cola no muy larga, os metéis en el ascensor para subir hasta el mirador que está en la planta 86. Un espectáculo de música y luces se convierte en, sin duda alguna, la mejor experiencia vivida en Nueva York para el pequeño. Boquiabierto, mira hacia arriba y a vosotros, como no creyéndose lo que está ocurriendo. Una vez salís al exterior para contemplar las increíbles vistas, se duerme al instante.

A pesar de todo, estáis un buen rato y al bajar, ya que tenéis la estación al lado, os volvéis de nuevo “a casa”. Al salir de la estación en New Jersey, os sorprende un mercadillo de discos antiguos y alguna otra actuación. Mientras tanto, el fotógrafo que llevas dentro se intenta aliar con los designios de un bebé y, se te ocurre que…

 

1- Si al día siguiente salís muy tarde, podéis ir primero a la Estatua de la Libertad para aprovechar luego el atardecer en el Puente de Brooklyn.

 

2- Si conseguís salir pronto, podéis ir al Puente de Brooklyn primero para ver Manhattan con buena luz de día y luego a la Estatua de la Libertad a medio día para volver pronto y no meterle tantas horas de paseo al pequeño.