Decisión tomada y billetes comprados. ¡Qué emoción! Qué alegría cuando ves en el email el comprobante de la reserva del vuelo. Un vuelo con ida pero sin vuelta. “Bueno pues ya está hecho”. “Entonces, ¿nos vamos?” “Nos vamos. Ya no hay vuelta atrás”. Y así, te quedas unos segundos en silencio, con la sensación que da el saber que un vuelo es más vinculante que firmar una hipoteca. Porque pase lo que pase, ese día, a esa hora, tienes que estar en el aeropuerto.
5 minutos más tarde ya estaba mandando un email a mi familia. La emoción me pudo y a las 2h de la mañana no era plan de llamar. Lo tengo más fácil que otras personas para dar una noticia como esta. Mis padres, los verdaderos maestros de “carretera y manta”, aplaudieron la decisión. Nos perdimos las reacciones en directo, pero las tenemos escritas para siempre:
- “Me enorgullezco de que hayáis tomado esta decisión: el espíritu de todos los que le rodean se ensancha a cada paso del viajero”. (Pablo, mi hermano. Tan poético como siempre).
- “Engrasa la lengua para mañana. No te olvides de echar agua, porque hay tema como para una maratón” (Mi padre. Runner en su tiempo libre).
- “Este país no se merece que nuestros jóvenes se queden aquí con contratos de esclavos. Me parece genial vuestra aventura, espero llegar a la jubilación con energías para poder hacerlo.” (Mi madre. Activista y enfermera).
- De Paloma, mi hermana, no tengo email porque luego le echamos muchas horas al tema en vivo y en directo.
Rubén, más maduro en la vida fue capaz de proponerse esperar para dar la noticia en persona durante 1.. 2.. 3 días y al cuarto, se le olvidó la madurez y llamó por teléfono porque no podía más. Imaginaos las respuestas con acento canario y estaréis más cerca de la realidad.
Su madre dijo algo así como “Ah… pues muy bien” a lo que Rubén respondió “Claro… total, sólo es un año” y a lo que ella replicó “¿Cómo que un año?”. “A ver… ¿Cuánto crees que se tarda en dar la vuelta al mundo?” y ella… “Ay nene, bueno, bueno… tú sabrás”. Su hermano Rober (13 años menor que él) vino a decir “Estás fatal” y cuando Rubén le siguió contando el plan y el recorrido dijo “Ah… ¿Que es en serio?”. Su abuela contestó “Muy bien me parece… eso sí, yo conocí a una señora que lo hizo ella solita hace 30 años ¡y en furgoneta!”. Como siempre… la yaya descolocando.
A la hora de decírselo a los amigos teníamos ganas de contárselo a todos de golpe, pero lo hicimos poco a poco y por grupos. La reacción siempre fue de apoyo total y de “cierta envidia”. Es algo que da que pensar. Todo el mundo quiere hacerlo, pero no todo el mundo “toma la decisión”.
En el trabajo… la cosa era un poco más delicada. Por aquel entonces, trabajábamos juntos en una agencia de publicidad. Una agencia que era el otro gran sueño de nuestras vidas. Un sueño al que hay que dedicarle mucho esfuerzo y mucho tiempo… más o menos toda la vida. Aunque los socios de Rubén ya lo sabían desde febrero, el 6 de mayo fue el día elegido para contarlo al resto de la agencia. Para decírselo a las 17 personas con las que convivimos 10 horas al día y que nos arrancaban una sonrisa nada más entrar y una o dos cervezas al salir. Les dijimos que en lugar de retrasar más lo de la vuelta al mundo, habíamos decidido hacer un pequeño paréntesis de un año para coger fuerzas, fotos, anécdotas, amigos, vídeos, experiencias… La relación es tan cercana que hace tiempo que había trascendido lo meramente profesional y bueno… no fue un momento divertido, pero nos sentimos muy apoyados.
Gracias a los unos y a los otros. Gracias por entendernos y alegraros por nosotros aunque en el fondo, estéis un poco tristes al saber que no vamos a vernos durante un año. Eso sí, tenemos una buena noticia y es que…
La mayoría de los viajeros coincidimos en que a los grandes viajes va una persona y vuelve otra. Y dicen que la que vuelve suele ser mejor que la que un día se fue.
2 Comentarios
Cuánto me gusta el último párrafo resaltado en negrita.
¡Madre mía! Que duro es lo de releerse cuando pasa el tiempo. Cambia la manera de expresarse, cambian las opiniones… Es como lo de oirse la propia voz grabada. Da mucha cosita 🙂 Aunque en este caso y eso que ya han pasado unos 4 años de este post, sigo pensando lo mismo que dice esa negrita.