Tenemos un bebé… que sea lo que Dios quiera

Con un bebé de casi siete meses, todo parece complicarse un poco a la hora de irse de vacaciones relativamente lejos. Además, tenéis que aguantar comentarios del tipo “a ver si va a ser peligroso”, “viajar con niños no se puede” o “total, si no se va a acordar”. El caso es que hace poco, leíste un artículo en un blog (al que llegaste no sabes muy bien cómo), que te animó a alzar un pañal al viento para decir con cierta convicción: “¡nosotros también tenemos derecho a viajar!”. Elegís Nueva York porque ya lo conocíais y os encanta. Es, sin duda alguna, una de esas ciudades a las que volver una y otra vez.

Aunque el bebé es ferviente lactante, habéis empezado a hacer Baby-Led Weaning (alimentación autoregulada por el bebé) con lo que tenéis clara una cosa: además de por el ahorro, lo ideal es buscar una casa con cocina para poder desayunar y cenar allí manchando a granel sin ser vistos ni señalados. Encontráis un piso bastante apañado en New Jersey que, según dice el dueño, está bien comunicado con Manhattan con un tren llamado PATH que te pone allí en 20 minutos. Como también hacéis colecho, le preguntas por el espacio y te asegura que hay una cama grande. Pues nada… ya está. Reservado.

Aunque no es un vuelo muy largo, agradecéis los asientos a los que se les puede añadir cuna y descansáis de vez en cuando. No mucho, porque al canijo le encantan las pantallas y todo lo que pasa dentro del avión.

Llegáis a Nueva York con ese temor que uno lleva siempre cuando entra en los EE.UU. de si habrá alguna pega o no. Esta vez, todo son sonrisas y comentarios hacia el pequeño que, de alguna manera, hace de escudo protector atrayendo atenciones de todo tipo.

Aunque lo más sencillo es coger un taxi, decidís hacer el recorrido en tren y metro porque os va la marcha y aún tenéis un poco de vena mochilera en las venas. Una vez en New Jersey, el piso es tal cual esperabas. Incluso, hay un enorme oso que, hasta ahora, es lo que más le ha llamado la atención al bebé de Nueva York. Hacéis una pequeña compra de emergencia para el desayuno y antes de caer rendidos en la cama unos encima de otros, os da tiempo a pensar un par de posibles planes para el día siguiente. Viniendo os habéis fijado en que el PATH tienes dos líneas. Una que llega hasta la 33 St. donde está el Empire State (parando en la 23 St., en la 14 St y en la 9 St.) y otra que va directa al World Trade Center.

 

1- Os levantaréis pronto y después de desayunar, subiréis al Empire State, iréis a Bryant Park y a Times Square.

 

2- Os levantaréis pronto y después de desayunar, iréis a la Estatua de la Libertad, al puente de Brooklyn y a la Zona Cero.