Actualizado el 25/06/18
Hay lugares que merecen un lugar importante en tu mundo como Mochilandia. Reflexiones sobre los sitios que recuerdas vs. los que anhelas.
Hoy, te despiertas pensando en Mochilandia. Ese un lugar perdido tan difícil de ubicar. De encontrar. De visitar. Ese lugar que no para de crecer. De expandirse hacia todos lados con sus desiertos al norte y sus glaciares al sur.
Con su jungla al oeste, sus famosos y enormes cañones del este, esas grandes cumbres del interior, sus ciudades divididas por ríos con motos en lugar de coches y los coloridos fondos marinos en sus costas. Entre todos esos imperdibles de Mochilandia, también puedes perderte por sus paisajes kársticos, sabanas, cascadas y altiplanos. Es curioso que sin saber muy bien donde estás… te encuentras.
En Mochilandia no sabes en qué día vives… pero vives cada día. Sin pretenderlo. Hay templos, iglesias y mezquitas. Los hostels son baratos y con vistas al mar y en los dorms nadie ronca y siempre hay lockers donde meter lo poco que llevas contigo. No hay McDonald´s, ni Starbucks y te tienes que conformar con desconocida comida que adelgaza sin esfuerzos y café recién tostado y molido. Sin nata ni calorías, eso sí.
Tampoco hay Zaras, Bershkas, ni H&M´s… pero sí pantalones de mil colores a cien rayas que no desentonan. No hay estrés, reuniones, ni despertadores. Los niños no lloran por nada y como nunca nadie jamás ha pasado por allí antes regalando inestabilidad en forma de monedas, no piden dólares a cambio de que les hagas una foto. Y los adultos… los adultos te observan a mirada limpia y en un ataque de valor te piden inmortalizarse contigo, que para eso eres el raro. Y tiemblan. De nervios o de miedo. Quién sabe.
Vale sí, en Mochilandia es difícil encontrar un cine que hable tu idioma, un bar en el que pidas lo de siempre y algo de “guaifai” a más de 0.2G… y no te queda otra que entretenerte con lo primero que se te ocurra. Y… se te ocurre. Se te ocurre madrugar para ver un amanecer único e indescriptible que se repite cada día…
Se te ocurre hacer excursiones para ver lagos dentro de volcanes que a su vez, esconden islas con orangutanes. Sí, orangutanes… esos “animales” con más humanidad en su mirada que muchas personas en la suya. Allí, en Mochilandia… te ves bañándote en playas de arena blanca nevada y en otras pobladas de piedras ovaladas y planas que te hablan cada vez que el agua les da forma. Arshhhhh… arshhhhh… ¿lo oyes?
En Mochilandia se te ocurre deambular entre ex-coladas de ex-lava volcánica negra oscura zaína buscando formas imposibles que cazar en RAW. Y se te ocurre llegar más allá… donde no ha llegado nadie. Al menos no ese día. En Mochilandia se te ocurren cosas que hacer como si no hubiera un mañana y que cuando es mañana… harás como si no hubiera un pasado.
Y te das cuenta. Te das cuenta de que antes tenías muchas cosas y de que ahora… “solo se te ocurren cosas o hablas de ellas”. Hablando con todo el que se cruza en tu camino en su idioma, en el tuyo o en un tercero que os inventáis para la ocasión. Hablas de esas cosas que no ocupan ni preocupan y que no se tratan llevando traje, sino una sonrisa. De comidas, costumbres, anécdotas, curiosidades.
Hablas de cosas que grabas en tu memoria en el lugar de cifras, datos y “cosas que no querer hacer” que tenías ocupando espacio y años de vida. Hablas de cosas sencillas salidas del reino de la felicidad. Sí, ese en el que reina su majestad la ignorancia. Con autoridad consentida y querida. Bendita ignorancia. Y así pasan los días. Lentos. Inolvidables.
En Mochilandia casi no echas nada de menos porque tus amigos y familiares vienen a verte de vez en cuando como ya te habían dicho que harían. Te traen abrazos y jamón y tú les enseñas a comer con las manos y a decir “gracias” y “hola” en varios idiomas… ¡Qué ganas tenías de enseñarles todo esto! Y cuando parece que eres el único soñador aventurero mochilero, aparecen dos argentinos que buscan secretos haciendo auto-stop y te cuentan que hay un sitio oculto en el que las casas son de plástico. Llega una familia que viaja hace muchos años… en los que han ido llegando niños. Niños de los que ya no se fabrican. De los que tienen un brillo especial en sus ojos y juegan como los de antes. Sin miedo a la imaginación, a los ríos o a los animales. Te cruzas con un motero que ha ido recolectando anécdotas a cambio de buen rollo y camisetas de fútbol. Con una pareja que ha visto a los cinco grandes y escriben, escriben y vuelven a escribir. Con un mochilero altruista que graba documentales y buenos momentos. Con un viajero que no se separa de su bici… en los altos y en los bajos. Con una familia en caravana que te invita a cerveza y paella. Con grandes músicos de minorías esporádicas. Cocineros “gourmetbulantes”. Ex-consejeros que no aconsejan. Con soñadores como tú que saltan… que andan… que viajan con billete de solo ida. Y sientes que no estás solo estando tan lejos. A decir verdad… nunca has estado tan acompañado.
Definitivamente, te gusta Mochilandia. Te atrae. Te engancha. Te apasiona ese lugar que crece dentro de tu cabeza después de cada país que visitas. Ese lugar en el que solo se va quedando lo mejor de cada rincón que ves, de cada plato de comida que pruebas, de cada persona que conoces. Ese lugar al que siempre podrás volver y que nunca conocerás bien del todo.
33 Comentarios
Hola,
Un lugar en el mundo llamado Mochilandia, por favor decirme en que continente, pais, isla, o lugar esta ubicado porque no lo encuentro en la red y me he enamorado.
Saludos, exelente post
Carlos, te lo vamos a contar pero no se lo digas a nadie… Cada vez que vas y vuelves, vas y vuelves, vas y vuelves, pones una piedra más para construirlo. Dentro de tu cabeza 😉
Acabo de escuchar vuestra entrevista completa en Inteligencia Viajera y me ha encantado. Llevovagando por vuestro blog un buen rato, disfrutando de vuestras tontunas viajeras… cada vez se me va despertando más ese chip de darle la vuelta a este mundo que parece hostil desde aquí y que es tan acogedor y amigable desde alli.
Saludos y enhorabuena por el blog
Pues no sabes la ilusión que nos hace leer un mensaje como el tuyo y que nos escribas desde un lugar como “Mochilandia”. Si tienes esa idea en la cabeza, te animamos a que lo hagas sin duda alguna. ¿Has visto nuestro corto “El síndrome del eterno viajero”? A ver qué te parece y qué te remueve: https://algoquerecordar.com/ocurrencias/videos/documentales-y-cortos/el-sindrome-del-eterno-viajero/
Gracias a ti por estar ahí al otro lado!
Acabo de verlo, justo ahora mismo y estoy con un nudo en la garganta, superidentificado. Esa idea de saber que nunca te sentirás a gusto en un único sitio por mucho tiempo… Y esa idea de confusión… Enhorabuena por vuestro trabajo, fantástico!
Gracias! Así es esta “enfermedad” 😉
Seguro es un lugar muy espiritual, muy lleno de existencia plena. Pero sobre todo de felicidad, mucha felicidad.
Sí y muy diferente en función del viajero que la vaya buscando. Cada uno tenemos nuestra “mochilandia” particular. Gracias por tu comentario Javier.
Creo que voy preparando todo para Mochilandia. Nos vemos allá!
Los errantes siempre nos encontramos en Mochilandia, tarde o temprano. Ya sabes 😉
Ya estoy armando la mochila 🙂
Entonces… seguro que nos encontramos allí.
Me encanta Mochilandia, no puedo vivir en otro lugar que nos sea ahí, aunque mi cuerpo este en otro lugar mi mente siempre está en Mochilandia.
Genial post como siempre chicos!
Maravilloso!!
“Póngame un viaje a Mochilandia. Pero sólo de ida, el de regreso no lo quiero.”
Maaaaaaaaaarchando una de Mochilandia al fondo!
Me ha encantado el artículo. Como parque temático no tendría precio 😉 ¡eso sí que son atracciones y no las de Disney! Me pido el hostel del algodón de azúcar y me quedo con los buenos momentos que hemos compartido y con los que vendrán. Y en ello estamos, sin “saber en qué día vivimos… pero viviendo cada día”.
Ya coincidiremos contigo seguro seguro a 30.000 km de aquí. Ojo… que es verdad que aquí no lo pasamos mal pero… ¡tú sabeh mi amol!
“Hablas de cosas que grabas en tu memoria en el lugar de cifras, datos y “cosas que no querer hacer” que tenías ocupando espacio y años de vida. Hablas de cosas sencillas salidas del reino de la felicidad. Sí, ese en el que reina su majestad la ignorancia. Con autoridad consentida y querida. Bendita ignorancia. Y así pasan los días. Lentos. Inolvidables.” (…)
Mochilandia como terapia al mal de la rutina, al reino de la titulitis, al de la “guerra de cerebritos” tratando de demostrar quien sabe mas, quien tiene mas, quien es mejor…
Mochilandia como escuela… DE VIDA!
:*
Pastilla roja o pastilla azul? Así es Alicia, así es 🙂
Me encantaaaa! Hace 2meses que regrese de un viaje de un año y todavia inadaptada a la vida monotona y aburrida de nuestra ciudad… Solo puedo pensar en irme de nuevo a Mochilandia 🙂
Pues venga… a ver si nos encontramos allí!
Que ganas de estar en Mochilandia y reencontrarnos con un mate o una cerveza! Estoy preparando un nuevo viaje amigos, espero encontrarlos de vuelta por el camino! Abrazos y besos por montones
Pues yo lo veo claro…mateemos que soy muy fan y si los mates vienen con facturas ni te cuento
Hermoso, cambiamos hipoteca y trabajo estable, por estancia infinita en mochilandia.
Un saludo viajeros.
Nos parece un buen cambio 🙂 Otro saludo de vuelta
Afortunadamente, Mochilandia es el único lugar indestructible del mundo.
Cacho entrada, sí Señor!
Mochilandia es la versión moderna y sin piratas de Nunca Jamás. Eso sí, a mí las hadas que no me las quiten.
Nuestra más preciada addicción, queremos volver a Mochilandia!! Pedazo de post, que ganas de cargar la mochila y volar…
Txell y Xavi
Vuestro Mochilandia es enorme ya! Pero seguro que seguiréis ampliándolo y ampliándolo 🙂 A ver si coincidimos algún día con la mochila a cuestas que… sin ella, me parece a mi que va a ser pronto 😉 Besos mil!
Una vez que visitas Mochilandia no puedes dejar de ir 😀
Tierra adictiva esta Mochilandia…
Qué bonito! Dan ganas de hacer las maletas y salir de viaje…
Venga Germán… anímate que tú esto lo llevas muy dentro.