Como al parecer estamos en el mes de la salud, llega la segunda entrega del formato “cuidados, precauciones y varios”. Así que… de los creadores del post… el botiquín, sus usos y costumbres llega… qué ejercicios hacer durante un viaje para “poder con todo”. Pero antes, una confidencia… que ya sé que “te va la marcha”. He de admitir que antes de irnos de viaje íbamos al gimnasio con cierta regularidad e intentábamos comer… “bien” (es lo que se lleva, ¿no?). El caso es que por aquel entonces, cada mañana y a pesar del ejercicio diario y sano, Lucía se levantaba para vomitar en directo y con rigurosa puntualidad. Yo, por mi parte, me levantaba con algún dolor de espalda que otro a pesar de nuestra cama de dos metros con viscoelástica y una de esas super almohadas ergonómicas que se te hacen hasta a la forma de los granos de la cara y tenía… (no estarás comiendo, ¿no?) la uña del dedo gordo del pie izquierdo un tanto… perjudicada. Era una mezcla entre un cuadro impresionista y un potaje de judías. Créeme… era bastante desagradable a la vista. Poco antes de iniciar el viaje… nos vacunamos (como “todo hijo de mochilero”) de lo que se supone hacía falta (y más) y nos sentimos como si fuéramos superhéroes. El caso es que, durante todo este año de viaje, hemos dormido en las peores camas que jamás hayamos tenido a nuestra disposición, en todo tipo de suelos, sillas, literas y (sí, sí… sé que ya lo sabes y que nos repetimos, pero puede que haya algún recién llegado)… hasta en un árbol.

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Hemos comido lo que nos hemos encontrado por la calle en forma de… “frituras, herviduras y asaduras” a diario. Cualquier puesto callejero se nos presentaba como una nueva oportunidad para probar algo distinto sin temor al qué pasará.

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Hemos cargado casi a diario con 25 kilos a la espalda y hemos metido los pies (con sus respectivas uñas) en charcos y duchas que no habríamos tocado ni con un palo un año atrás. El resultado ha sido que, prácticamente desde el primer día, Lucía dejó de vomitar, a mi me dejó de doler la espalda al levantarme y la uña… poco a poco… ha vuelto a su estado natural. El pie está presentable y apto para “asomar” en público. Incluso me atrevería a afirmar (sin miedo a equivocarme), que está listo para ser protagonista de una peli erótica.

Nuestra conclusión después de lo vivido (y esto es muy importante)… es que el cuerpo te manda señales. Te dice que no está contento con “la vida que le das”. Que cambies. Que huyas hacia adelante. Y entonces… resulta que eso de subir montañas, hacer trekings de 8 horas por la selva, dormir en camas diferentes a diario… Todo, absolutamente todo lo que puede parecer a priori un castigo para “tu templo” de carne y hueso, no lo es tanto. Al contrario. Durante este año sólo nos hemos resfriado dos veces y porque dadas las circunstancias en las que nos encontrábamos, nos teníamos que resfriar sí o sí. Así que, de alguna manera… sí, fuimos superhéroes.

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De todas formas y por si no te fías de tu cuerpo, tu viaje no va a ser tan largo como para que te hagas inmortal o para saber qué hacer después de algún que otro día exigente… aquí van una serie de ejercicios que nos manda Nacho Chamón. Un superhéroe de asfalto. Un superhombre de esos que ya no tienen suficiente con los maratones populares y que ahora se va a subir y bajar montañas durante horas haga el tiempo que haga. Gran monitor de spinning, increíble motivador (por eso nos gusta tanto), mejor Técnico Deportivo y Diplomado en Fisioterapia y “másmejoraún” persona que tiene un blog para esto del ejercicio y sus bienes colaterales que te animamos a visitar cuando te encuentres alicaído físicamente: el corredor popular

Y Nacho dice así:

Por lo general, en los viajes se intenta disfrutar del viaje en sí. Uno no va a perder tiempo en mantener la forma cuando está a miles de kilómetros de su casa. Sin duda es mucho mejor estar empapándose del lugar en el que se encuentra. Ahora bien, estando de viaje, sí que podemos hacer muchas cosas para sentirnos mejor, y para que la experiencia no llegue a ser una carga de dolores y tensiones. Da igual lo que estemos haciendo, con el paso de las horas de un día normal, nuestro cuerpo va sufriendo tensiones y sobrecargas que nos van a ir mermando. Viajando y con la casa a cuestas, todo se multiplica por dos. Ahí van algunos consejos que os pueden ser útiles:

  • De vez en cuando, cierra tus ojos y respira profundamente tomando aire por la nariz, suéltalo lentamente por la boca y vuelve a repetir, después, estírate… como si estuvieras recién levantado de la cama (desgraciadamente esta manera de estirarte es una falta de educación en muchos sitios, así que intenta no hacerlo en público). Haciendo esto, consigues descargar la espalda, consigues sensación de alivio y que tus músculos en general se desentumezcan. Simplemente hazlo cuando el cuerpo te lo pida.
  • El estar muchas horas de pie hace que nuestra espalda se cargue. Esto hace que hombros y espalda se vayan encorvando sometiendo a más tensión a nuestra zona lumbar. Si estáis muchas horas de pie, cuando hagáis una pausa intentad movilizar vuestra cadera. Movimientos de báscula pélvica, hacia delante y hacia atrás, movilizar vuestra zona lumbar… Mucho mejor si todas estas movilizaciones las acompañas con respiraciones profundas.
  • Con el paso de las horas, los pies se van hinchando y nos pueden salir rozaduras. Cuando descanses eleva los pies. ¡Ojo! no se trata de poner los pies en una silla o una mesa… no. Los pies tienen que estar por encima de tu corazón. Apoya tus piernas contra una pared mientras estás tumbado, así la sangre sí que va a bajar mejor hacia tu corazón.
  • Para que tus pies no sufran con el paso de las horas no te aprietes mucho los zapatos o zapatillas si estos son cerrados. Busca una buena transpiración y no tengas miedo a descalzarte de vez en cuando. Los masajes con tus pulgares en la zona del talón y la planta, descargan mucho la fascia del pie. Si tienes la oportunidad de meter los pies en agua fría… te vendrá muy bien a nivel circulatorio.
  • El uso de la mochila hará que nuestro cuello se cargue. Cuando te quites la mochila de la espalda también puedes realizar unos pequeños estiramientos de esta zona para descargar

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Cada estiramiento hazlo un par de veces manteniendo la posición unos 30’’, respirando normalmente y notando que los músculos te tiran, pero que no haya dolor.

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  • Hablamos antes de las movilizaciones de la cintura pélvica, pues bien, también podemos hacer estas en el tren superior. Cuando te quites la mochila y antes de estirar, haz movilizaciones de hombros, círculos lentos hacia delante y hacia atrás, unos 8 a cada lado. Lleva tus hombros hacia atrás, como si quisieras juntar tus escápulas, haz unas 8 repeticiones, tanto simétricas como alternas. También puedes incluir movimientos de tu cuello, mirando de un lado a otro siempre despacio para no marearte, pequeños movimientos circulares pero siempre muy suaves.
  • Toda movilización de cualquier articulación el cuerpo lo agradecerá.
  • Para descongestionar tu espalda apóyate de una barandilla o algo similar, suelta todo lo que tengas encima e inclínate hacia delante, deja tu espalda recta y deja caer un poco tu peso, respira y relaja.

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Pues ya te lo dice Nacho que de esto sabe un rato (no tienes más que verlo sin camisa)… ¡dolor fuera! Si le tenías miedo a esto de viajar… ya tienes el botiquiín de Espe y ahora te mandamos a paso ligero los consejos de Nacho. Se te van acabando las excusas. Créeme… en ocasiones, asustan más nueve horas de oficina diarias que “lo que pueda suceder ahí fuera”. A nosotros nos pasa.

6 Comentarios

  1. Con eso de los píes: a mi me ha pasado que había sufrido dolor en los píes, sobre todo en el talón del pie derecho que ya casi no pude caminar durante meses – y nada más llegando al aeropuerto de New Delhi ya durante el viaje de 45 minutos al centro me di cuenta como se me iba el dolor – con ese aire tan suave en el medio de la noche, con ese calorcito por fin… en la manana siguiente ya casi estaba bien y solo dolia un poco caminando por las montanas.

    Pero ojo, tambien se puede enfermarse seriamente: con los Chicken Curries del Biman Air (a Kathmandu) en los anos 80 ya en el vuela de la ida cogí una fiebre pero a eso 40° durante unos cinco semanas (en casa de la familia Nepali) y solo me salvaron en el hospital al fin.
    En 2007 sufrí una apoplejía (lijera) en Misore – 5 días en el hospital y eso despues que me operaron de un hinchaso por una herida una semana antes…. así que – no siempre sale tan facil – en un viaje puede que sí, en otro no!
    Por suerto no había problemas con dolor de espaldas y las quemaduras de sol me dejan “fría” o mejor dicho: bronceada!

    • Hola Anna. Estamos contigo. Nosotros la verdad es que hemos tenido mucha suerte en el tema de la salud este año. Como dices no siempre es así. Además en un viaje estamos más expuestos a probar cosas nuevas y a atrevernos con todo tipo de actividades que aún teniendo cuidado pueden desencadenar en problemas. Pero es verdad que esas molestias de estómago, las contracturas en la espalda y la uña-alien se curaron. Probablemente todas ellas teñían una razón nerviosa.
      Y bueno.. las enfermedades aún existiendo no cambian las ganas de conocer el mundo verdad? En esos momentos me acuerdo de la frase que me dijo un indonesio al que le pregunté si debía tener miedo a las aerolíneas del país porque había oído que no cumplían algunos estándares de seguridad. Se me quedó mirando y me dijo: ¿sabes lo que de verdad es peligroso? Cruzar todos los días esa puerta para salir a la calle… ¿Eso te da miedo? Yo le respondí: claro que no! Y me dijo… pues entonces 🙂

  2. Totalmente de acuerdo. Dieta y gimnasio si no haces lo que te gusta, no sirve de nada… Aunque sea un tópico, vivimos para trabajar en vez de trabajar para vivir, por desgracia.

    • Y, lo más importante: ¿qué tal la vuelta a casa? ¿vuelven los males? ¿o la experiencia tiene efectos a medio y largo plazo?

      • Pues te diré que aún estamos… “viajando”. Además de estar por Canarias saltando de isla en isla e incluso haciendo “retrocampismo” o “camping extremo”, estamos con muchas cosillas que nos hemos traído del viaje. Montando una exposición, vídeos y demás. Es decir, de alguna manera… viajamos a diario. Hace buen tiempo… ves a la familia… amigos… vas a tus lugares favoritos… Ya veremos cuando todo se normalice y “salgan las nubes”. A ver cuánto aguantamos! Pero sí… de momento bien.

    • Algunos trabajos son una trampa mortal…crees que estás haciendo lo que te gusta pero en realidad no y no hay manera de darse cuenta hasta que no te sale una uña-alien y vomitas todos los días. Mira que tenemos la cabeza dura..eh?

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