El calendario de viaje. Ese documento imperdible. Imprescindible. El oráculo. El tercer compañero de ruta.

Un calendario de viaje es una declaración de intenciones. Es la previsión cuasi-perfecta. Es el futuro en tus manos. Es el control. La guía. El camino a seguir. Es… es un papel que no sirve para casi nada y que tachas, retachas y contratachas a diario. Vamos, que de la primera versión a la última hay un abismo… nuevos pueblos, retrasos, desvíos, cambios de ruta…el calendario de algo que recordarEl calendario de viaje sólo coincide con la realidad el día que llegas y el que te vas (de lo contrario… ya puedes ir comprando otro billete de vuelta porque significa que has perdido el avión). El calendario llega a ser algo considerablemente inservible pero… ¿y el cariño que le pillas? Eso es impagable. A pesar de que a partir del segundo día no se ajusta a la realidad, te esfuerzas por reconducirlo una y otra vez. Luchas porque siga siendo un documento práctico… preciso. Un metrónomo viajero. Pasa a ser casi una cuestión de orgullo. Es… ¡ES EL CALENDARIO, JODER! Habéis pasado mucho juntos. Lleva contigo meses. Forma parte de tu vida desde antes de llegar a la otra parte del mundo y se merece un respeto. Habéis cambiado muchas veces de parecer. Habéis dudado, discutido, cambiado de dirección. Sí… es un documento mentiroso que no se ajusta a la realidad, pero que no puedes abandonar a su suerte a estas alturas… él nunca lo haría.

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