Para el que no lo sepa, un cuento que se encuentra entre horas, es una de esas historias de ficción que aparece entre momentos reales y se saborea entre actividades varias del día a día. Después de “El último cigarrillo, llega un nuevo #cuentoentrehoras. En esta ocasión, se trata de ese que se hace llamar “Bola extra”…

EL CUENTO:

Oshiki, llevaba tiempo echándole en cara a Aiko que hacía mucho que no hacían nada juntos. Que nunca salían de casa. Que ya nada era como antes. Según él, ella se había entregado al sumo por televisión, al sushi en bandejas del Family Mart, al apuesto y silente muñeco de goma que llevaba en el maletero del coche y a jugar al Pachinko después de salir del trabajo. Es como si la vida que tan feliz fue en algún momento de sus vidas, hubiera desaparecido… Y con ella, todas sus ilusiones. Sus sueños. Su futuro.

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Un día, Oshiki se dio cuenta de que tenía que hacer algo para no seguir transitando por la calle de la rutina dirección odio. Tras muchos y fracasados intentos, era inevitable dar un último golpe de timón. Se armó de valor y se decidió a hacer algo para que no siguieran desperdiciando sus vidas. Después de 10 años de esquivar con bastante diplomacia los constantes ataques de Shiho (aquella compañera de trabajo que llevaba 13 años enamorada de él) fue a hablar con ella y le dijo: “Si no es demasiado tarde, me encantaría ir a tomar ese té contigo… Espero que no esté muy frío”. Como si Oshiki se aferrara al último tren, parecía preguntarle con la mirada si ella era capaz de devolverle la sonrisa, si podría regalarle un motivo para levantarse por las mañanas, si creía que había un camino que recorrer juntos a partir de entonces… Ella le sonrió y le dijo: “He oído que hay gente que toma el té con hielo… Me encantaría probarlo contigo”.

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EL MOMENTO:

El 16 de enero de 2015 y después de treinta minutos haciendo autostop para ir de Aso a Bepu (Japón), nos recogen de la carretera Sayaka y Reina. Se trata de una pareja tan especial como extraña y que, para nuestra sorpresa, nos dicen que van de camino a la Takachiho Gorge y que si no nos importa ir con ellos. Se trata de un lugar que habíamos asumido perdernos debido a su mala ubicación y que, ¡oh milagro!… se colaba de nuevo en nuestros planes.

 

6 Comentarios

  1. Graciela Tomassini Responder

    Buena historia, Rubén. Ahora, si me permitís expresar un gusto personal, te diría que la circunstancia (el momento), que al parecer dejaste afuera del relato, podría incluirse como marco, ya que también tiene su interés. Pues te enteraste de la peculiar relación de estos dos personajes gracias a la circunstancia fortuita de un auto stop exitoso, que además les dio la oportunidad de ir a un lugar que no estaba ya en los planes de ustedes. La Takachiho Gorge fue vuestro té con hielo. Adelante con estas bellas historias de ruta!

    • Hola Graciela! Bueno… No es exactamente así. Esto de los #cuentosentrehoras es totalmente ficción. Historias que parten de una foto. Normalmente, sin conocer a los protagonistas. El cuento inventado es el de Oshiki, Aiko y Shiho. El momento en el que se hizo la foto fue con Reyna y Sayaka. Detrás de ese encuentro, hay otra historia… la nuestra. Detrás de la foto, un cuento entre horas.

  2. No hace falta saber componer canciones de amor o mal de amores (con todo mi respecto hacia los que si sois capaces de hacerlo) cuando escribes cuentos entre horas así

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