ruben_durante_algo_que_recordar_01La genética, ese campo de la biología… Desde pequeño has crecido oyendo que tienes la nariz de tu abuelo, los ojos de tu tía, los pies de tu madre… Es curioso estar hecho de retales de todos ellos pero, ¿no te parece más interesante lo de acabar haciendo tuyas opiniones, costumbres y gestos que fuiste absorbiendo de todos ellos (sin saberlo) durante toda tu infancia? Si tienes un 10% de parecido físico con tu madre o tu padre… puede que llegues al 73% a la hora de entender la vida. Mi padre tenía un sueño, lo recuerdo como «si fuera hace 13 años»: “me gustaría viajar por el mundo… vivir en un país, aprender el idioma, conocer sus costumbres y a los 6 meses ir a otro sitio”. Que un padre le transmita a su hijo un sueño es casi tan poderoso como dejarle una hipoteca a 37 años, 2 meses y 5 días. No lo pediste pero coges el testigo y e intentas hacerlo tuyo. Con tus remiendos… con tus parches… Lo customizas a tu imagen y semejanza, pero en el fondo, sabes que no ha sido idea tuya: quiero dar la vuelta al mundo (que no dio mi padre). Y entonces… después de rumiar y macerar el tema durante 18 años “por fin te decides”. Lo dejas todo y te vas. Aunque la ruptura inicial con todo es dura, estás más que decidido y una vez que lo has dicho a los “cuatro caminos”, no hay marcha atrás. Lo haces. Con cierto vértigo. Con dudas. Con ilusión. Seis meses después, sabes que no sólo no te has equivocado, sino que es la mejor decisión que has tomado en tu vida. Te habían dicho que se iría una persona y volvería otra y mira que “la conocías hace tiempo” y le habías cogido cierto cariño. Eso no te preocupó y ahora, tampoco. Sí… has adelgazado y ahora que comparas el Rubén de junio con el de diciembre, no te sienta tan mal. Beber menos alcohol, comer menos queso (aunque duela), darle menos al chocolate y andar todo el día tienen la culpa. El cambio interior es más lento (digo yo). Después de casi 40 años complicándote “a fuego lento” no cambias de la noche a la mañana. Eso sí… estás aprendiendo mucho. Cada día. De ti y de los demás. Antes eras desconfiado… y lo sigues siendo, pero menos. Eso de que la gente te abra sus puertas de par en par a la primera te tiene desconcertado. Eras impaciente… y ya no lo eres tanto porque no te queda otra (el wifi a 0.2G y las laaaaaaaargas esperas para casi cualquier cosa te han enseñado a serlo). Los cambios más grandes que has notado, son otros. Si tienes que ser sincero (para eso estás aquí por voluntad propia y sin coacción alguna), tienes que reconocer que “antes” eras fan de un buen hotel, un buen restaurante y un buen avión. Después de seis meses por Asia… los restaurantes buenos los has visto por fuera, los hotelazos desde lejos y te has hartado a coger medios de transporte a cada cual más incómodo, pequeño y extremadamente “poblado de gente”. Has entrado en baños que están prohibidos en las películas. Has comido en sitios que antes no tocarías ni con un palo. Has dormido en todo tipo de habitaciones: sucias, pequeñas, dorms de 22 personas… Aunque sigues siendo fan “de lo bueno”, has sacado varias cosas en claro de vivir experiencias así:

  1. Si no hubieras viajado así, te habrías perdido tantas y tantas cosas… Tu experiencia desde una burbuja no te habría llenado tanto.
  2. Sabías que tenías una gran capacidad de adaptación y no te has fallado a ti mismo… Ni a Lucy (tan femenina, tan guapa, tan mujer… y qué bien se desenvuelve en el mundo low-cost).
  3. Ahora valoras más lo que “tenías antes” (por ejemplo: un simple trozo de queso en la nevera listo para ser saboreado cuando quieras).

No. No te has convertido en el Dalai Lama. No eres capaz de adivinar las 8 reencarnaciones anteriores y posteriores de una mariposa ni puedes sobrevivir 5 días en la selva gracias a tus conocimientos sobre fauna y flora salvaje. No te has vuelto vegetariano. No eres capaz de dejar tu mente en blanco. No te ha dado por hacerte profesor de yoga. Sigues sin ponerte de pie y tocarte los dedos de lo pies con las manos. Sencillamente, eres capaz de hacer… más o menos lo mismo que antes (pero con 10kg menos). Puedes decir que eres más tolerante y que crees más en el buen corazón de la gente. En la hospitalidad sin límites. En las sonrisas sinceras. En la amistad más allá del espacio tiempo… la religión, el idioma y el color de la piel. No es mucho. O puede que sí. Hay gente que en 6 meses no se saca el carné de conducir y tú… has aprendido a creer en los demás (bueno… así leído parece algo importante). Eso sí… te has vuelto crítico, muy crítico con tu país. Aunque ya lo barruntabas… ahora lo tienes claro: en España no se vive tan bien como “pensamos todos”. No somos tan guapos, ni tan listos, ni estamos en mente y boca de todos constantemente. No somos un referente. Por todo lo que te llega desde allí… has llegado a sentir vergüenza de ser español. Y no sólo una vez. ¿Es triste? Mucho. ¿Quién tiene la culpa? Adivina. Lo único que la gente sabe de España es que se juega al fútbol. “¿Sepaña?… Barcelona… Madrid… Messi… Iniesta”. Y se acabó la conversación. ¿Se come bien en España? Sí… pero un noruego también cree comer bien en Noruega y aunque pasa frío… “no se ve sufriendo” un verano de 40 grados. Después de 6 meses echas de menos a la familia, los amigos, el jamón, el vino, poder explicar al 100% lo que piensas (en tu idioma)… Pero no echas de menos los atascos, el trabajo, la tristeza, la corrupción, las prohibiciones para todo, la mediocridad… Es cierto que, aunque la aventura es diaria, hablamos mucho “del después”. Nos importa más de lo que debería el “qué haremos” cuando se acabe el viaje (o peor aún… el dinero). Dónde, cómo, cuándo… Es algo que aunque no nos preocupa… nos ocupa. ¿Hay camino de vuelta o esto no ha hecho más que empezar? En estos 6 meses… han pasado muchas cosas. Demasiadas. No soy capaz de asimilarlas. Ahora no. No tengo tiempo. Pero sé que estoy llevando a cabo algo más que un sueño. Un sueño que no es sólo mío. Lo he tomado prestado por un tiempo y debo aprovecharlo. Lo que sí puedo asimilar, es que estoy donde quiero estar y con quien quiero estar… las 24 horas del día.

– Algún día hijo mío… este sueño, será tuyo.

– Gracias pá!

15 Comentarios

  1. Qué tal Rubén, acabo de descubrir este maravilloso blog. Creo que llegué un poco tarde pero espero puedas contestar una duda que tengo. La verdad es que estoy muy acostumbrado a mi trabajo, y a mi comodidad económica, mil deudas que tengo pero gracias a Dios por el trabajo las podemos pagar mi esposa y yo. La verdad es que no soy feliz estando donde estoy, quisiera irme viajar y vivir como lo han estado haciendo, pero y lo económico? Tendrás tips o consejos para eso? Gracias y muchas bendiciones para ustedes!

    • Te respondo por mail pero, dejo aquí escrito que, si se tiene el sueño de viajar… si de verdad se tienen las ganas de cumplir ese sueño… hay que intentarlo al menos. Lo peor es arrepentirse cuando sea demasiado tarde de no haber sabido si se era capaz o no de hacerlo. El camino te da lo que necesitas que, por cierto… no es tanto como nos hacen creer. Un abrazo!

  2. – Me alegro de que estés viviendo el sueño de tu padre y el tuyo, muy bonito.
    – El noruego no pasará un verano de 40º, pero vete tu en invierno allí a ver cómo lo vives, jejee 🙂
    – Que pena que solo seamos capaces de exportar fútbol y no queso o historia.
    – Seguid así, que nos teneis entusiasmados.

  3. Secundo cada palabra que has escrito. Sobretodo las últimas. ¿Y después qué? . Me asusta el factor económico, pero me asusta aún más readaptarme a España y a los Españoles.

    • Estas y otras dudas… tendrán solución algún día. No hay que volverse loco tampoco. También es verdad eso de que a veces, más vale malo conocido… Eso sí, de conformismos… nada.

  4. De los mejores posts Rubén, y cuánta razón. Un 10 por tu perspicacia y tu transparencia. Un abrazo desde Barcelona (unas semanitas de queso y jamón no hacen daño a nadie). 😉

  5. María Inmaculada Sánchez Reyes Responder

    Pase lo que pase, estoy segura de que tenéis salidas hacia adelante, por esta experiencia y por ser como sois.

  6. Me ha gustado mucho Ruben , no dejo de pensar lo afortunado que eres.
    Estás mas flasquillo,pero bueno eso está bien es más sano.
    Un beso grande.

    • Yo también lo pienso… lo de flaquillo. Has visto que torso! Qué cerca estoy de ver algún músculo!!! Que ya no se me da la vuelta la cinta del calzoncillo!!!!

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