Dar la vuelta al mundo o hacer un viaje largo a día de hoy (para quien quiera hacerlo)… no tiene mucho mérito, la verdad. Es bastante fácil. El único momento de cierta valentía en estos tiempos de globalización low cost, de enjundia mental, de colapso de obras y voluntades… es el de tomar “la decisión”. La decisión de dejarlo todo e irse (con paso firme y sin mirar atrás ni de reojillo). Dejar el piso, el trabajo, vender cosas y dar de baja los contratos de luz, agua, gas, móvil… “molestias colaterales” que nacen, crecen, se notifican y desaparecen. En definitiva, menos de tres semanas rompiendo lazos, cadenas y anclas para poner los contadores a cero: “Vida extra”.

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El verdadero mérito lo tenían aquellos que se iban “años ha” sin saber a dónde ni a qué. Sin guías “sabelotodo” que consultar. Sin blogs que seguir “para repetir” lo que hacer. Sin facebook para “estar como en casa” ni skype para estar en ella. Viajeros que no tenían cámara digital con la que derrochar momentos a través del visor, móvil 3G para buscar y encontrar sin interactuar, ni inglés en la boca con el que “contar”… preguntar… hablar. Rudos viajeros que no llevaban antimosquitos, ni pantalones de trecking made in Coronel Tapioca, forro polar Quechua de Decathlon, enchufe universal, botas de montaña con goretex, bermudas quicksilver, hawaiianas o saco-sábana de seda…

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No hace falta remontarse a Cristobal Colón o Marco Polo. Esto no va de conquistadores universales que buscaban fortuna y gloria. Va de Luis, Ana, Mario… Gente como tú y como yo que salieron a ver qué había por ahí hace tan sólo 40 años (incluso menos). Pioneros en pleno siglo XX que eran tomados por auténticos rarunos, no por héroes. Anónimos aventureros que abrieron otros caminos más difíciles de conquistar que los que se ganaron usando fusiles contra lanzas.

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No hablamos de los que se apropiaron de lo que no era suyo e impusieron sus costumbres, su idioma, sus leyes o su religión. Hablamos de los que por primera vez, se toparon con un simple agujero en el suelo donde soltar lastre y sin papel higiénico “al que agarrarse”. De los que tuvieron que comulgar con el picante si querían comer. De los que no tenían acceso a un techo bajo el que dormir con bathroom, wi-fi y fan. Hablamos de los que viajaban sin malarone ni seguro médico. De los que no podían hacer Couchsurfing y eran la nota discordante llamando la atención en cualquier lugar. Hablamos de los que “desconocían” y querían conocer…

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Esos locos viajeros… los viajeros Tercer Dan.

Esos que contaban “sus viajes desorganizados” a sus preocupadas familias (esas que “se quedan” y lo pasan mal) en alguna que otra carta en diferido o breve llamada intempestiva a cobro revertido. Por lo peligroso que es “el mundo a distancia” y por lo que se siente cuando “el no roce”… hace más cariño. Para esas familias… mi más “consentida enhorabuena” por sufrir la ausencia en privado y contarlo con orgullo en público. Y para los viajeros Terder Dan…

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(Pausa dramática)

Para todos los que viajaron a ciegas y sin embargo vieron… Quiero presentar en público mis más sinceros respetos. Me quito la gorra de moderno y me quedo calvo… Es un honor imitarles. Pónganme a las tiras de sus pesadas e incómodas mochilas.

Fdo. Rubén Señor
Viajero amateur

A ver si en un futuro no muy lejano, alguien inventa la teletransportación de una vez y los viajeros de hoy, tenemos más mérito por nuestro… “sufrimiento en buses de 18 horas”… pasando así, de cinturón amarillo naranja… a azul (aunque sea turquesa).

12 Comentarios

  1. ¡Qué tiempos aquellos ! en los que si querías reservar , lo hacías por fax ; en los que las Phi Phi eran islas vírgenes y los vuelos eran prohibitivos . En realidad tampoco hace tanto , pero parece lejano… ¡Que bonito relato, Ruben ! Y cuánta verdad … para leerlo y volver a leer. Muchas gracias !

  2. Rubén, me encanta este articulu de tu blog que solo leo ahora – those were the days my friend! – Yo empezé mis viajes a Thailandia en 1978, antes había viajado una vez a Calcutta/India. En Bangkok casi había un solo sitio para lo mochileros de entonces, el “Malaysia Hotel” que era otra cosa de lo que veo hoy bajo este nombre en la red. – Por cierto que en aquellos días casi nadie hablaba inglés en Thailandia (ni mucho menos en Hualampong – no obstante encontrabamos nuestro tren de forma miraculosa). Sí que había intercambio de cartas a casa cada 3 semanas, recogiendolos en la oficina de correos. Nuestra meta no fué estar accesible por doquier sino marcharnos y desaparecer – y tranquilos por fin! – El resto fué parecido como les pasa a vosotros ahora, sin preocuparnos donde dormir la noche siguente, pensando si ir or no a una playa dondo posiblemente aún no había nada (de comida y alojamiento) etc.
    Hoy en día por supuesto aprovecho del internet aunque molesta que hay sitios donde no se puede ir sin reserva, me alegro poder llamar a mi hijo desde mi mobil y desde la cama de un bungalow relativamente comfortable, etc.etc., poder cambiar divisas en un minuto en vez de pasar tiempo…. en los bancos a las horas abiertas. – En fin, qué bien que haya cosas que no han cambiado como esto de la comida y los diferentes costumbres y mentalidades – solo que mientras tanto los viajeros empiezan a hablar un poco de Thai o Vietnamés – aquí te digo que “no spicy” sería “pet mai” – y no lo confundes con “pet mák”, lo que sería “very spicy” – sólo si acaso otro día vais a pasar por Thailandia otra vez – en la India la comida es igualmente picante pero todo el mundo entiende inglés 😉 ! – Abrazo.

    • Querida Anna… todos mis respetos por ser “Viajera Tercer Dan” que ahora… es tecnológica también. Bonito eso de buscar y encontrar lo bueno en cada momento. Antes “la atractiva incertidumbre del anonimato viajero”… ahora “el contar vía skype lo que se está haciendo… con cara y señales”. En Indonesia sin picante es “tida pedas” (si no recuerdo mal). Otro abrazo que te va para allá!

      • Gracias tu respuesta! Qué siguen bien en el camino – y si acaso pasen por Colonia/Alemania un día… bienvenidos para un café o una comida (no muy picante) de estilo asiatico!!! Saludos.

  3. Buenisimo, buena nota!..ya me dieron ganas de viajar y aventurarme en ese otro lado del mundo q no conocemos.

    • Esa es la idea Noelia… Que alguien más se anime. No te arrepentirás! Para nosotros, sería una satisfacción enorme. Motivar e inspirar.

  4. antonio gutierrez gonzalez Responder

    Aun dándote la razón,vuestra aventura tiene un merito y un a valentía enorme.

    • Sólo por “el dejar” las cosas atrás, el trabajo, tu comida y sobre todo… a las personas. Comer ardilla, no es tan grave 🙂

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