Coron

Actualizado 19/03/2018

Coron después del tifón Hayzan

Llegados a este punto, lo mejor será sincerarse. Decirnos verdades a la cara, sin tapujos, sin vergüenzas. No es la primera vez que nos vemos como vinimos al mundo así que, ya puestos… pongamos las cartas sobre la mesa:

Hubo un momento en el que tuviste tus dudas sobre si venir a Coron o no. No hacía ni un mes que el súper tifón Haiyan azotaba este país arrastrando a su paso por Tacloban 10.000 muertos (según noticia publicada en El País el 10 de noviembre), a lo que sumar heridos y serios daños materiales. Los medios de comunicación hablaban de la mayor catástrofe natural de la historia en Filipinas. Las cifras “te hacen” pensar y además no quieres “dar” que pensar. Coron no fue la zona más afectada por el huracán y sin embargo, son varios los viajeros que te han dicho que cambies de destino. “Todos los alojamientos están afectados”… “Las carreteras están cortadas por los árboles caídos”… “En Coron no hay nada que ver”. Escuchas lo que todo el mundo te dice y tomas tu decisión: ir. Aunque sólo sea para intentar ayudar y conocer de primera mano la diferencia entre “Coron Coron” y Coron isla.

Los ferries filipinos

Desde el puerto sale el barco (por llamarle de alguna manera), que cruza en 8 horas la distancia que separa El Nido de Coron. Las 8 horas más largas de tu vida. Puede que el mar “un poco revuelto”, el agua que entraba por todas partes y algunos trozos de madera que se partieron delante de tus narices por los saltos que el barco daba, tuvieran algo que ver. Puede que el soldado del ejército marítimo que antes de que zarpárais entrara con una cámara para grabar las caras de los 20 pasajeros (creemos que por si en caso de accidente hacía falta un reconocimiento de cuerpos) generara algo de desconfianza en ti o puede que el número de veces que algunos vomitamos… hicieran el viaje algo menos placentero. Pero oye… lo importante es participar, aunque sea asomando la cabeza por un lateral mientras alguien te agarra para no acabar nadando. (Esperamos que el cargamento de sillas y mesas de colegio que también venía en el barco contigo -por aquello de aprovechar el viaje- pasen antes de llegar a su destino final por un túnel de lavado). Así que cuando divisas la costa de Coron (como una sopa y hecho una “piltrafilla”), se te ilumina la cara.  El próximo barco a Manila sale dentro de una semana… ¿Cómo?… Es más de lo que tenías pensado estar por aquí, pero es lo que hay. Tiempo suficiente para que se te olvide el viajecito que acabas de hacer y ver en profundidad “qué ha pasado en Coron”.

La reconstrucción de Coron

El pueblo de Coron ha sido casi milagrosamente reconstruido a la velocidad de la luz. Todavía quedan algunas obras en marcha y a la torre que daba wifi le falta bastante para volver a funcionar. Hay árboles caídos y los techos de algunas casas están work in progress, pero la normalidad reina en las calles. Excepto porque la mayoría de los hostels están vacíos por las cancelaciones. Tú, que ibas preparado para hacer couchsurfing entiendes que este no es el lugar y decides quedarte un par de noches en cada sitio (de los que te puedes permitir) para repartir el dinero. Con alguno te pasas de auténtico y descubres lo que significa tener la fosa séptica justo debajo del suelo que pisas, recibir alguna visita que otra de animales de cloaca y lo peor de todo… el olor que emana en hora punta de descarga. Interrogas a diestro y siniestro a todo autóctono con el que te cruzas por las consecuencias del tifón y con sorpresa, escuchas como todo el mundo le quita importancia al tema: “Hay algunas casas en reconstrucción y un par de hoteles que se vieron afectados, pero nada más”.

En una semana tienes tiempo para explorar los alrededores del pueblo que es donde más se nota el paso del huracán. Hay muchos caminos cortados, cuesta circular incluso con una moto de cross y la pobreza es más evidente, pero algo te dice que algunas de estas cosas no han tenido nada que ver con el paso de Haiyan. El puerto sigue funcionando así que te permites un recorrido por los increíbles lugares que Coron esconde: Twin Lakes, Kayangan Lake, Hidden Lagoon, Skeleton Wreck… A ti te llega para hacer snorkel y ver uno de los barcos hundidos japoneses en la II Guerra Mundial y sobre todo, para morirte de la envidia viendo los vídeos de los buceadores que han bajado a ver el resto de la flota. También te da tiempo para subir a la colina de la ciudad y ver una buena muestra de la cantidad de islas que tiene Filipinas (son más de 7.000 que se dice pronto), comprar en el mercado todos los días para hacerte el desayuno, escribir, leer, hacer excursiones…

La manera de ayudar no es asustar

Y sobre todo, tienes mucho mucho tiempo para pensar en cuánto se magnifican y distorsionan los problemas según aumentan los kilómetros de distancia. En Galicia se hundió el Prestige (un barco cargado de petróleo). Sin duda, un drama a muchos niveles. Sólo esperas que las noticias que llegaran al otro lado del mundo no fueran que todas las costas españolas estaban teñidas de chapapote. La manera de ayudar… no es asustar.

Temperatura: perdida la cuenta de los muchos grados al sol // En busca de cualquier animal, planta u objeto, susceptible de proyectar sombra.