Del 2 al 16 de enero de 2013 // Temperatura: desde 4º a 30º // Festival de lluvia, sol, viento, nubes y claros.
Hay muchas formas de viajar, de eso no hay duda. Hay gente más urbanita que coge vuelos para conocer ciudades (yo antes era de dicho perfil), otros prefieren colgarse una mochila y ser carne de autobús, bote, autostop, etc., algunos les da por los cruceros… y están… (redoble)… los campistas. En Nueva Zelanda te has apuntado (más o menos) a esta modalidad por varios motivos: vas sólo tres semanas, es un país muy caro, los autobuses pasan con poca frecuencia y hacer autostop es muy lento (además, te tendrías que gastar mucho dinero en bed&breakfast, en comer por ahí y en acercarte a los sitios desde donde te soltaran). Total, que en un ataque de glamour y por falta de liquidez, te quedas a medio camino: te alquilas un coche. Un coche con el que recorrer las poco concurridas carreteras de la isla norte de Nueva Zelanda.
Un coche en el que dormir… comer… y viajar. Después de pasar la noche de Fin de Año en Auckland y ser el primero en recibir el 2014… giras la llave… y se ponen en marcha los 80 caballos con asma y el pony cojo de tu Nissan Sunny modelo SuperSaloon (curiosa paradoja). Ha llegado el momento de viajar de una manera diferente. De quitarte la mochila de la espalda y ponerte encima doscientos gramos de Easy Rider (con cuatro ruedas), cuarto y mitad de Thelma y Louise (en versión mixta)… y porqué no decirlo, de Pequeña Miss Sunshine también.
Sales de Auckland con la radio puesta y la ventanilla bajada dirección Whangarei. Sientes la libertad en su máxima expresión, sobre todo… porque durante dos semanas, las mochilas y todo lo que cargan, van a ir en el maletero. Vas de playa en playa. De montaña en montaña. De ganado de vacas en ganado de vacas. Quieres parar cada 800 metros a hacer una foto. A mirar a tu alrededor. A respirar fuerte y hondo.
Nueva Zelanda es perfección. No hay nada feo. Nada. El paisaje te abruma. Las carreteras, los pueblos, calles, las casas, las áreas de descanso… Todo parece el cuidado decorado de una película. Como la acampada libre no está permitida y corres riesgo de que te multen, gran parte de tu “preocupación diaria” empieza sobre las siete de la tarde cuando tienes que buscar un lugar “fuera de la ley” donde dormir dentro de tu flamante SuperSaloon.
Casi siempre paras delante de una playa para dormir. Frente a la puesta de sol o para despertarte con el amanecer. Un sandwich para cenar y a forrarte de papel de periódico (socorrido y económico remedio para protegerte del frío). Aunque te sientes un poco homeless… te gusta.
Te gusta estar ahí. En medio de la nada. Con el sonido de las olas, bajo las estrellas, la luna… recordando lo que has visto hoy y frótandote las manos (de frío también) pensando en lo que puedes ver al día siguiente.
Conduces por la playa de 99 mile beach sin nadie a la vista, te haces más pequeño que nunca frente a los árboles milenarios kauri de Waipoua Forest, paseas al anochecer por la playa de Piha y al amanecer por la de Karekare…
Te alimentas a base de ensaladas y sandwich y de vez en cuando te das un festín parando en alguna gasolinera para llevarte al estómago algo caliente en forma de meat pie o fish and chips.
La radio te lleva… árbol… árbol… vacas… montaña… vacas… valle… árbol… lago… Canturreas. Sigues el ritmo con la cabeza. Con la mano. Con el pie… Con el corazón. Sin articular palabra. Te faltan ojos. Te sobran fotos… ¡¡¡Para!!!… Click… ¿seguimos?
Cada lugar por el que pasas te parece más impresionante que el anterior. Entre volcanes y lagos… buscas alguna ducha en la que volverte a sentir persona “si grata”, algún baño de carretera (siempre con papel) que visitar, algún grifo en el que rellenar la botella de agua.
Pasas por Rotorua y no crees lo que ven tus ojos en Wai-O-Tapu. Son entrantes fríos y calientes para, al día siguiente, darle al plato fuerte: el Tongariro Alpine Cross. 20 kilómetros que se transforman en 9 horas andando por volcanes y subiendo a “Mordor”. Subes a lo más alto del Ngauruhoe y una vez más… sí, sí… te haces pequeño. Enano. Diminuto. Chiquirritín… triquitiquitín.
¿Por qué nadie te dijo que había sitios de estos por ahí sueltos?
En Napier paramos motores. Es el cumpleaños de “tu mochila gemela” y toca darse un capricho durmiendo sobre blando y sin papel de periódico “de por medio”. Una cena especial, en un lugar especial y sí, lo voy a decir… con alguien especial. Al cumpleaños le sigue Gisborne, Opotiki, Whakatane, Tauranga, Waihi Beach, Tairua…
No haces más que pensar en lo bonito que es esto y en que toooooodo el mundo dice que la isla sur es aún mejor. Una vez más… te repites aquello de “aquí hay que volver”. Empiezas a pensar en que te estás dejando para más adelante muchos sitios a los que venir de nuevo y en los que supuestamente ya has estado. Tantos, que dan para “otra vuelta al mundo”. Concentración… contacto… primera… seguimos. Te quemas en Hot Water Beach, pasas por Cathedral Cove, Whitianga y la 309 Road para acabar alucinando en Coromandel y en la Thames Coast Road.
No te ha importado pasar frío por las noches. Entre periódicos… con el gorro y tres pares de calcetines. Has llevado con dignidad alguna ducha de menos… nadie parece haberlo notado. Te ha llenado más de lo que pensabas eso de comer a base de sandwiches. Llevaban atún, queso y mucha ilusión. No es que haya valido la pena todo esto… es que volverías a repetirlo mañana mismo.
2340 kilómetros llenos de arena, gasolina, sol y agua… De silencio. De olas. De estrellas. De luna lunera cascabelera. De música. De sueños… de sueños que se cumplen un día sí y otro también. Venga… dale a la llave del contacto, pon el SuperSaloon en marcha… y mete primera… ¿nos vamos otra vez?
16 Comentarios
Me encantó el video!
🙂
Esto trae de vuelta los recuerdos de mi viaje. Me encantan los buzones.
Me encantaaa!!! Me siento identificado totalmente con vosotros y muero de ganas por conocer como os ira por América!! 🙂
Hola Lucy! Cuando vi tu vídeo del síndrome del eterno viajero me eché a llorar… porque reviví todo lo que me pasó y me pasará! Gracias por eso! Te espero en México! 😀
Hola Alejandra… Gracias por tu mensaje. Si todo va bien llegaremos por allí en julio más o menos. Nos vemos entonces!!!!
La verdad, no lo podría haber descrito mejor!
Buen viaje chicos! un abrazo.
Me encanta como narras tus experiencias. Los invito a venir a Costa Rica!
Yo estoy viviendo en Beijing y me gustaria viajar por alrededores. Cuanto se gastaron en total en ese trip a Nueva Zelanda?
Hola Deborah. Qué suerte que estés en China. Hay que ver lo que nos gustó ese gigante. Justo mañana publicamos todo el resumen de gastos para que puedas ver el detalle. Precioso NZ, eso sí… barato lo que se dice barato… no es.
¡Feliz cumpleaños atrasado, Lucía!
Me suena el periódico… Aisla las paredes de una casa de campo en pleno invierno también. 😉
Los fotos son hermosos como siempre. ¡Quiero ir YA!
🙂 🙂 🙂 Me doy por felicitadísima!
…las fotos son igualmente hermosas…
Hola,
esta’ todo muy bonito, lo unico q no entiendo es lo del papel..a que sirve?
Si te lo metes encima de la primera capa te protege del frío y, sobre todo, de la humedad. De verdad que nos vino muuuuuuuuy bien.
Yo lo hice en Escocia, isla de Skye, y en Creta, y auqnue quedan lejos de NZ, eso de dormir en la playa es impagable 😛 (allí la Acampada libre sí está permitida)
Ya te digo… Nosotros repetimos esxperiencia en Australia… Próximamente en tu pantalla 😉