English_College_Zhuoyue_yangshuo_algo_que_recordar2El English College Zhuoyue ofrece cama y comida a cambio de participación como voluntarios en sus clases de inglés para que sus alumnos tengan la oportunidad de practicar el idioma con extranjeros. La verdad es que la idea no nos sonó nada mal y aunque no somos nativos pensamos que la experiencia podía ser divertida.

Jason, el responsable de los intercambios,  nos explicó que nos necesitaba en el English Corner. Para ello teníamos que prepararnos un tema sobre el que hablar y generar un debate dirigido a adultos. Nosotros muy aplicados pensamos en cómo dirigir la clase entre los dos para hacerla lo más dinámica posible. El tema elegido evidentemente tendría que ver con los viajes. Haríamos un visionado de la versión en inglés de “El Síndrome del eterno viajero”  y debatiríamos sobre las diferentes formas que existen de viajar, destinos visitados, lugares a los que se quiere ir y por qué… ¡El tema da para mucho! Así que no nos íbamos a quedar sin conversación.

Y llegó el día D. No contábamos con que Jason nos había preparado una sorpresita después de la cena express de las 17.30h. (Aquí lo de la sobremesa no se lleva mucho. Todo el mundo sale en estampida en cuanto se acaban el último grano de arroz). “Robin y Lusia, el conductor os está esperando. Prefiero que vayáis al Summer Camp a darle clase a los niños.” Y sin más dilación nos metió en el coche con prisa porque llegábamos tarde. La sobremesa de 10 minutos se nos fue de las manos.

Por el camino intentamos cambiar el planteamiento sin saber si los niños tendrían 4 ó 14 años. Preguntamos por nuestra clase y subimos corriendo antes de que se acabara el descanso. Nos dio tiempo a dibujar un mapa de Europa, un pequeño esquema  y a asumir que nos iba a tocar improvisar en función de lo que nos encontráramos. “Esto no puede ser peor que un Comité de Dirección al que hay que presentarle la campaña de Navidad, ¿no?”

De repente aparecieron los alumnos. Una clase de unos 9 años (así a ojo) y otra de unos 12. Decidimos juntarlos a todos y coger el “pato laqueado por los cuernos.” Sólo por lo extraños que somos para ellos y las pintas que llevábamos, se quedaron callados y pudimos contar con los 10 primeros minutos de atención.

Vamos allá, el plato fuerte para romper el hielo: “¿Alguien sabe algo de España?” Silencio… “Sí hombre, España… paella, jamón, tortilla de patatas, flamenco, playas, fiesta…” Ni una respuesta y 20 caras de interrogación. “Bueno, no pasa nada… lo primero la localización. ¿Alguien sabe dónde está España? ¿Y Europa?” Ah! Eso sí… Francia, Italia, UK… pero España no. Un momento… tenemos un as en la manga. ¡Pues claro! “¿A quien le gusta el fútbol?” Sí, ¡fútbol! Eso, ¿cómo no se nos había ocurrido antes? Con esto ya sí que sí… “España ganó el Mundial de Fútbol” Otra vez las caras de “¿Ah sí? Vamos que uno se cree que la paella y el flamenco son mundialmente conocidas y menudo chasco nos llevamos.

Bueno. Dejemos aparte nuestro minúsculo país disimuladamente como si no estuviéramos en shock por lo que acababa de pasar. El caso es que una vez superado este momento, solo con contarles que estamos dando la vuelta al mundo, que llevamos una cámara de fotos y que el año pasado hicimos un corto (que los pobres se tragaron sin rechistar aunque el mensaje era complicadillo) la clase se convirtió en muy divertida. Les contamos que no somos nativos y que probablemente en esa clase íbamos a cometer muchos errores gramaticales. Pero que lo importante en un idioma es la comunicación y eso en nuestra opinión está por encima de todo lo demás.

Acabamos haciéndonos un book de fotos con nuestra cámara y sus teléfonos móviles de última generación y hablando de cuales eran sus razones para estudiar inglés. Así que las profesoras nos pidieron que volviéramos al día siguiente otra vez.

Claro que ahora ya no éramos “la novedad”. Así que decidimos prepararnos la clase bien. En China se le da mucha importancia a tener éxito en la vida en términos económicos. Nosotros decidimos darle la vuelta a esto enfocando la clase a intentar extraer la capacidad de crear que en mayor o menor medida todos tenemos.

Con los mayores (12 años) los juegos funcionaron muy bien. Salieron ejercicios muy originales que a ellos mismos les sorprendían. Al acabar la clase incluso decidieron quedarse más tiempo para hacer un juego más.

En el caso de los pequeños (9 años), fue un desastre. Se notaron nuestros escasos conocimientos de pedagogía. Les pedíamos que aplicaran conceptos que probablemente no manejan ni en su propio idioma y la clase fue un caos.

De vuelta al colegio en la moto de Tom (otro de los colaboradores del centro), los 3, entre mochilas y un enorme atillo de sábanas fuimos comentando la jugada. Y es que “hay que tenerlos muy bien puestos” para enfrentarse cada día a una clase de chavales. Todos nuestros respetos y alabanzas para aquellos que se dedican a ello en aulas de más de 30 alumnos, con diferentes nacionalidades, géneros, desarrollos…

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6 Comentarios

  1. Felicidades por la información del blog 🙂

    Os quería hacer una pregunta y es que este verano voy con mi pareja a China y ya han sido diferentes blogs donde he leído eso de esta escuela de ingles de Yangshuo que te da alojamiento a cambio de conversar con los alumnos en inglés. Creo que podría ser una experiencia muy bonito y es por eso que me gustaría saber como contactasteis con ellos.

    Muchas gracias

    Marta

    • Gracias a tu comentario he vuelto a releer este post y a recordar la experiencia. Este solo fue el primer “zas! en toda la bici” del viaje y que bien nos vino, la verdad.

  2. Muy buena esperiencia y sabia reflexión. Lucía, casi co teveo en la foto (topping)

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