Presupuesto diario en China

Si te has preguntado cuál es el presupuesto diario viajando por China en plan mochilero (sin sufrir, aunque sin lujos), aquí va un artículo lleno de consejos con el que te vas a hacer una idea.

Actualizado 11/03/18

De China nos llevamos un poco de todo: la sorpresa diaria ante un enorme país; la tensión constante para llevar a cabo cualquier gestión (incluso comprar agua); el contraste entre sus incontrolables ciudades y su desbordante naturaleza; las ingentes gentes para lo que sea; el picante de practicar comida callejera; los interminables desplazamientos sean hard o sean soft; las sonrisas gratis; los escupitajos a diestro, siniestro, tras, ante, bajo y con; los bocinazos a discreción… y muchos recuerdos (que es de lo que se trata).

La comida

Si no lo piensas mucho y te dejas llevar, la comida te cautiva en olor, color y forma. Hay noodles anchos, medios y otros que se hacen los estrechos. Los hay ardientes… transparentes… diferentes. Dim sum, sopas, salteados, brochetas, marisco, pescado, pato, pollo, cerdo, buey… espinacas, judías, berenjenas grandes, pequeñas y medianas, pepinos, lechugas de todas las clases, tomates, soja, champiñones, setas, cacahuetes, pipas, arroz, frutas exóticas y tofu…mucho tofu. La lista es interminable y los mercados no siempre amables. Aunque cualquier abuso repetido es temido, el del aceite aquí está asumido, consentido… permitido. No busques leche, queso o buen vino, para eso no haber venido. La cerveza “no mata”. Es ligera, incluso algo austera. Pero después de un largo día con la botella de agua a cuestas… es barata y refresca. En resumen, para el ajustado presupuesto, “no es país de señalados manjares”, pero sí de sabrosos bocados… entre horas y en los más diversos y sucios lugares.

La gente

Si sólo conocías “los chinos de los chinos” con calculadora y bolsa negra, los chinos que hay en China son otra cosa. Te miran con curiosidad, te saludan, se quieren hacer fotos contigo, te dicen “hello” constantemente e incluso te pueden llegar a parar por la calle para gritarte “¡Wellcome to China!”. Vale que sus baños no son muy limpios (pero hay en casi todas partes), al menos no los públicos. Eso sí, casi todos se lavan las manos al salir (no en todos los países se puede presumir de ello) y también se tapan la nariz cuando huele mal. Están orgullosos de su país y se vuelven locos si hablas un poco de chino (si lo hablas bien, quieren ser amigos tuyos). Te intentan ayudar siempre que pueden y si te evitan, no es por falta de educación… es por la barrera ligüística.

Si tienes un presupuesto corto, limitado… humilde (como nosotros), China se deja visitar, aunque es más cara que otros paíse del sudeste asiático. En nuestro caso, nos hemos pasado un poco del dinero que teníamos pensado gastar en un mes porque las distancias son largas y el transporte, aunque nos ha llevado, nos ha matado (en el bolsillo y en el hígadillo). Nos ha ayudado mucho el couchsurfing (14 días de 28) en casa de Nastia e Igor, Jingjing y Mónica y Rober aunque lo mejor no ha sido el ahorro, si no lo que hemos aprendido con todos ellos sobre el país. Por supuesto, hemos viajado en tren o autobús nocturnos para ahorrar noches de hostel.

Los accesos y servicios para minusválidos en las ciudades que nosostros hemos visitado están en casi todos los monumentos, museos y transportes (metro y muchos autobuses. En los trenes no vimos, aunque eso no significa que no existan). Una vez que te alejas de las grandes urbes la cosa se complica, aunque nada es insalvable y sino que se lo digan a Albert Casals.

Para conducir coche en China con el carnet internacional no es suficiente. Hay que pasar un examen específico en el país. Aunque nuestras fuentes afirman que la prueba tiene dos partes y a una de ellas (la más difícil) está permitido asistir con un traductor que por un módico precio te echa una mano con las respuestas.