Del 29 de julio al 3 de agosto de 2013 // Temperatura: 34º // Sol de día… lluvia de noche.
Estás en China, concretamente en Lijiang y dices… “¡Ahora quiero ir a Luang Prabang en Laos!” Acto seguido te preguntas “¿Se puede?” Y la respuesta es: “Claro que se puede”. Eso sí, sólo necesitas algo de resistencia y… casi tres días sin “que te toque el agua”. Vamos allá. Después de una caminata de 4 horas, no te dejan ducharte en el hostel (aunque te habían dicho que sí podrías). Te coges un bus a eso de las 19:30 de casi 12 horas (398.000 yuans) que te lleva a la estación del oeste de Kunming llegando a eso de las 8:00 de la mañana. Una vez allí, coges el bus C143 que te lleva hasta la moderna estación del sur (última parada) por 5 yuans. Según llegas, te compras el billete (es mejor hacerlo antes) en sleeping bus a Luang Prabang (396.000 yuans) que sale a las 18:30 así que, como son las 10:05 te quedan unas 8 horas para matar el rato (poco tiempo para darte una vuelta por Kunming y mucho para envejecer en la estación). Tienes dos opciones: la primera es darte una vuelta por el asombroso “edificio reina” de todas las tiendas de chinos del mundo.
Se trata de un enorme edificio de 4 plantas con 6 pasillos de casi un km de largo. En cada planta una categoría de productos: ropa, tecnología, productos de belleza y “misceláneos varios”. Una enorme ordinariez. La segunda opción es coger la línea 1 de metro desde South Bus Station hasta Erji Road. Allí hay un modesto centro comercial donde puedes deleitarte con las diferencias entre el Carrefour chino y el español, comprar algo de comer para el siguiente bus, hacerte una ducha sobaquera y conectarte a internet. Te subes al bus a las 18:30 y a las 12 horas paras en la frontera. El guardia te dice que son 37$ x 2 pero tú prefieres pagar en yuans y acabar con la calderilla sobrante. Te pide 560.000 yuans por los dos pero en tus notas de divisas de cambio que llevabas pone que son 453.737 yuans así que (muy fuerte) te pones a regatear y lo dejáis en 500.000 yuans… Nada más adentrarte en Laos, el paisaje cambia. Las carreteras son prehistóricas. Estás rodeado de montañas, mucho verde y cabañas de madera (cada una con su antena de tv) de las que salen niños por todos lados.
Como ya llevas 21 horas de viaje, te haces amigo de los chinos del bus que entre cigarro y cigarro te invitan a pipas y por fin, llegas a Luang Prabang a las 19:30 del día siguiente (total, tres días). Una vez allí… después de semejante periplo terrestre y de lo cansado que es China a nivel mental… te relajas durante 5 noches y 6 días en una ciudad que con razón nombraron Patrimonio de la Humanidad.
6 días. Tiempo suficiente para llenarte de shakes de watermelon o mango, para ver el Palacio Real, la catarata de Tat Kuang Si, para remontar el Mekong hasta las cuevas de los 1.000 Budas de Pak Ou, para colarte en uno de sus colegios y sus clases…
Tiempo para cenar en un all can you eat vegetariano o una bandeja de fresh spring rolls por 10.000 kips (1€), alquilar una bici e ir hasta el Wat Pho Phao, recorrer los múltiples templos de la ciudad, pasear arriba y abajo, ver una puesta de sol… o tres, beber mucha Beer Lao, cenar en el Dyen Sabai… cruzar al otro lado del río (5.000 kips) donde viven la mayoría de los lugareños, madrugar para ver a los monjes recogiendo limosna en forma de bolas de arroz o plátanos… y lo que surja.
Si Laos es un país-pueblo porque no ha llegado la globalización (no ves un Starbucks, un Zara o un edificio de más de 10 plantas) Luang Prabang es paz, descanso y buenos alimentos. Es dejarse llevar. Es vivir con poco… porque no se necesita más. La gente te recibe con los brazos y “la sonrisa abierta”. Te ayudan si lo necesitas y no te agobian para que les “buy something?”. Se trata de la combinación perfecta para el viajero. Un lugar en el que hay mucho que ver, recorrer, fotografiar, escalar y saborear.
Sueles decir que las expectativas son un arma de doble filo. Que cuando alguien te habla muy bien de una película, un libro o una ciudad… luego te llevas una pequeña desilusión. Mucha gente te había hablado maravillas de Luang Prabang y te temías lo peor. Pero mira… no. Por una vez, la teoría de las expectativas no se ha cumplido. Luang Prabang se merece todo lo bueno que se dice de ella y… volver. Hasta que eso ocurra… ¿qué te parece si nos damos un paseo en bici por este maravilloso lugar?
10 Comentarios
Hola!! Queria saber qué tal es el clima en Julio en Luang Praban! Ya que planeamos desviarnos para ese lado…
Muchas graciassssssssss!!
Erica.
En teoría es monzón. A nosotros nos llovió poco. En cualquier caso… cae un diluvio de 20 minutos (que merece la pena ser visto) y ya está. Luego huele a hierba y barro mojado. No dejéis de ir a Laos por eso… vale la pena 🙂
Chicos, me estoy poniendo al día con vuestro blog pq con las navidades he estado un poco desconectada. Me ha encantado recordar cosas de Laos, a nosotros fue el país que más nos marcó del sudeste asiático, ya hace 12 años! Ruben, te estas poniendo muy guapo ¿eh? se nota en la cara que el “síndrome del viajero” te está calando. Lucía, tú tb. estás muy bien jajaja bsos de los Makuteros
Pues nada… a ver si te gusta lo que te estás encontrando. Qué bien traerte recuerdos!!! Sí que estamos guapos sí. Bueno, unas más que otros porque es así “de serie”. Besos
Makuteros!! En breve os tenemos otra vez por los caminos!! Rubén está cada día más bueno y más joven. Yo creo que en breve me pilla en edad y puede que hasta le pase. Otro beso para vosotros familia!!!
SIIIIIIIIII, ERA CÁLIDO Y HUMEDO
BISIS
Muy buena entrada, Luang Prabang es precioso, estamos deseando estar allí yaaa!!!
Muy bonito el video, que sensación de relax chicos!!
Un fuerte abrazo de los tres y mucha suerte en el camino!
Os va a encantar! Ya os estoy viendo surcando las calles de Luang Prabang en bici y haciendo carreras entre los tres. Además de ir a cenar los all can you eat por 10000kips… id a a cenar al Dyen Sabai (no es muy caro… y vale la pena)
OLE y OLE Rubén, cada vez lo haces mejor. Genial el paseito en bici. ¡que se repita!
Te daba el airecito en la cara? Lo has notado? 🙂