Año 2052… Un domingo cualquiera en medio de una siesta cualquiera. Llueve fuera. En horizontal. Un par de abuelos cuídan de su único nieto de 8 años. Ella está durmiendo bajo su manta favorita a lo corto y estrecho de un pequeño sillón. Él está sentado junto a ella. Está descalzo. Lleva una camiseta color mostaza y “su pantalón pescador favorito” de cuadros que una vez fueron fucsia y que ahora son mitad agujeros, mitad transparencias blanquecinas. El pequeño está echado en el suelo dándole duro a su iphone 27 cuando, en un momento de debilidad transitoria, comete el tremendo e irreversible error de mirar a su abuelo directamente a los ojos…
– ¿Te he contado alguna vez de cuando tu abuela y yo fuímos juntos a India la primera vez?
– Sí abuelo. Un montooooooón de veces.
– Ya… Pues verás, yo no tenía muchas ganas de ir, la verdad. Pero como nos había dado por viajar… por perseguir sueños y eso… Ella siempre era la que me decía que fuéramos a países en los que pasaban cosas… “lugares auténticos”, decía. “De pobres”, le decía yo. Para oírla, ¿sabes? Porque ella me empujaba a dormir constantemente en hostels baratos…
– … con humedades en las paredes y bichos por todas partes.
– ¡Sí!… Países con bien de porquería en los que comíamos en la calle…
– … y en los que ella era capaz de dormir en cualquier sitio…
– Como ahora. Mírala, mírala… vaya postura incómoda esa. Siempre igual.
– Y podía hacer caca en cualquier lado.
– Sí, eso también. Ni te imaginas en qué baños entrábamos. Todo le daba igual…
(Silencio)
– Cómo le ha gustado siempre India… Seguro que si le digo de ir mañana, me dice que sí. Espero que no nos esté oyendo porque yo ya solo estoy para campervans y aquí cerquita.
– No, no… está dormida… desafortunadamente (en voz baja).
– Pero en aquel momento había que ir a India. Ya tocaba. Era su país favorito y… le encantaba la familiaridad y forma de ser de los indios. Yo creo que a los indios también les gustaba mucho ella. No paraban de hacerse fotos con ella… de mirarla…
– No te me pongas moñas otra vez, abuelo.
– Bueno… el caso es que yo no era capaz de decirle que no a nada.
– Menos a lo de recorrer Islandia en bici.
– … menos a lo de recorrer Islandia en bici.
– ¡No me digas!
– Sí, ¿te lo puedes creer? Venga de dar pedales ahí todo el día. Pues no es cansado eso ni nada… Me volvía loco con lo de recorrer países en bici… Dormir en parques, hacer autoestop, limpiar hostels para que nos dejaran dormir gratis… Y yo le decía…
– ¡Piensa en grande Lucy! Hagamos documentales, vídeos, fotos…
– ¡Exacto! Y entonces, después de esquivar India en nuestra primera vuelta al mundo… ¡zas! Tuve que decir que sí e ir allí en el siguiente viaje para poder evitar Africa…
– … donde fuísteis después.
– Sí, sí. Tampoco me escapé de eso.
– Eres un blando abuelo.
– Lo sé. Recuerdo la primera vez que fuímos juntos a Amritsar…
– No, Amritsar otra vez, no!
– A Varanasi…
– ¡¡¡Noooooo!!!
– A Delhi… a Delhi… Recuerdo cuando fuimos a Delhi. Qué poco me gustó esa ciudad. Había gente, porquería, vacas y mierda de vaca por todas partes…
– ¿Cuántas pisaste?
– Tres.
– ¿Seguro que no fueron dos?
– Mmmmhhh… puede ser. Puede ser. He pisado tantas allí… Es como un campo de minas aquello. El caso es que cuando nos fuímos de Delhi, casi prometí no volver. Me pareció un caos. Como el resto de India…
– … pero mucho menos interesante.
– Cierto. Pero con el tiempo… le he cogido cariño a ese agujero. A ver, me gusta mucho más Ladakh… hemos ido muchas veces a Ladakh… tres de guías… dos solos… una con…
– Ocho veces abuelo. Habéis ido ocho veces a Ladakh pero siempre hay que pasar por Delhi porque “todo empieza o acaba en Delhi”.
– Sí… todo empieza o acaba en Delhi… qué razón tienes. Y claro, le acabas cogiendo cariño a esa asquerosa ciudad. A sus taladrantes bocinas, a su pegajosa humedad, a ese barro mezclado con vete tú a saber qué que salpica tus pies…
– … y a sus rincones.
– Sí, nunca te cansas de descubrir nuevos rincones en Delhi. Siempre hay algo que ver. Si me oyera a mí mismo por aquel entonces hablar así de Delhi… no me reconocería. ¿Aunque sabes qué?
– No… Sorpréndeme.
– Creo que nada más irnos de allí la primera vez, ya sabía que volvería… y con una sonrisa puesta.
– No me digas…
– ¡En serio! Lo de menos era la Jama Masjid, el Fuerte Rojo, la Humayum’s Tomb…
– … la Puerta de India, el Museo de Gandhi…
– Sssshhh… ¡calla! Que no te oiga tu abuela hablar de… “él” o empezará a hablar de su mujer… de que si era la gran tapada y que si casi tuvo “la culpa de toooodo” y bla, bla, bla.
– … los jardines Lodi, el Lotus Temple…
– Sí, sí, todo eso daba igual. Lo que me acabó enganchando fue… “el ambientillo”. Te voy a contar un secreto sobre Delhi… el truco está en no buscar explicación ni sentido a lo que allí pasa…
– Solo observar y relacionarte.
– Observar y relacionarte, sí. Y gracias a eso, eres uno más. Así es como salen buenas fotos. Te he enseñado las fotos de…
– … ¿el blog en el que hablabais de vuestros viajes? ¿algoquerecordar.com?
– Ese, ese…
– El nombre no será porque queriais tener algo que recordar que mereciera la pena ser contado algún día, ¿no? Como ahora y las anteriores veces…
– Sí, ¡era por eso!
– Sí, abuelo sí. Ya las he visto.
– Por cierto… ahora que lo pienso, recuerdo que escribí un post horroroso sobre Delhi en aquel momento. No se merecía semejante ensañamiento. La verdad es que… Ojalá lo hubiera podido escribir tal y como la veo ahora. De lo mucho que me gusta a pesar de todo y de que…
– ¿De qué habláis tanto? No calláis ni bajo agua…
– ¡Abuela!
– ¡Lucy!
– Buffff… ¿Qué hora es?… Tengo hambre… ¿Nos hacemos una tortilla española?
28 Comentarios
Como siempre… No se si me gustan más las fotos o el texto. Excelente Rubén!
Estoy deseando empezar a leer vuestras historias sobre Japón.
Un abrazo desde Koh Tao!
Javi
Gracias Javi! Aquí estamos, alucinando sin parar A disfrutar de Koh Tao y del diving!!! Abrazo
Me imaginé la caras del nene pensando “no de nueeeevo, el abuelo contándome la miiiisma historia por vez 524!!” (porque es lo que me suele suceder a mí con mi abuelo) jajajaj Me encantó!
Pobrecillo, verdad? Bueno… y tú, claro 🙂
Ya consigo saber quien escribe con tan solo leer el título 🙂
Oye Rubén, si en una de esas Lucy se queda haciendo Vipassana para siempre, ya sabes que tus letras las tengo grabadas en el corazón.
Si lo haces todo igual, te hago compañía ¿eh?
Antonio… Sabes que esto también lo lee Lucy, ¿no? 🙂
El chico tiene buen gusto, eso no lo vamos a negar.
Ups! 😛
Historias, historias y más historias, cómo me encantan, y ustedes las hacen súper bien! Excelente post.
Las historias, eso es lo que nos mueve. Muchas gracias Samir.
Lo has hecho una vez más.
GRACIAS.
A TI!!! Claro que sí
La India siempre despierta los sentidos. Hasta del que menos quiere que así sea.
bonito relato, abuelito….
No he podido resistirme. Y yo que me consideraba duro e impenetrable…
Si recibiera un euro cada vez que alguien me pregunta porque amo a leeros… Es porque, mientras busco otras fuentes de dinero, alimentéis mi alma.
Pues si al final a alguien le da por darte euros por lectura, te vienes a España de nuevo y ya sabes… un poco de raquetas de nieve, bien de museos, bien de andar, de hablar, de comer… y así alimentamos el cuerpo, la mente y el estómago también.
Abueeeeloooo… Lo has clavado. Recuerdo de La India estar siempre entre el asco y el asombro; Y luego no sabes si te ha gustado o la detestas. O las dos cosas.
Así decían que sería… y así ha sido. Volveremos!
Ruben y Luci sorprendiéndonos día sí y día también con su cuaderno de bitácora mundial. Una delicia viajar en la distancia con ellos gracias a sus magníficos reportajes fotográficos acompañados de unos textos emotivos y llenos de sensibilidad. Una maravilla!!!!!
Muchas gracias Monroy. Un honor que nos leas! 😉
Ja ja, muy buen post! Eso de ir poniéndose ya en plan abuelo cuenta-batallitas es una gran idea. De hecho, con tanto viaje, vais a ser unos abueletes temibles!! ^_^
Saludos desde la fría Irlanda..!
German
Nos vamos mentalizando para ser pesados, sí 🙂 ¿Desde Irlanda?… Cómo te cuidas, ¿eh?
Jajajaj, justo lo que necesitaba leer a dos días de pisar tu ciudad favorita… Ale. Voy a ir ajustándome la escafandra…
O… ¡espera, voy a intentar sacarla tierna y adorable en un posto!. (A ver como salgo de este autorreto…)
Todo empieza a acaba en Delhi 😉 Te gustará. Y si no te gusta… te gustará más adelante.
Hola Rubén, te escribí en el post de tu “durante”, espero puedas apoyarme o si te aparece como administrador mi correo electrónico, me gustaría que pudiéramos platicar sobre muchas muchas dudas que tengo. Muchas bendiciones y buenos viajes!
Te respondo vía mail. Un abrazo Carlos!
Jajaaja que majxs sois joder. Me pasa justo eso con Delhi 🙂 y me sentía tú mientras te leía con una sonrisilla y asintiendo a la vez.
Me gustan mucho vuestras maneras de expresados y el amor que me desprendéis. Molto grache pareja de viajeros universales. Hasta el infinito y más allá 😉
Es que es una ciudad que se las trae, ¿eh? No sabes si te está gustando mucho o todo lo contrario 😉 Gracias a ti!