Mientras preparamos nuestro próximo viaje largo, los recientes episodios de bulimia viajera devorando fotos de anteriores viajes, traen consigo un sinfin de recuerdos. Durante nuestra vuelta al mundo de un año, el gigante subcontinente indio se convirtió en uno de los destinos que se quedaron pendientes. Aquel año de vida en el que siempre fue verano, terminó de imprevisto con un “viajus interruptus” en toda regla que por causas ajenas a nosotros, y antes de lo que pedía el cuerpo, nos sentó frente a frente con la temida vuelta. Algunos meses después sucedía lo inevitable, el dragón que vive dentro de nosotros volvía a desplegar sus alas pidiendo nuevas aventuras y esta vez, tenía ganas de recorrer el mundo de una forma diferente. Un viaje más pausado, con más tiempo, con menos traslados y con más posibilidad de profundizar. Con esa voluntad nació el massalaHDtrip. Un viaje de ocho meses con nombre de especia que siginifica “mezcla” y en formato high resolution.  Esta vez, India no podía faltar.

Mientras uno se peleaba con el picante, otra se sumergía en 11 días de meditación en silencio aprendiendo la milenaria práctica del vipassana. Hubo momentos para recorrer parte del Himalaya en una Royal Enfield, para pisotear nuestros principios en Varanasi, para perder la noción del tiempo en los trenes, para visitar la moderna Chandigar o la caótica Calcuta, para darse un baño en las playas de Goa, para enamorarse del Taj Mahal, para pelearnos con su baños…

Viajamos por el norte, por el sur y por el oeste… Tomamos un respiro y volvimos una segunda vez para (a pesar de todo) terminar dejando el país con la sensación de no haber conocido ni la punta del iceberg. Y es que en India, conviven tantas realidades, religiones, culturas e idiomas… que se hace inabarcable para unos e inexplicable para muchos otros. Con el espíritu de arrojar un poco de luz sobre “uno de los pueblos” que más nos llamaron la atención dentro de ese enorme país, nace este post…

Probablemente más de una vez te hayas cruzado en algún aeropuerto u otros lugares internacionales con hombres de rasgos indios, de pobladas barbas, muy altos y que cubren su cabeza con un turbante de un único color fuerte. ¿Sí?… Pues estabas ante un sij. Los sijs (o sikhs) proceden de una antigua casta de guerreros de India y surgieron en un momento de conflicto entre musulmanes e hindúes bajo la creencia de que “no hay hindúes, no hay musulmanes, no hay más que un Dios, la Verdad Suprema”.

El sijismo es una religión y en dicha doctrina, sus fieles creen en único Dios y en las enseñanzas de los diez gurús del sijismo recogidas en el Libro Sagrado (Granth Sahib). Además, consideran el pelo como un regalo de Dios (por eso no se lo cortan y lo llevan recogido dentro del turbante que se ponen cada mañana). Hay otros signos que los caracterizan, como el uso de una ropa interior específica que les permite la movilidad de un guerrero, llevar una pulsera de acero como símbolo de la honestidad y una pequeña daga que nunca usan para atacar sino para autodefensa o defender a quien lo necesite.

La mayoría de los sijs viven en la provincia de Punjab donde se encuentra, en la ciudad de Amritsar, el Templo Dorado. Es, sin duda, el templo más importante para esta comunidad, ya que alberga el original Libro Sagrado.

Son una comunidad especialmente querida por los peregrinos debido a su hospitalidad. Las cocinas del Templo Dorado nunca duermen y en sus comedores se sirve comida gratuitamente las 24 horas del día a cientos de miles de personas. No importa la religión, la clase social, ni el origen del peregrino.

Todo el mundo es bienvenido a comer en un templo sij siempre que tenga en cuenta algunos detalles:

  • Tanto hombres como mujeres tienen que llevar la cabeza cubierta (normalmente en la entrada de los templos suele haber pañuelos para poder cubrirse en caso de no tener).
  • Descalzarse. Hay un lugar específico para dejar los zapatos en el que no se piden propinas.
  • Es posible que en la entrada compartan contigo una bebida de bienvenida o un pequeño snack.
  • Para acceder a los comedores tendrás que hacer una fila y esperar tu turno. Una vez dentro del salón, ocupa tu sitio en el suelo y espera a que los voluntarios pasen a servirte tu ración.
  • Al terminar, cada persona recoge su bandeja y la deposita en el lugar correspondiente.

Nadie te va a pedir en ningún momento que pagues lo que te has comido. Todo funciona gracias a los voluntarios increíblemente bien coordinados y las donaciones que los sijs hacen desde todas partes del mundo. En el caso de querer colaborar con su obra, hay una zona habilitada para ello que forma parte del complejo del templo (una especie de taquillas).

Después de hacer la donación, se le hace entrega al benefactor de un recibo que la justifica y se le muestra en qué cantidad de arroz mezclado con azúcar (alimento que se utiliza para la comunión) “se ha transformado su dinero”. Además, en templos tan grandes como el Templo Dorado en el que al día se sirven más de 100.000 comidas, están encantados de contar con el trabajo voluntario de todos los visitantes.

Es muy difícil que un sij pase desapercibido a la curiosa mirada de cualquiera que se cruce con él, pero sobre todo, es imposible que una vez que los conoces un poco, no sientas cierta admiración y mucho respeto por ellos.

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11 Comentarios

  1. Ariel González Mouls Responder

    Hola! Cómo están? Sé que es vieja esta entrada, pero escribiré igual, por las dudas 🙂

    Desde Argentina, primero quería felicitarlos por el contenido éste y por el otro de Amritsar. Maravilloso el relato y el video.

    Me encuentro preparando con tiempo mi viaje al norte de India. Planeo un viaje de unos 30 días (descontando los vuelos), de paso relativamente lento, con foco principal en Rishikesh y Varanasi (que se llevarían el 50% del tiempo neto aprox). El resto entre Amritsar, Jaisalmer, Jodhpur, Delhi y Agra (entre dos y tres días cada uno).

    Sobre Amritsar:

    -Creen que está bien tres noches y dos días completos en el templo? Mi idea es recorrerlo y capturar lo más posible la vida dentro, y tratar de colaborar como voluntario, comiendo y durmiendo dentro. Lo ven viable? Es mucho o podría ser más?

    -Relacionado a esto, es fácil ser admitido como voluntario y dormir allí? Digo, basta con ir a una oficina y ofrecerse y listo?

    Muchas gracias, toda información me servirá mucho.

    Abrazo!

    • Hola Ariel, qué buen plan tienes en mente. Felicidades. Sobre lo que nos preguntas, sí, es posible. Nosotros nos quedamos dos noches allí. Dentro del templo y también colaboramos como voluntarios. Es posible quedarse allí incluso en una habitación “para viajeros”. Sin duda es una experiencia increíble que vale mucho la pena. Abrazo grande!

      • Ariel González Mouls Responder

        Hola Rubén, muchas gracias por la respuesta y por tu tiempo. Genial entonces, seguiré con el armado del itinerario de esa forma. Abrazo!

  2. Es verdad que ya no dan tanto miedo, más bien al contrario. Al final voy a tener que ir a India. Gracias por este post Lucy, no tenía ni idea.

    • Hola Helen. Solo te diré que nosotros cuando queremos preguntar por una dirección o andamos algo perdidos… lo primero que hacemos es buscar un turbante 😉 .Me alegra mucho leer que te han entrado ganitas de conocer ese alucinante país y mientras llega ese día ya sabes donde encontrarnos. ¡Un abrazo!

  3. Dejo de entrar a su blog por unos días (quizás un poquito más de tiempo ) y ahora que regreso, me encuentro con que también enseñan historia? Ahora tengo una razón más para recomendarlos! Jaja. Ya sé donde buscar inspiración para planear un viaje por Asia! Un fuerte abrazo para los tres!

    • Tanto como enseñar historia… Anda que no nos queda para eso. Tenemos poco de teóricos, solo podemos escribir sobre lo que hemos investigado, leído o lo que nos han contado aquellos con los que nos hemos cruzado por el camino. Seguro que si hay algún experto en el tema nos tira de las orejas. Pues hablando de Asia… puede que se avecinen algunos post más con costumbres curiosas, no te vayas muy lejos. Por cierto, ¿qué tal vais por Guayaquil? ¿Vuelven las ganas de poner pies en polvorosa? Besitos para los dos.

  4. Lucy, gracias por tu post. Nos ha traído muchos recuerdos y nos ha hecho reflexionar.

    Cuando llevas viajando tiempo, llega un momento en el que un viaje rápido e intenso ya no da tanta satisfacción. Más que viajar de un lugar al otro para ver nuevas „atracciones” prefieres quedarte en un sitio y conocerlo mejor. Nos pasó en Irán donde viajábamos como locos y nos quedamos un poco atrapados en lo de „verlo todo”. A mitad de camino nos dijimos „basta!!”. Y luego unas semanas más tarde en India sabíamos que buscábamos otra cosa. Y si, es cierto, se necesitaría toda una vida para conocerte el subcontinente indio. Nuestra solución fue concentrarnos sólo en dos o tres regiones. Así pasamos tres meses y la mayor parte del tiempo en Ladakh y en Kerala. Dos zonas totalmente diferentes, pero fascinantes. Dos caras de India y eso que nos queda tanto por ver.

    Lo más gracioso es que nunca pensábamos de India como un destino para nosotros. Nunca nos atraía. Al contrario. Siempre buscábamos excusas para no ir: que hay tantos sitios por el mundo, que realmente no hace falta ver India, que es sucia, que es difícil, etc. Todo cierto, pero al mismo tiempo falso. Porque India tiene algo para todos. Mucho depende de tu actitud, de como respondes ante todo lo que veas y sientas. Y a decir la verdad, nos encantaría volver para conocer sus otras caras.

    En cuanto a los sikhs y el Templo Dorado, nos queda por ver. Por perrería no llegamos (hacia muchísimo calor y nuestras mochilas en este momento parecían pesar cincuenta kilos cada una), aunque estuvimos cerca. Hemos oido que es un sitio fascinante, pero teníamos un poco de miedo. No estábamos seguros de cuanto queda de lo religioso y místico y cuanto de lo turístico. Por lo que cuentas, sigue siendo un lugar de estos „mágicos” que se te quedan clavados allí dentro. Ojalá lleguemos un día.

    Otra cosa hablando de los sikhs. Por pura casualidad estando en China vimos una película de Isabel Coixet. Una semi-comedia, semi-drama (Learning to drive). Sale Ben Kingsley que hace de sikh. Merece la pena verla.

    ¡Un abrazo!
    Kasia & Víctor

    • Hola pareja! Lo primero daros las gracias por vuestro comentario y por el tip de la peli de Coixet. No la conocíamos y aprovecharemos para verla en cuanto tengamos oportunidad. Nos gusta mucho el tipo de películas que ella hace, así que ya hay motivo para verla por partida doble. 🙂

      Como me gusta leer vuestra experiencia-cambio de opinión sobre India. Fue mi primer destino asiático hace ya unos 8 años. Le tenia muchas ganas y me atrapó desde el primer día. Por aquel entonces era bastante más inexperta en esto de los viajes y me volvía loca a recomendarle a todo el mundo que fueran a India, así del tirón. Sin ser capaz de haber hecho una reflexión de los motivos que te llevan a disfrutarla o a todo lo contrario. Es un país en el que la actitud lo es todo y con zonas para todos los gustos (“hay una India para todos”, eso es). Ahora que ya lo he entendido puedo contarlo cuando alguien me pregunta y ayudarles a buscar su zona.

      Con respecto al Templo Dorado, nuestra experiencia fue mejor de lo que esperábamos. Llegamos tarde, dejamos las mochilas, empezamos a movernos por el complejo y nos quedamos tan flipados que no dormimos en toda la noche andando de un lado para otro. Al final nos pilló el amanecer casi sin darnos cuenta. Aquello no para nunca. La gente duerme, come y reza cuando quiere y donde quiere (creo que este es uno de los motivos de que me guste tanto este país :p).

      Nos quedamos a dormir dentro del templo en una zona que está habilitada para extranjeros. Son camastros y unas taquillas (por cierto, pillé pulgas por salirme del saco-sábana, que quien me mandará). No caben más de 20 personas. Os podéis hacer una idea de lo que son 20 personas diluidas entre más de 100.000 sijs (hombres y mujeres) rezando, comiendo, meditando, durmiendo… por todos los rincones del templo. Aquello es tan enorme que una vez que sales de la habitación para extranjeros es imposible que te los vuelvas a encontrar dentro. Me llamó la atención además, que cuando venían los típicos chavales jóvenes con ganas de “hazte una foto conmigo” los guardianes del templo los disuadían en plan “este es un lugar de culto” y ese es el motivo por el que tengan los camastros para extranjeros. Tratan de salvaguardar que el lugar se mantenga como un centro de culto.

      Confieso que la primera vez que fui a India tammbién me quedé con las ganas de ir al Templo Dorado. Con el tiempo he descubierto que no era mi momento y además así he tenido una excusa (más) para volver. Ahora tengo que seguir tirando de excusas… volvería cien veces más y eso que hay momentos en los que tengo que hacer más ejercicios de empatía de los habituales, pero creo que justamente por eso siempre quiero volver.

      Un abrazo grande y a seguir!

      PD: Nos quedamos con las ganas de poder ir a vuestra charla sobre Irán (otro destino al que le tenemos muchísimas ganas). La culpa la tuvo el trabajo. Koke, de momento, se deja llevar a todas partes. 😉

      • Lucy, no hay nada que no se pueda recuperar. Ya nos veremos por algún lado, estoy segura!

        Nos has dado mas ganas aún de ver el Templo Dorado. Desde luego pensamos volver a India (bueno, yo seguro, Víctor se lo está pensando, jajaja). Queda tanto por ver.

        Por el momento estamos repasando vuestros posts sobre Myanmar ya que en menos de 3 semanas estamos allí.

        Suerte con el siguiente gran viaje 🙂

        Un abrazo!!!

        • Eso, eso. Los viajeros hay que conocerlos de viaje 🙂 Myanmar nos enamoró y con este respiro de por medio seguro que tarde o temprano Víctor vuelve a caer en las fauces de India (muahahahaha). Otro abrazo y ¡buen viaje!

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