Del 14 al 16 de julio // 37º // Sol de esos que rajan piedras y secan barro
Después de pasar por la caótica Calcuta, la increíble Varanasi que rompió tus principios y la obligatoria Agra, decides salirte un poco de la ruta normal para perderte por un par de pueblos… algo menos transitados (si es que eso es posible en India). Los elegidos, camino de Delhi, son: Mathura y Vrindavan.
Resulta que “ambas dos” son epicentro universal de los Hare Krishna. Un “movimiento” con pinceladas cristianas basado en el hinduísmo pero que choca con él en numerosos aspectos. Fue creado en Nueva York en 1966 por el bengalí Prabhupada que, rodeado por fieles hippies de la época, montó todo este tinglado por occidente. Al parecer, en Mathura, nació el Dios Krishna y en Vrindavan, pasó su adolescencia. Así que te pasas por los lugares más sagrados de ambas ciudades: el Kesava Deo Temple y el Shri Krishna Janmabhoomi en Mahura y el Banke Bihari Temple y el Rangji Mandir en Vrindavan.
Como la referencia más cercana que tenías sobre los Hare Krishna, era la de ver un grupo de rapados con coleta por las calles de Madrid sonriendo y cantando sin parar el famoso “Hare Krishna, Hare Krishna, Krishna Krishna, Hare Hare… Hare Rama, Hare Rama, Rama Rama, Hare Hare…”, esperas ver algo parecido por allí. Pero no. Lo que te encuentras, es un montón de desangelados y fotogénicos personajes con largas barbas y pelo enrollado que ni cantan, ni bailan. Eso sí, dentro de los templos, ves a algún que otro seguidor extranjero que vestido como ellos, irradia felicidad.
Reparas en que todo el complejo está montado en función de la donación y la venta de todo tipo de enseres y guías espirituales, incluso tienen una residencia dentro del Banke Bihari Temple por si te quieres quedar… un tiempo. Sin entrar a valorar mucho más, es cierto que se respira bastante tranquilidad allí dentro lo cual contrasta con el follón y caos que reina en otro tipo de templos. En cualquier caso y para ser sinceros… a estas alturas tienes un lío de dioses únicos, semidioses varios, profetas y demás, que no veas.
Con la tonadilla aún en la cabeza, te dedicas a pasear por ambos pueblos para percibir la esencia del lugar. No calificarías como hostil el recibimiento en general, pero tampoco como excesivamente acogedor. En ocasiones y salvo contadas excepciones, incluso sientes que molestas estando por allí.
Para pasar algo más desapercibido, entre templo y templo, te sientas en una esquina a observar cualquier otra cosa que pase a tu alrededor… la que sea…
Hechos los deberes, decides buscar el lugar por el que realmente has venido a esta zona: “la ciudad de las viudas”. En teoría, esta en Vrindavan y es a donde van a parar las mujeres que se quedan sin marido y no tienen familia ni nadie que les apoye. Van allí porque no tienen sustento posible y porque se considera que “dan mala suerte”.
Pensabas que llamándose “la ciudad de las viudas” íbas a encontrar el lugar con mucha facilidad, pero no es el caso. A decir verdad y después de preguntar a un par de locales, nadie sabe de qué les estás hablando. Para ellos, en Vrindavan no hay nada de eso y cuando se lo explicas, te dicen que sí, que algo han oído pero que solo son unas 6.000 mujeres y que eso no es nada en un país de casi 1.200 millones de personas. Tú piensas que “¿cómo que no?”, pero siendo justos con los números, en España (según datos del 2014) se produce una violación cada 7 horas (3 al día). Está claro que es más fácil eso de “ver la paja en el ojo ajeno”. En cualquier caso, los números no suavizan lo que va a doler enfrentarse a lo que viene…
Casi de casualidad, das con el lugar donde viven hacinadas ese montón de viudas que visten en su mayoría de blanco o de colores muy claros. La imagen es dura… la realidad que imaginas al respecto, más. Están literalmente abandonadas y apartadas de una sociedad que no las quiere. Mujeres de todas las edades condenadas a rezarle a los dioses cada día y a vivir de las limosnas. Has llegado a su “centro de operaciones” donde cada día se juntan para contabilizar el dinero recogido y repartirlo entre todas. Solo se tienen las unas a las otras.
La bofetada es muy fuerte y todos los pensamientos que se te aturullan en la cabeza, más. ¿Qué habrán pasado hasta llegar aquí? ¿Qué esperanza les queda? ¿Cómo será el resto de sus vidas?… Y tú, te vas. Te vas rápido de allí por, esta vez sí… no querer molestar. Te vas, una vez más… con el corazón en un puño. Un corazón que palpita fuerte y que no sabe dónde meterse. No sin antes romper otro de tus principios básicos dejando una limosna en una de las cajas de donaciones y levantando el brazo para tirar una foto con el móvil mientras te tiemblan las manos y te concentras para tratar de convertirte en un ser invisible.
Así está siendo India: constantemente intensa para todos los sentidos y órganos internos que palpitan rápido.
11 Comentarios
A pesar de su aparente resignación estas mujeres son dignas de compasión, leer sobre cómo es la vida de las viudas de Vrindavan resulta esclarecedor, hay dos novelas recientemente publicadas que están basadas en el tema, LAS TORRES DEL SILENCIO y CENIZAS EN EL RíO GODAVARI (autora Lourdes María Monert)
Es una “realidad” muy dura. Apartadas de un día para otro de la sociedad 🙁
A los interesados en el tema les recomiendo la novela CENIZAS EN EL RIO GODAVARI la pueden encontrar en AMAZON. Describe la realidad de la Vida de las viudas de la India, el Rito del sati, la dote, los matrimonios concertados, los aghori ( monjes que comen carne de cadaveres y Otras exoticas tradiciones
Yo no lo veo nada ni triste ni malo.Cierto que a perder toda la familia no es grato. Sin embargo a esas personas se les facilita hogar para mejorar el karma a próximo nacimiento(según sus creencias)
Comparando con las chicas entregadas a la vida monástica de clausula por lo menos Las mujeres Indias hayan experimentado algo de vida antes de entregarse a Díos.
En cuanto a la ley, si que pueden volver a casarse si encuentran otro hombre.
Hola Sebastian. No sé muy bien en qué fuente de información te basas cuando dices que se les facilita un hogar ni qué tiene que ver que existan mujeres que llevan una vida aún peor para que esta no te parezca triste. Que existan redes de prostitución infantil no justifica el que otra persona tenga que ser repudiada por su familia. Las dos situaciones son injutsas y suceden en contra de la voluntad de la víctima.
El lugar en el que viven por estar repudiadas no es precisamente lo que yo consideraría un hogar. Nosotros pudimos entrar dentro (entré solo yo. Rubén se quedó fuera por respeto a su intimmidad). Te puedo decir que me temblaban las manos de pena por ver lo que vi. Había oído hablar de estas mujeres y mi amor por India me hacía no creerme del todo la historia. Necesitaba ir a ver aquello con mis propios ojos. Lo vi y lo lloré. Aún siendo consciente que es algo que sucede en un estrato social muy concreto y que no es la realidad de la mayoría de las mujeres del país, pero existir existe.
Te aseguro que un suelo donde dormir acinadas todas juntas no es lo que yo considero un hogar. Separarte de tu familia, no poder trabajar y ser considerada por una parte de la sociedad como alguien que da mala suerte me parece durísimo. De hecho, en la ciudad operan varias ongs que están apoyándolas para que lleven a cabo actividades laborales que ellas mismas generan y las de la “casa” (por llamarlo de alguna manera) en la que estuvimos nosotros estaban organizadas para repartirse entre todas lo que consiguen de las limosnas. Ni siquiera pueden volver a vestirse de colores y la verdad es que no tiene pinta de que les hagan nuevas propuestas de matrimonio viviendo como viven.
¿No es triste, ni malo? No, es aún peor. Es trístisimo y malísimo.
gracias por explicar con tanta realidad los sentimientos que experimenté al andar por allí… hace un año ya, y todavía tengo los ojos de todas las mujeres gravados en mi mente.
Qué bueno el blog y qué buenas las fotos!! Un saludo, chicos! Y disfrutad de India, que ya veo que lo estáis haciendo!
Muchas gracias Alberto! Hay que aprovechar!
Descubrir las realidades es muy chocante, nunca había escuchado sobre un pueblo de viudas. Y 6.000 mujeres me parece bastante! Buen post. Sigan contando más historias chicos! =)
Seguiremos… pero espero que no todas esas realidades que vengan sean tan tristes como esta! Abrazo
Uff, lo de las viudas tiene tela. Me recuerda al cuento de… Verne? sobre un indio que al morir, tienen que quemar a su viuda en la pira funeraria. No parece que la cosa haya cambiado mucho… 🙁 Un abrazo!