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ADVERTENCIA: este post no es apto para madres, padres, hermanos y amigos de toda la vida. Dicho esto… ¡Dejadlo aquí! No sigáis leyendo. En serio… no merece la pena. Si lo hacéis, es bajo vuestra responsabilidad.
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Para los demás, y ya que vamos a caminar juntos un buen rato… hagámoslo escuchando “como respira” Taman Negara.
Érase una vez, en una jungla muy muy antigua (la más antigua habida y por haber ya que se formó hace unos ciento treinta millones de años), “dos intrépidos” exploradores (chica ella y chico él) que quisieron conocer “a solas”, los secretos que allí se escondían. Se levantaron pronto, desayunaron fuerte y llevaron agua suficiente por lo que pudiera ocurrir… y ocurrió.
Al principio el camino era sencillo ya que el día anterior no había llovido y los mínimos senderos que recorren la jungla estaban secos y bien marcados. Nuestros protagonistas se paraban cada dos por tres a hacer una foto o un vídeo… por aquello de poder “recordarlo y contarlo después”. Supuestamente conocedores de las señales, las seguían “a pies juntillos”. Pies por los que cada vez que pisaban el poco barro que había, subían una o dos infatigables sanguijuelas que de buenas maneras y con algo de dificultad, se quitaban entre risas el uno al otro.
Cuan bonito es pasear por la jungla. Cuan increíble es su paisaje. Cuanta cantidad de animalillos se ven y se intuyen. Cuan solos y apartados estaban de todo a cada paso que daban… De pronto, un cartel apareció ante ellos para advertirles de peligros futuros: “Más allá de este punto deberías seguir con guía” (Nota: no habían contratado guía porque era realmente caro para ellos y además, les gustaba eso de “andar sueltos por ahí”).
(Silencio)
El camino seguía siendo fácil, brillaba el poco sol que la tupida selva dejaba pasar, los pájaros cantaban y todo era felicidad. Después de una hora y media de ver el cartel, el camino empezó a complicarse un poco. Más árboles caídos que rodear, más riachuelos que saltar, más barro que pisar, más sanguijuelas que quitar…
– ¡Señal amarilla! Bieeeen, decían a la vez.
Al siguiente kilómetro, le siguió otro… y otro. El calor y la humedad iban derrochando botellas de agua a mejillas llenas y las piernas empezaban a cansarse de tanto subir y bajar.
– Qué raro… ya deberíamos haber llegado.
Y entonces… sucedió. En cuestión de segundos, el sol cedió su protagonismo a una fuerte e incesante lluvia y -las señales-amarillas-bieeeen-, desaparecieron. Empezaron a brotar torrentes de agua por todos “lodos”. Nuevos “nocaminos” hasta ahora anónimos, florecían a raudales. Estaban tan cerca… y tan lejos. Llovía. Cada vez más. Se pusieron sus impermeables, volvieron hasta la última señal que habían visto y se pararon durante un par de minutos bajo el torrente de agua a pensar bien en “los pasos a seguir” a partir de entonces. Eran las 16:10. En teoría debían de estar muy cerca del río y de los botes que les llevaran de vuelta… o tal vez no. Sin señales que seguir, con más 150.000 especies de animales rondando sueltas, un área de 4.343 kilómetros cuadrados de jungla por el que perderse y con un programa de navegación en el móvil (cuya pantalla no respondía bajo tanta agua) más desorientado que ellos, decidieron volver por donde habían venido. Les esperaban 11 km de vuelta que tenían que recorrer en menos de dos horas. Los dos sabían que era imposible, pero ninguno lo decía en alto. Empezaron a andar más rápido que nunca. Generando adrenalina. Buscando señales… esta vez rojas. Entre resbalón y resbalón, pisaban con pie firme sin importarles dónde y qué. Con prisa, sin pausa y con sanguijuelas. Todas eran bienvenidas. Barra libre de sangre… All can you suck.
– ¡Señal roja!
– ¡Señal roja!
– ¡Señal roja!
En tiempo récord, llegaron a un cartel que indicaba el camino por donde venían, el de vuelta “a casa” (a 8 km) y uno nuevo que, supuestamente, les llevaba hasta el río en sólo 2 km. Decidieron seguir el nuevo y después de dar alguna vuelta que otra siguiendo las señales blancas… volvieron al mismo sitio. Sin duda… ¡Era una señal! Había que parar. Casi de noche, decidieron que no les quedaba otro remedio que hacer lo que ambos barruntaban hacía rato: pasar la noche en la jungla. Decidieron quedarse al lado de la señal para al día siguiente, recorrer los 8 km de vuelta hasta “la puebilización” y, como no era plan de ser chupados y mordidos por toda hija de sanguijuela y bicho que pasara por el suelo, prefirieron ser merced de los animales que hubiera sólo en los árboles. Así que… se subieron a una rama como pudieron y se “acomodaron”. De todos es sabido que las ramas de los árboles no se caracterizan por hacerse a la forma de las espaldas y culos humanos así que, más bien fue al revés. Eran las 19:22 y poco a poco… se bajaba el telón. La noche empezó a cubrirlo todo, dejando oír y ver sus más íntimos secretos: pequeñas luciérnagas y musgo luminiscente… monos que charlaban a gritos de sus cosas a izquierda y derecha… pájaros de otra época que sobrevolaban la jungla… la luna… Aunque alguna sanguijuela se había subido con ellos al árbol, después de dos horas y un par de chupetones sólo estaban ellos, dos o tres arañas y varias hormigas del tamaño de medio meñique. Daba igual. Estaban juntos. Todos. Dándose calor y ánimos. Con agua suficiente en la mochila y “en el cielo” para pasar tooooooda la noche. Total… ¿qué son 11 horas subidos a un árbol? Se cambiaron de postura treinta veces y su sitio en la rama, una. Estaban tranquilos, pues sabían lo que zzZZZZzzzz tenían que hacer zzZZZzzz al día siguiente. Sólo unos zzzZZZZzzzz kilómetros más con zzzZZZZZzzzz todo el zzzzZZZZzzzz día por delante para llegar zzzzZZZZzzzz darse una ducha y zzzZZZZzzzz quitarse aquella ropa que zzzZZZZZzzzz olía a sangre… sudor y zzzZZZZzzzzz…
Se bajaron del árbol con más gloria que pena. Algo entumecidos, pero con nuevas fuerzas, volvieron al camino. A los altos y los bajos. Al barro y las sanguijuelas. A perder alguna señal y volver sobre sus pasos para recuperarla. A comentar que ambos, habían tenido el mismo sueño: andando por la selva llegaban a un hostel, un bar o al río. Y mientras hablaban de esto y aquello, llegaron al río verdadero… Esperaron diez o quince minutos y cuando vieron pasar un bote, le gritaron alto y fuerte para que les llevaran de vuelta los últimos 3 km porque, sencillamente, ya habían tenido jungla suficiente.
Desde la alargada y estrecha balsa, todo se veía distinto. Verde intenso. Marrón caramelo. La jungla era otra. Seguía intimidando, pero volvía a ser increíblemente bonita. Te atraía con su magia. Miraban a un lado y a otro sintiéndose como soldados que se alejan en helicóptero de lo que pudo haber sido y no fue. Faltaba una banda sonora de música épica. Llegaron a tierra con un aspecto algo lamentable pero bastante digno y se fueron directos a la ducha del hostel que, 28 horas atrás, les había parecido precaria y sucia y que ahora, les parecía el baño de un palacio. Se despojaron de sus ropas y de tres sanguijuelas que habían huido con ellos “del marrón”. Se ducharon con fuerza… y se echaron en la cama a soñar… con una vida mejor.
Fueron felices y comieron arroz con pollo.
Fin.
Moralinas: todas. No hace falta destacar todo lo que hicimos mal, ni ponernos medallas por lo que hicimos bien. El caso es que, queríamos compartir esto por varios motivos:
- En un viaje como este, no todo es de color de rosa. No todo es idílico. No todo es agradable… ni divertido.
- No somos superaventureros implacables que nunca se equivocan y sólo cuentan los logros y azañas que, a ojos de los demás, son inalcanzables. Somos “personicas” normales… como tú.
- En las experiencias malas te pruebas a ti mismo. Tus límites. Tu capacidad de respuesta. Valoras lo que tienes y lo que no… Aprendes.
- Para nosotros, habrá un antes y un después de Taman Negara en nuestras vidas. Sobre todo un después.
- Si queríamos algo que recordar, esta experiencia (que aquí puede parecer algo ligera), es una que no olvidaremos nunca y que a día de hoy, vamos contando… con alegría y cierto orgullo (el ser humano es así, qué le vamos a hacer).
- El momento más peligroso del viaje ha sido este… y ha sido por nuestra culpa.
- Desde entonces, tenemos unas palabras mágicas que nos decimos el uno al otro cuando vemos que podemos equivocarnos arriesgando más de lo debido. Las palabras mágicas son: “¡Taman Negara!”
33 Comentarios
Excelente anécdota, para tener en cuenta! En no mucho tiempo estaré ahí, y conociéndome tanto a mí como a mi novia, probablemente nos hubiéramos perdido también por esas ansias de conocer y explorar que siempre nos invaden. Gracias por compartir! Excelente blog!
Wow… you are crazy and brave and I wish you all the best for your travels!
Thank you Ilasma. Thanks for your words and your good whishes!
Me parece fantástico, y lo mejor es que salistéis ilesos. Qué viaje de aventura es el que no tiene ninguna aventura !!! Me ha encantado vuestra historia, yo iré en noviembre. Un abrazote
Mientras uno termine pudiendo contar la historia, está todo bien. Disfruta de tu viaje y nada de aventurarse por caminos no recomendados sin guía 🙂 ¡Gracias por tu comentario Pilar!
A las puertas de Taman Negara, releyendo vuestra aventura y pidiendo a Allah, a Guan Yin y a Shiva por que iluminen la ruta 🙂
Gracias por compartir!!
un abrazo!
Seguro que a vosotros también os protegen los árboles como lo hicieron con nosotros. Recuerdos a esa maravillosa jungla que nos puso en nuestro lugar. Feliz camino!
saludada quedó!
Todo en orden! mas seca de lo que la visteis vosotros, no tantas sanguijuelas, alguna serpiente curiosa y siempre preciosa e imponente 🙂
Bien!!! Y lo que nos seguimos acordando de Taman Negara… siempre presente en nuestras cabezas. Qué bonita, salvaje e inexpulnable es. Respect!
Hola :
Me encanta su blog, tenemos una duda, merece la pena, ir a ver Taman Negara ?, pensamos estar tres días, pero vamos en diciembre llueve mucho o el tiempo esta bien ?
Gracias.
Saludos
Hola Fabiola. Gracias por tu comentario!
En diciembre no es época de monzón pero eso no garantiza que no os vaya a llover. Si la selva es tan verde y frondosa… es por algo… Esto si nosotros lo hubiéramos pensado antes no la habríamos liado tanto 🙂 Igualmente nosotros hemos viajado por Asia en tres temporadas diferentes de monzón y nunca nos ha limitado para hacer nada. Hay días que te mojas, te pones el chubasquero y con el calorazo a veces hasta se agradece un poco de agua. Verás que la vida de las personas locales sigue adelante con lluvia o sin ella. Si puedes viajar en la estación seca genial pero si solo puedes hacerlo en la lluviosa que no te tire para atrás.
Taman Negara es la jungla más antigua del planeta. Eso en nuestro caso ya era un gran aliciente para querer conocerla pero eso puede que no serlo para vosotros. Merece o no la pena en función de lo que hayáis visto antes, si sois de hacer trekings y vuestros gustos. Quizá hayáis pasado un mes en el Amazonas y os interese conocer más otro tipo de paisajes en Malasia como las islas o las ciudades… Eso sí, si finalmente os animáis acordaos de contratar un guía si decidís salir de la zona fácil que con unos que hiciéramos el tonto por la zona ya vale. Un abrazo!
miedito me dio leer e ir imaginando esa noche, con esos ruidos…..cosas que pasan….que mejor que no pasen…y que a veces no se cuentan…gran entrada!..
Me encanta vuestro blog, chicos. Lo tengo que admitir, estoy enganchada. Vuestras ganas de vivir, vuestras aventuras… sois fuente de inspiración. Ojalá algún día pueda hacer algo parecido! Mientras tanto, disfrutad y aprended por los que todavía no hemos tenido la oportunidad de hacer un Taman Negara 😉 Saludos!
La madre que os parió.
Prometisteis no morir.
Y lo estamos cumpliendo María… por eso salimos de allí.
Jajaja que bueno!!! La verdad que nosotros hicimos un treck nocturno con guia y nos explicó todos los animalillos que hay ahí, eso de dormir en un arbol
No está hecho para mi, jajaja
Estos viajes tienen estas cosas que pueden suceder, a nosotros nos ha pasado cosas que no esperábamos, pero es así y es lo que hay que asumir. Mrnos mal que no paso mas que de una anecdota porque podía ser peor.
Un abrazo chicos!!
Vaya vaya, que susto!!! Nos llega a pasar a nosotros con el niño y nos da algo grande imaginaos!!!!
Las junglas no son para tomárselas a la ligera, son peligrosas y a veces nosotros pecamos de atrevidos.
Sin lugar a dudas es un antes y un después en vuestra maravillosa aventura viajera.
Un fuerte abrazo de los tres y por favor no nos deis estos sustos que estáis muy lejos!!!
Nosotros también nos acordamos de vosotros en aquel momento y de que vais con Álvaro. Pensamos que, en vuestra situación, habríamos sido un poco más… prudentes. Abrazos!
Hola chicos, pues empeze con la historia y la musica y pense que estaba con vosotos un poco de mi ahi, pero cuando se acabo el sonido se notaba mas seria el relato, gracias a… que todo salio bien, asi y todo me encanta la historia, parece mentira que pueda pasar esto mas que en las peliculas, pero vosotros estais ahi contandonos, ANIMO “supervivientes” os sigo, mil gracias por compartir
Gracias Gloria por los ánimos. Es verdad que, como todo salió bien, la experiencia ahora es enriquecedora. Cosas así marcan la diferencia en un viaje como este. Dicho esto… cuando subamos al volcán Bromo iremos con guía 🙂
Soy fiel seguidora de todos vuestros post….me encanta ir viajando con vosotros…sois valientes y cojonudos!! Y describis las cosas tan bien que parece que lo viviera yo tb….Por eso collejon “placa, placa”!! Q mal rato con este post…..yo hubiera muerto! No puedo evitar pensar en mi tita espe y lo q habra pensado al leerlo….no obstante…esta es la publicacion mas interesante y emocionante que he leido….Oleee por sobrevivir!!! Pero seguir vivos porfavor!!! Un abrazo fuerte!!!
Patraaaaaa…. Nos encanta que estés por aquí!!!! Agachamos la cabeza y nos tragamos las dos merecidas collejas. La tita Espe es una fuerte de la vida. Aguanta más que nosotros de aquí a Lima, aunque le va a encantar que te hayas acordado de ella. 😉
Besos grandes patos!!!
No me podia creer lo que acabo de leer. So cabrones como los suavizasteis en el skype. Solo os perdono por la advertencia inicial. Besos y cuidaros un poco mas
yo me cagoooo toa.
Pero no vuelvan a repetirlo ¡que va! ¡que va!
a Teresita Cruz casi le da un yuyu.
Muchos besos
Cocooooo! Ya, ya sé que mi madre “lleva una mala semana” con lo del taruaje y lo de la jungla. La próxima vez que la veas preocupada dile: “está feliz haciendo algo que ha querido hacer siempre” y le das un beso. Aunque bueno, eso ella ya lo sabe 😉
Que nervios, no me imagino todo lo que les ha deber pasado por la cabeza en ese momento, seguramente yo me hubiera puesto a llorar los primeros 40 min y trataria de acordarme de algun capitulo de “aprueba de todo” ; son unos valientes y claro que esta sera una experiencia inolvidable
Sí, han convertido una situación complicada en una gran oportunidad de crecer & mejorar y eso habla muy bien de ellos.
Ya te digo yo Viridiana… que en momentos así, sale lo mejor de cada uno. Sabes que no te puedes parar y que tienes que salir. En cuanto a lo de dormir en la rama… Ahora hasta lo recuerdo con cariño. Intensos momentos. Qué cosas! Verdad? 🙂
Ale me trajo hasta aquí también pero os sigo leyendo y es por las fotos tan lindas, por su forma de ver y vivir la vida, por los textos que escribís y que me hacen reflexionar. Me meto casi diariamente al blog y desconecto por un rato imaginándome en esos sitios, porque me hacéis viajar desde mi rinconcito del mundo (y aprender de forma divertida porque castellano no es mi idioma), porque a veces me sacáis la sonrisa del día incluso me estoy riendo a carcajadas con algún comentario gracioso que habéis puesto.
Hoy he leído su texto y dado cuenta que tenéis toda la razón del mundo. Un niño, ante un estimulo desconocido, no tiene respuestas conocidas sino mira a sus padres, e imita su reacción. Miedo no es innato, es aprendido. De adultos, igualmente, ante nuevos retos, nuevos objetivos, desconocidos para nosotros, aparece “el miedo a lo desconocido”. Nadie tiene respuestas aprendidas, porque es nuevo. Es por ello, que de forma casi inconsciente, buscamos la aprobación de nuestros seres queridos, al igual que los niños.
Cuantas veces he dejado de hacer cosas por miedo… ¡Jolín!
Hola Mía! Tienes razón… El miedo está ahí y ante sitaciones “especiales” no sabemos cómo vamos a reaccionar. No hay que ser imprudente y aunque nosotros lo fuimos un poco y ahora nos alegramos por la aventura… hay que tener cuidado. Eso sí, si sólo te dejas llevar por el miedo… nunca haces nada. Nosotros estamos aprendiendo eso también.
Ojo… Que eso de repetir una y otra vez el mismo aburrido y gris día de oficina también nos parece un plan arriesgado 🙂 Ya sabes.
🙂 …vivir es lo más peligroso que tiene la vida…
Hola chicos!!! Empecé a leer escuchando el audio y parecía que estaba en la jungla con ustedes. Pero el audio terminó y el relato se hizo más serio. Me alegro mucho que haya salido todo bien. Gracias a Ale Sanz los sigo. Me encanta que compartan su experiencia con nosotros, pero cuídense. Besos desde Argentina.
Gracias Anabella! Por los ánimos y por seguirnos. No es lo normal que “nos pasen estas cosas” pero… en un año a todo el mundo le pasa algo. Incluso un esguince jugando al fútbol con los compañeros del trabajo 🙂