Actualizado 16/04/2019

Y un día, te ocurre una de esas experiencias que no te esperas y que es muy XXX

Un suponer… resulta que “una pareja de amigos” de unos amigos están dando la vuelta al mundo y se encuentran en Bangkok. Entonces, una noche cualquiera, paseando de mercadillo en mercadillo, tanto ella como él, sienten la llamada de la curiosidad por ver cómo se fabrican las bolas de ping-pong. Para el que no lo sepa y como bien se puede observar en la película “Priscilla, reina del desierto”, las bolas de ping-pong vienen al mundo desde Bangkok por obra y gracia de las mujeres tailandesas que trabajan de noche… en lugares de dudoso honor… un tanto sórdidos y normalmente oscuros. Aunque es cierto que la mayoría de las “cosas malas” pasan en lugares oscuros, algo tan cándido como el nacimiento de una bola de ping-pong tenía que ser algo… bonito… lleno de color. Así pues, cuando la pareja que decide hacer ese tipo de modernas actividades juntos, se encuentra buscando el mejor lugar para presenciar un momento que está llamado a ser algo que recordar, aparece un hombre salido de la oscuridad con un cartel en el que se puede leer “show ping-pong girls” mientras dice efusivamente: “one beer for 100 bath and show for free… look for free… great show… only 100 bath one beer”.

Llámalo coincidencia, llámalo revelación… llámalo destino.

El caso es que, antes de decir “sí queremos”, ambos preguntaron varias veces el precio de todo para asegurarse de que no se trataba de un timo o similar y después de asegurar los detalles de la generosa oferta, allá que iban los dos… siguiendo al señor que “conocía el camino” hacia la otra dimensión. Esquivaron un par de puestos, entraron en una calle algo más oscura, subieron una escalera y… llegaron a la tierra prometida. Allí donde todo es posible. Allí… donde las mujeres tienen increíbles superpoderes. Virtudes inimaginables. Dones inexplicables… ante los que los hombres se quedan petrificados. Boquiabiertos. Como… ausentes. Al cruzar el umbral y como si un ataque de desconfianza de última hora les invadiera de nuevo, volvieron a preguntar al hombre que les abría la puerta del Edén… para asegurarse de que, lo que les había contado el primer hombre… aquella increíble oferta caída del cielo… era cierta. “Of course… one beer 100 bath… show for free”, exclamó el hombre. Ambos dos a partes iguales, se sentaron ante “el escenario de parto”, cogieron su cerveza (sonrisa en mano) y se prepararon para lo que viniera. A su derecha, había 4 chicos alemanes asediados por dos chicas en paños menores… un poco más allá, un aspirante a dj; a su izquierda, dos señoras gordas contando billetes; al fondo… en lo más zaino de la oscuridad, un señor gris que tooooodo lo veía. Sin ubicación concreta y con total libertad de movimientos, chicas que iban y venían… que se pintaban… que se aburrían. Arriba… en el altar… donde los sueños se hacen realidad, tres mujeres se mediocontoneaban al casi ritmo de una música jamás oída antes. En su cara se podía apreciar la desidia, la tristeza… la nocturnidad… Al tiempo que la pareja se sentaba y tomaba conciencia del curioso lugar, apenas pudieron ver cómo un par de bolas de ping-pong cruzaba la sala a gran velocidad. ¿Destino? La pared, una columna… el suelo. ¿Origen? El más oscuro de los secretos. Como por arte de magia, dos cervezas aparecieron con el segundo bote de la primera bola y dos pequeños vasos con vino o brebaje similar, con el tercer bote de la segunda. Como no habían pedido más que las cervezas y, por si se tratara o tratase de “un terrible error” de incalculables consecuencias económicas para “Budha sabe quién”, el chico raudo y veloz como las pelotas de ping-pong, se encargó de poner los vasos en otra mesa.

xxx_algo_que_recordar_01

Los alemanes se fueron después de hablar un rato con varias chicas y las dos señoras gordas así que la intrépida pareja, se quedó “a solas”… con tooooooooda la gente del mágico y oscuro lugar. Después de ver varios trucos como: la increíble aparición de la cinta de colores de 5 metros, el tiro al globo con dardo, el toque de bocina e incluso el soplido de velas en tarta de cumpleaños… la pareja decidió que ya habían tenido suficiente magia y optaron por irse. Se levantaron… se acercaron a la mesa de las señoras gordas para pagar sus 200 baths (unos 4,7€) y de pronto, se obró un nuevo milagro: en lugar de los 200 baths prometidos, la cuenta ascendía a 2.800 baths. Estaban ante un truco inexplicable. Truco que, contrariamente a lo que hacen los magos, las señoras empezaron a desmenuzar con todo lujo de detalles: 400 baths por cada cerveza y 4 espectáculos vistos a 500 baths cada uno… 2800 baths. Es decir, unos 67€. Evidentemente, ambos dijeron que ese tipo de magia… no era para ellos. Al momento, aquellas señoras cambiaron el rostro. Estaban entre ofendidas y molestas. La chica optó por ser el poli bueno y a pesar del elevado volumen de la música, empezó a contarle a las señoras que seguramente todo se trataba de un malentendido:

– El hombre nos dijo que eran 200 baths y el show gratis…
– ¿El hombre?… ¿Qué hombre?… Este es mi bar y yo pongo los precios.
– El hombre que nos trajo aquí.
– No hay ningún hombre. Este es mi bar. Son 2.800 baths.
– No vamos a pagar 2.800 baths. Eran 200… aquí están.
– ESTE ES MI BAR… ¡¡¡PAGADME 2.800 BATHS!!!

¿Y ahora qué?

Existían varias posibilidades para “salir de allí”. Algunas malas y otras muy malas:

  1. Amenazar con llamar a la policía: el problema es que normalmente los extranjeros no conocen el teléfono de la policía pero aún sabiéndolo, difícilmente podrían explicar dónde están a alguien que posiblemente no sabe inglés (sin contar con lo elevado de la música que obligaba a hablar a gritos).
  2. Correr hacia la puerta a la voz de “¡¡¡Corre hacia la puerta!!!”: el problema es que había bastantes acólitos alrededor. “Irte sin pagar”, es darles un motivo para… llegar a más.
  3. Decir que no pagas y que no pagas ea… ya está. Bueno… en una ocasión como esta, se trata de 12 mujeres, 2 gordas poseídas y tres hombres a la expectativa contra una pareja que se quiere.
  4. Empezar a repartir hostias: repito… se trata de ocho mujeres (dos de ellas, gordas poseídas) y tres hombres ocultos a la expectativa contra una pareja que se quiere.

Así que, el chico, que había estado todo el rato en segundo plano… pensó en cómo dar donde más dolía y dijo:

– Señora… escúcheme un momento… ¿Sabe qué? Nos vamos a sentar aquí mismo… tranquilamente. Tenemos tooooooda la noche y ninguna prisa. Le vamos a decir a todo el que entre por esa puerta lo que ustedes hacen aquí. Que esto es un engaño y que van a intentar cobrarles mucho más de lo que dicen. “Florencia”… ven… siéntate aquí conmigo.

En ese preciso momento, una de las señoras gordas dijo: “Ok… give me 600 baths”, a lo que la pareja dijo que no. Se sentaron y dijeron que sólo 200 baths. En ese momento, entraron dos chicos y una pareja de japoneses. Él, se levantó y se fue hacia ellos directo tal y como había dicho. Se montó un pequeño revuelo de gritos con 4 chicas de la noche que intentaron frenarle en su intento… pero no pudieron.

– Iros, esta gente sólo quiere timaros. Os dicen un precio y luego van a intentar cobrados 100 veces más. ¡Iros!

Cuando los cuatro “futuros timados” se fueron, la señora gorda empezó a gritar a garganta tendida mientras la pareja estaba delante de ella. Mirándola como si nada.

– ¿QUERÉIS PELEA? NO PODÉIS HACER ESO… ESTE ES MI BAR. ¿QUERÉIS PELEA? ¿EH? VAMOS A PELEAR…

En ese momento, la otra señor gorda dijo “Ok… 200 baths”.

– Muy bien… tenemos un billete de 500… dame antes los trescientos de vuelta y luego te lo doy.
– ¡¡¡IROS DE MI BAR!!! VENGA… FUERA DE AQUÍ YA…

Y así… con más “cosas que contar para recordar” de las deseadas a priori, la pareja se fue de allí. Con sus cervezas por 200 baths y su horroroso “show for free”. Eso sí, con material suficiente para “llevarse al blog”. Como dice una frase de ese corto del que tanto hablamos “El síndrome del eterno viajero”:

“Todo son buenos recuerdos, aunque en su momento no lo fueran tanto”.

30 Comentarios

  1. Bueno… la verdad nunca habría ido a un lugar así. Me parece que muchos viajeros, por morobo, se meten a ese tipo de sitios que sólo sirven para trata de personas y violencia contra la mujer. A ustedes les iban a quitar plata, pero a las chicas que trabajan ahí seguro que les quitan mucho más que dinero.

    • Exacto. Ese fue el gran aprendizaje. Si has podido leer algunos de los primeros comentarios que hicimos en ellos hablábamos de eso. Fuimos por curiosidad (sobretodo diré en defensa de Rubén que mía porque él no quería ir) y después pasó eso que en realidad importa más bien poco. Lo importante eran las caras y el estado de ellas que se veía claramente que no era bueno pero ahí estábamos nosotros colaborando con esa industria. Por eso contamos la historia real del timo. Sabemos que frenará a mucha gente a evitar ese tipo de lugares y a colaborar con mantener esa situación en la que viven esas mujeres. Desde luego nosotros aprendimos la lección.

    • Hola Marta. Si te digo la verdad, creo que ni nosotros mismos imaginábamos que saldríamos por ahí. Fueron los nervios del directo. ¡Un abrazo!

    • ¡Jajaja! Entre absurdo y “acojone” andaban los personajes de la película. Acojone = cagazo, otra para el diccionario 😉

  2. Vaya historia! Menudos huevos! Supongo que en esa situación uno se vuelve inconsciente y le echa lo que haga falta sin pensar lo que podría pasar… Sin duda algo que recordar 😉

    • Totalmente. Una vez que ha pasado es cuando realmente te das cuenta de que has tenido suerte y la jugada ha salido bien pero que la cosa podría haber sido mucho peor (me tiemblan las piernecillas solo de pensarlo, glug). ¡Gracias por tu comentario Grace!

  3. Que gran historia! ^^
    Yo mientras leía quise dar con una solución al problema y no daba pie con bola, jajaja. No se me habría ocurrido nunca lo que el chico hizo! jaja ni con la calma de mi sillón!! Ni de coña se me ocurre eso con los nervios del momento XDD

    Sois unos craks!

    • Hola Daniel. Estoy segura que si te ves en la situación y piensas en lo que te duele soltar esa pasta que no es una enorme cantidad, pero que para ti en ese momento supone mucho, entonces te sorprendes a ti mismo convirtiéndote en el más Maquiavélico y si no que se lo digan a Walter White ;). Un abrazo grande y gracias por tu comentario.

    • Esa nos la apuntamos para la próxima, a ver si así nos ahorramos los empujones y un arañazo que se llevó Rubén de recuerdo. Espero que con una ya hayamos aprendido la lección y no nos dé más por meternos en antros de dudosa pinta. Un abrazo Jose y gracias por el comentario.

    • Si es que, los amigos de los amigos… siempre son los más irresponsables. Por eso le pasan las cosas raras 😉

  4. Qué miedo!! Sobre todo las señoras poseídas. Un curiosidad que tengo: ¿Allí por donde vais también hay espectáculos masculinos? ¿O sólo chicas?

    • Respondiendo a tu pregunta te diré que a Bangkok le llaman la Disneylandia del erotismo y el sexo. Dicen por aquí que es capaz de satisfacer todos los deseos posibles al respecto. Así que también hay espectáculos de chicos aunque el tema del PING-PONG tenga más fama.
      Aquí te dejo un artículo que habla sobre el turismo sexual y erótico a todos los niveles de la ciudad, sus públicos e incluso una de las razones históricas de por qué Bangkok relacionada con un acuerdo al que llegó el país con EEUU durante la guerra con Vietnam.

      Después de leerlo me he arrepentido de ir a ver el show. Por un día nosotros nos convertimos en turistas del turismo sexual y si estamos en contra de ello colaboramos para fomentarlo. 🙁
      http://www.nexos.com.mx/?P=leerarticulo&Article=447421

  5. ole ole y ole! menuda pedazo de historia y que pena el mal momento! desde españa y viniendo de pasear por su precioso centro malasaña os mando un abrazo enorme! cuidaros chicos!

    • Eyyyy!!! Cómo se está portando Madrid? Tómate una cañita por nosotros y saluda a nuestro ex-barrio latinero. Qué bien tenerte por aquí con nosotros!

      Que conste que ahora nos reímos mucho con lo del Ping-Pong y cuando salimos victoriosos del garito también pero en el momento… Espero que no nos grabaran nuestros caretos…:)

  6. Es como la del café a cuatro mil euros en la plaza de San Marco o esa otra en la que te trincan la cámara si eres japonés y estás esperando a entrar en el museo de El Prado: una historia de manual.

    • Pues sí. De manual son todos los timos y de manual debe ser también la cara de “gilipollas” que se te queda cuando te das cuenta de que te están aplicando la página 69, párrafo 2 del manual.

    • Jaja! Perdona mi ignorancia pero he tenido que preguntar quienes eran. Primera generación de la E.S.O. No me culpes, ja!

    • Gracias Marquetes! Creo que la valentía es directamente proporcional a la importancia que en ese momento tenga ese dinero para ti. Ya sabes de primera mano que en Asia 60€ dan para mucho… 😉 Cómo para desprenderse de ellos!

Dejar un comentario