Después del éxito de Koke por “la gira asiática” en Tokio y Shanghai y de la sorprendente e inesperada gran acogida en Nueva York, el “Koke Chincheta on Tour 2017” aterrizaba en París. Con ciertos delirios de grandeza y la autoestima por las nubes, llegamos a la capital francesa pensando que todo iba a ser igual… pero no. Aunque ya habíamos estado por separado (dos veces más) en París, quizás el hecho de ir juntos y con un niño (“tu hijo”), te hace ser más sensible a cómo son las personas. O puede que sea por la inevitable comparativa con las ciudades citadas anteriormente. Da igual. El caso es que llegas con toda tu ilusión a una ciudad insultantemente bonita y esperas (para que todo sea perfecto) sentir ese calor que has sentido antes. Por inercia. Por costumbre. Porque sí.

Con el paso de los días, vas acumulando trayectos en metro, desayunos en cafeterías, compras en el supermercado… y notas cómo la presencia de un bebé pasa desapercibida. Por un lado piensas retorcidamente que eso “le vendrá bien” al pequeño. Aunque tú quieres regalarle un mundo maravilloso, sabes bien que no siempre es así. Esta puede ser una primera manera (muy sutil y suave) de ir dándose cuenta de ello. Que no todo el mundo esté pendiente del bebé y le haga gracias cada segundo, no es malo, te dices a ti mismo. Sentir que eres el centro de atención constantemente, no es la forma ideal de asimilar el mundo, sentencias para tus adentros.

Y allí está el pequeño, mirando a todas partes. Buscando la habitual complicidad ajena. Girando la cabeza a un lado y a otro e incluso saludando con la manita (nótese el diminutivo que, cariñosamente, añade el padre) sin obtener respuesta. La gente, parece ni haberse percatado de su presencia. Cosa curiosa porque, es muy difícil ver bebés en “el día a día” parisino. Aunque solo fuera por eso, crees que la presencia de un lactante debería de arrancar alguna mirada tierna. Lejos de ello, sientes que en ocasiones incluso molesta.

Partamos de la base de que, para sus padres, un hijo es lo más bonito del mundo. Nadie es objetivo en este tema. Lejos de sentirte ofendido y dolido (aunque un poco sí, no lo puedes negar), intentas analizar el por qué de la situación.

Atención, pregunta…

¿Será porque somos turistas y en este momento formamos parte de esas personas a las que hay que odiar por venir de otro país a querer conocer el tuyo con toda la ilusión del mundo a pesar del riesgo de que se lleven una impresión a generalizar y exportar sobre los habitantes del lugar?

Nos miramos al espejo y partiendo de esa base, empezamos a descartar opciones:

por nuestros rasgos entendemos que no. Es difícil ubicarnos como “extranjeros” e incluso más de una vez, nos preguntan la dirección de un lugar en francés.
Por el carrito de bebé que llevamos tampoco ya que, además de que casualmente es de marca francesa, cada vez que vemos una familia con bebé, lleva el mismo.


Por estar en “lugares de interés”, tampoco. En el barrio en el que nos hospedamos y algunos que visitamos por curiosidad a “los que no llegan los turistas” pasa lo mismo.
Por nuestro “español” no porque este análisis se refiere a momentos en los que no pronunciamos palabra.
Por llevar cámara tampoco. Suele estar en la mochila.

No queriendo caer en el tópico de “querer pasar por gente local mezclándote” y #blablabla, está claro que parecíamos más extranjeros en Tokyo, Shanghai o en Colombia (desde donde escribimos estas líneas ahora mismo). -No contamos Nueva York ya que asumimos que un poco yankees sí podríamos parecer-. La acogida en todos esos lugares hacia la presencia de un bebé (no de un turista, que es lo que estamos analizando), fue diametralmente distinta.

Cabe destacar que Koke sí recibe ciertas muestras de cariño en algunas zonas de París. Curiosamente, en lugares como la cola para subir a la Torre Eiffel, el Museo d’Orsay o dentro del Palacio de Versalles. No hace falta aclarar por qué.

No es la intención de este artículo el retratar a una sociedad entera como fría y distante por una experiencia personal (y puntual) tomando como punto de partida algo tan poco objetivo como tu hijo. Dejando a un lado los buenos modos y corrección presupuesta y esperada en el sector servicios hacia sus clientes (los que pagan, no el bebé que va con ellos)… la pregunta es: ¿a qué se debe esa frialdad (contra la que no tenemos nada) que es imposible derretir incluso con un arma de encanto masivo como es un bebé (nuestro o no)?

Es difícil llegar a una conclusión definitiva a partir de un estudio tan efímero y superficial teniendo en cuenta unas premisas tan básicas, circunstanciales y personales basadas, puede, en el “despecho” de un padre herido pero, la verdad es que tenemos mucha curiosidad por saber qué tienen los parisinos (o qué no) contra los bebés ajenos. Si es que hay algo, claro.

Se admiten comentarios reveladores al respecto de todo aquel que haya vivido en París, sea parisino, tenga mucho contacto con parisinos o se sienta legitimado para hablar del tema como si tuviera un sello de garantía AENOR.

Nosotros, por mojarnos y no tirar la piedra escondiendo la mano (y aun a riesgo de equivocarnos), diremos que se debe a que… son así. Fríos con los demás y, probablemente, muy cariñosos con los suyos. Ya está.


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-Koketeando con los yanquis.

-Koketeando con los colombianos.

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-Koketeando con los porteños.


Este post forma parte de nuestro primer viaje en familia de 9 meses llamado chincheta trip. Si quieres leer otros artículos de la serie haz clic aquí.


 

14 Comentarios

  1. Alberto Cruz Duran Responder

    Mira cuando vayas a Milan y cojas el tren llegues a Santa Margarita pasando por Génova y subas el Duomo veas la calaba za más grande de anta Margarita y le des un abrazo y te hagan una foto y luego en la vuelta te pierdas en el aeropuerto y cojas un vuelo de Ryanair con 15 años cuando lo que pasó pasó…

    – Más alante.

  2. ¡Hola familia!
    Tenía muchas ganas de leer vuestras impresiones de París, que fue mi hogar durante 3 años y conozco mejor que mi ciudad natal!
    Si pasáis por mi blog veréis que con París… es una relación de amor/odio, pero será que la distancia me hace ponerme nostálgica e intentar “defender” la actitud parisina, jajaja.
    Eso sí… estoy de acuerdo con vosotros: mi primera impresión al mudarme fue “Nadie te ayuda con nada! Parece que molesto a la gente…”. Todo el mundo tiene siempre mucha prisa en París, y un minuto vale muchíiiisimo. De hecho, perder el metro y tener que esperar al siguiente (2 minutos después) les pone de una mala leche… El gran problema de París (y esto lo certifica mi sello de calidad frenchie) es que es una ciudad muy pequeña, con muy poco espacio, para taaaanta gente. Aunque contando las afueras la ciudad se hace un poco más grande… dentro del periférico la verdad es que es una ciudad bastante pequeñita (para ser una capital europea). Esto hace que la gente no tenga su espacio vital y, sumando las prisas… se obtiene el peor resultado: gente que solo va a lo suyo y, encima, cuidadín no los molestes!
    En defensa de mi querido/odiado París diré que es normal que Koke seguramente no llamara tanto la atención (además de rasgos muy europeos, es una ciudad donde no hay tiempo que perder -¡menos aún con un bebé!). Y, para defender a los parisinos, en mi opinión la mayor parte de personas estresadas/quejicas que dan mala fama a los parisinos… no son de París! Sino de otros sitios de Francia, aunque se hayan instalado en la capital. Cuando yo vivía allí me parecía que, de hecho, los auténticos parisinos eran mucho más calmados (tal vez porque están acostumbrados y saben que el ritmo de la ciudad es así).

    Para poner punto final a este rollo que os he soltado, un “refrán” francés que resume de forma cómica a los parisinos (autóctonos o no): “I love rien, I’m parisien” 🙂

    • Sin duda, eres una voz autorizada 🙂 Como hemos dicho en alguna ocasión, el “koketeandocon” es un medio para reflejar las sensaciones que tenemos en cada lugar que vamos visitando. Lo cierto es que la diferencia de los parisinos con el resto de habitantes de otros sitios, ha sido increíble. Tanto, como lo es su ciudad. Seguro que con tiempo, percibiríamos las cosas de otra manera, pero este ha sido el poso que ha quedado. Me encanta lo de “I love rien, I’m parisien” 🙂

    • ¡Hola Luchi! Nosotros lo primero que pensamos al llegar a NYC fue exactamente lo que comentas: “un bebé blanquito pasará desapercibido” y los neoyorquinos nos dieron un zas en toda la boca porque no paraban de decirle cosas. ¡Hasta unos se le pusieron a cantar en el metro! Muy locos.
      https://algoquerecordar.com/chinchetatrip-nueva-york-koketeando-los-yankis/

      En defensa de los parisinos diré que a Koke no le hicieron mucho caso pero que con nosotros nadie fue antipático. Cada vez que yo intentaba rescatar mi francés del pasado se esforzaban todo lo posible por entenderme, en el supermercado los carniceros siempre me preguntaban cosas sobre España y el señor de la casa en la que nos quedamos no pudo portarse mejor con nosotros https://algoquerecordar.com/la-casa-de-benjamin/

      Para que veas que no le guardamos rencor a París leéte cuando tengas un ratillo por qué amamos París, https://algoquerecordar.com/paris-pour-quoi-je-taime/ y el París del año 2000 https://algoquerecordar.com/el-paris-del-ano-2-000/

      🙂

      ¡Un abrazo grande y gracias por el comentario!

  3. Nosotros estuvimos el año pasado en París, con dos niñas de 1 y 4 años…. Dos amigos que habían vivido allí nos advirtieron de la frialdad de la gente, que no esperásemos nada de nadie…. Supongo que, al ir con las expectativas tan bajas, nos sorprendió gratamente alguna gente: algunas abuelas que dedicaron miradas o palabras a las pequeñas, incluso una les regaló un pequeño peluche, recibimos ayuda en el metro, nos regalaron croissants para ellas en una panadería… Nosotros pensamos que era por estar en sitios poco turísticos, pero ya veo que vuestras sensaciones han sido las contrarias….

  4. Como saben chicos yo pasé por Paris Al mismo tiempo que ustedes (y sola con la beba) y mas encima vivo en Francia. Tengo que decir que los parisinos en especial son “fijos”,ojos que no mirar mas lejos que donde ellos quieren, caminan en una direccion y completamente decididos, todo va rapido y la gente que los rodea casi que no existe. Pero à pensar de esa indiferencia obvia del general de la gente, debo decir que volvi impresionada (positivo) por la cantidad de gente que me ayudaba con el carrito para bajar o subir Al métro. Creo que pocas veces tuve que pedir ayuda, era casi un gesto autimatico ! Pero incluso esa gente que me ayudaba, cuando yo le daba las gracias con una sonrisa de oreja a oreja casi ni me miraba ni decian palabra… Yo creo q los parisinos se acostumbraron a vivir su mundo y Punto, y no les gusta que nadie se meta en él y viceversa.

  5. Estamos en Francia ahora mismo, hemos pasado por el sur, el oeste y ahora nos encontramos en el norte, en la Bretaña. Es cierto que son gente más fría que los españoles, y dias antes de que publicarais el post lo hablaba con Sara… “Ni se lo miran!” Y eso que nuestro churumbel está de lo más simpático y divertido. Vaya, que hace todas las gracietas que ha aprendido para llamar la atención… pero ni así. No sé si son los franceses, si somos nosotros que estamos mal acostumbrados o es que Eric se tiene que esforzar más! Seguiremos investigando. Un besote a los 3.

    • Nosotros pasamos por el sur de Francia en camper cuando Lucy estaba embarazada de cinco meses y, sin bebé, fueron algo más simpáticos. No sé, no es que tengan que hacer una fiesta, solo es una sensación que se te queda.

      Nota: buena idea, puede que tanto Koke como Eric tengan que esforzarse más. Seguro que es culpa suya 🙂

      Besos!

  6. Hola, yo creo que era porque esperabais algo después de que os fuera tan bien en los otros lugares. No sé porque París precisamente, pero es que aunque un bebé es el centro de nuestro universo en realidad no lo es del universo de los demás. Y el mundo no nos debe nada por viajar con él o por tenerlo. Así que yo me tomaría lo de París como normal y lo de los otros lugares como extraordinario y bueno.
    No quiero ser borde, sólo sincero, yo también he viajado con bebé y con niños más mayores, y sé lo que quereis decir. Pero cuando voy solo o en pareja y me toca un avión un autobús o lo que sea con muchos niños intento alejarme lo máximo de ellos. Llamadme ogro o lo que sea, pero aunque muchos se portan bien otros son un auténtico coñazo, lo siento, eso es así y soy padre, viajero etc. Por lo que me parece ser excesivamente optimisma esperar siempre afecto de los extraños hacia nuestros hijos, sea donde sea.
    Espero que no os sepa mal lo que os digo, tan solo es mi opinión, un saludo

    • Para nada nos ofende tu opinión. Es más, gracias por el comentario. El fin de este tipo de posts (#koketeandocon) no es el de querer que la gente quiera desenfrenadamente a nuestro hijo por el mundo. Cuando salimos hacia Tokio, no esperábamos nada al respecto. Fue la reacción inesperada de los japoneses (que no habíamos sentido un año antes yendo en pareja), la que nos dio la idea de escribir esta línea de artículos. Pasó también en Shanghai y sorprendentemente en Nueva York. Al final, entre tú y yo, Koke “es un medio” para contar otro tipo de sensaciones que recibimos viajando. No esperamos nada al respecto ni lo buscamos. Sencillamente llega o no. Y cuando la diferencia es mucha, queda un poso. Que es de lo que hablamos. Me parece comprensible que la gente que se sienta a nuestro lado en el avión piense “noooo, un bebé”. Yo lo he hecho. El caso es que hay lugares en los que la gente es más cercana y cariñosa y otros no. De eso se trata. Un abrazo!

  7. Ja, ja, ja, creo que son la versión francesa de la malafollá granaína (pregúntale a Lucía). Besos.

  8. Bueno, mi opinión no tiene el sello AENOR, apenas he estado 4 ó 5 veces en Francia (3 en París), y siempre unos pocos días. De todos modos, ahí va: los parisinos son muy educados, pero fríos. Yo recuerdo que una vez, preguntando una dirección, un hombre casi me acompañó varios cientos de metros casi hasta la puerta. Muy educados. Sin embargo, yo no diría que son “amistosos” (como tampoco lo diría de los londinenses, por cierto 🙂

    Imagino que es solo una forma de ser, pero luego son muy majos, como en todas partes… ^^

    • Como siempre, eso de generalizar, es lo que tiene. Educación toda. Pero bueno, la sensación fría, te la llevas. Igualmente, pedazo de ciudad, eso sí.

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