El otro día comprando fruta en un copetín de Paraguay, el destino quiso que nos cruzáramos con Linda. Nos miró, nos preguntó si estábamos de paso y se interesó por cómo hacíamos para comer. 10 minutos después, estábamos en su casa disfrutando de un zumo de acerola (una especie de pequeñas manzanitas que dicen que tienen más vitamina C que una naranja). Poco después y casi sin darnos cuenta, nos estábamos yendo con ella y su hija Gina, a la casa de un amigo suyo junto al lago Ypacaraí. Comimos, hablamos y nos bañamos en la piscina de la casa rodeados de avestruces y caballos…
Rápidamente nos pusimos a pensar en que realmente, Sudamérica se nos hace muy llevadera. El idioma y la historia común nos facilitan bastante la vida. Los sabores nos resultan más familiares y en todas partes hay alguien dispuesto a compartir una cerveza contigo… La verdad es que nos sentimos muy bien recibidos “acá”. Sin embargo, no hay día en el que no nos acordemos de algunas de las increíbles cosas que nos han pasado en Asia o en el que no suspiremos por aquel continente del que tanto nos falta todavía por conocer. La experiencia con Linda y Gina ha servido para refrescarnos la memoria y es que 6 meses por Asia nos han dejado huella.
Nunca olvidaremos el día en el que Ismael (con su nulo inglés), nos encontró a altas horas de la noche en mitad de su pueblo y se negó a que durmiéramos en la calle. No se lo pensó dos veces y nos llevó junto con su familia a su casa… allí pasamos tres días e íbamos para 10 horas. Aparte de ayudarnos con todos los trámites para extender el visado, nos llevaron por todas las casas del pueblo y nos dieron tanta comida que dos días después de nuestra despedida todavía nos quedaban “molan” de postre (una especie de profiteroles rellenos de fruta).
Tampoco se nos olvida el día que fuimos a visitar el colegio de Sampit casi sin avisar y pararon las clases para que los alumnos tuvieran la oportunidad de interactuar con extranjeros y practicar inglés. Nos hicieron una exhibición de danzas tradicionales, probamos diferentes platos de comida, les contamos en qué consistía nuestro viaje y les enseñamos a bailar flamenco y algunas frases en español. Cuando se abrió el turno de preguntas los chicos tenían claro qué era lo que más les interesaba saber: “Peeeeeero… ¿quienes son más guapos, los chicos indonesios o los españoles? Nos regalaron dos cuadros que hicieron ellos mismos con una foto que nos acabábamos de hacer todos juntos y cientos de mensajes. Todavía hoy nos siguen llegando emails de chicos que nos preguntan que cuando vamos a volver a ir a Sampit.
Cómo no recordar el día en el que, caminando por las afueras de Bukitinggi, Helios revolucionó el mundo del auto-stop y sin que nosotros le hiciéramos ninguna seña paró su camioneta ofreciéndose a llevarnos al pueblo. El ofrecimiento se convirtió en una invitación a su casa para presentarnos a su mujer e invitarnos a café indonesio y dulces y allí pasamos la tarde contándole como podía hacer para cumplir su sueño de viajar a su “Tierra Sin Mal” de forma barata si por fin le daban la VISA que llevaba esperando más de 15 años.
Tampoco se nos olvida cuando la pequeña Rama Succi se levantó a las 5h de la mañana para recorrer en su moto las 2 horas que separaban su pueblo del nuestro y venirse a pasar el día con nosotros al Lago Maninjau (a una hora más de viaje). Después de todo el día caminando de un lado para otro, se hizo otras 3 horas de viaje de vuelta en su pequeña motito por las “no carreteras” de Bukitinggi.
O los días que pasamos en Yakarta en la casa de Dio y Bella. En la que bajo el mismo techo vivían más de 15 personas entre hijos naturales y adoptados. La casa de tócame Roque… siempre llena de adolescentes, con una señora que no paraba de limpiar el suelo y las gigantes ollas de comida que permanentemente hacían “chup-chup”.
También nos acordamos del día en el que en Kuala Lumpur, uno de los voluntarios de un templo se quedó con nosotros respondiendo a todas nuestras dudas y consiguiendo que pudiéramos quedarnos en el momento del rezo. O cuando Amahd nos invitó a probar la mejor sopa del mundo en un restaurante indio que jamás nos podríamos haber permitido. Imposible olvidar las cervezas, los tequilas, las charlas interminables y las películas con Imran… Los puntuales mensajes que seguimos recibiendo por whatsapp de Eka y Amrin para saber dónde y cómo estamos. Las respuestas inesperadas de Liana … “No lo llevo porque tenga que llevarlo, lo llevo porque quiero llevarlo”.
Todas estas personas son muy diferentes entre sí, incluso en algunos casos formando parte de la misma familia. Algunos de ellos rezan cinco veces al día, otros tres y otros ninguna, algunas mujeres usaban el hijab, otras manga larga, corta o ninguna de las tres, algunos eran abstemios y otros no tenían ningún problema en tomarse con nosotros las cervezas que hicieran falta. Algunos tenían tatuajes, otros pendientes… Pero todos tienen algo en común. Son solidarios, odian la violencia, creen en un mundo mejor, en la igualdad entre hombres y mujeres, son tolerantes, curiosos y amantes de lo diferente. Son personas que con su forma de actuar cada día eliminan fronteras y falsos prejuicios.
¡Ah! Y otra cosa. Se me olvidaba un pequeño detalle más…
Todas estas personas (incluida Linda) son musulmanes.
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Para más información sobre algunas detalles que ayudan a comprender y a eliminar prejuicios que nunca nos contaron sobre los musulmanes leer:
- El artículo de Fátima Mernissi, una mujer feminista árabe, que reflexiona sobre las similitudes entre el velo o el harén, la talla 38 y la industria de la moda en occidente.
- La traducción del artículo de Jacopo de la Querccia al español, que explica algunos datos sorprendentes sobre la religión musulmana, como por ejemplo que:
- De las cinco naciones de mayoría musulmana, cuatro de ellas han elegido a mujeres jefas de estado.
- En realidad, hay más países musulmanes que prohiben el uso de los velos que los que lo exigen.
- Mientras que en Occidente nos han condicionado para asociar al islam con el Medio Oriente, el 61,9 por ciento de todos los musulmanes -léase supermayoría– no viven en el Medio Oriente, la mayoría de los musulmanes viven en la región de Asia y el Pacífico . Indonesia es el hogar de más de 200 millones de musulmanes, seguido por India y Malasia.
8 Comentarios
Últimamente creáis unas entradas preciosas… Cada vez se disfruta más leyéndoos. Terminaréis redactando artículos al estilo de grandes periodistas, ¡¡ya veréis, ya!! Abrazos pareja 😉
Adrián, Adrián…tu comentario nos emocionada y “acojona” a partes iguales. Tendremos que darle al coco para mantener tu atención. Eso sí, te pedimos un favorcillo: si un día nos salen uno o dos que no te gusten tanto, nos perdonas? Por fi, por fi, por fi…:)
Me da gusto saber que existen personas como ustedes! que deciden dejar lo habitual o monótono y abrirse un camino con corazón, eso me hace pensar que yo también puedo lograrlo hoy me levante enferma de influenza, y me puse a pensar que no estaba enferma del cuerpo si no del alma que debía hacer lo que hace mucho llevaba soñando empezar el viaje de mi vida.. y bueno solo quería ponerme en contacto con ustedes para preguntar algunas cosas soy de México… y deseo conocer el mundo tengo 22 años pero aun me da miedo dejarlo todo y seguir pues tengo miedo al fracaso y a no poder sobrevivir al mundo de allá fuera, en verdad son una inspiración para mi 🙂 felicidades! me gustaría que algún día dieran algo así como tips para que la gente se animara a conocer lo que hay afuera! y dentro a la vez. Saludos. Y buenos viajes!
Hola Mariana. Qué bueno que siendo tan joven ya estás pensando en comerte el mundo. Piensa que esa energía y ganas que tienes por dentro te llevarán a donde quieras, porque lo único que hace falta para ponerse la mochila a la espalda y empezar a viajar son ganas. Nada más. Para lo demás siempre se encuentra una solución. En cuanto a lo que nos preguntas de los tips, la verdad es que la finalidad de todo el blog (o al menos eso tratamos) es inspirar a otras personas a que se animen a dar el paso o tomar la “decisión” de hacer realidad sus sueños. Te recomendamos sobre todo los primeros post que escribimos en los que nos focalizamos más en ese tema por si te sirven de ayuda. Así no te tienes que leer todo! Aquí te los dejamos: https://algoquerecordar.com/category/vuelta-al-mundo/
Siempre que sepas hacerlo con la mente abierta, viajar es una de las mejores escuelas para perder convicciones, clichés y demás perjuicios que nos han vendido aquellos que muy posiblemente jamás salieron de su entorno o no se pararon a pensar que nada es blanco ni negro. O que las cosas muy a menudo no son lo que parecen. O que quizás son más parecidas de lo que nos las pintaron.
Pero sobretodo viajar es tener la oportunidad de disfrutar de encuentros y vivir experiencias con PERSONAS, que tienen los mismos anhelos , luchas, sueños, sentimientos, alegrías y tristezas que cualquier otro ser humano sea de la raza o religión que sea. Y todas esas personas no tienen la culpa de tener los gobernantes que tienen, ni las leyes que tienen. Aprender eso es una de las mejores lecciones que he aprendido viajando. Y cruzarme con personas que han compartido conmigo un trocito de su día a día, las mejores experiencias que puedes vivir cuando estás por el mundo.
Un artículo entrañable. Enhorabuena por el post, pero sobretodo por haberlo vivido.
¡Un abrazo y a seguir disfrutando del camino y de las personas que os encontréis!
Por cierto, a mi las gentes de Asia también me tienen robado el corazón 😉
Gracias Carol! Se puede decir más alto pero no más claro. Cada día nuevas sorpresas nos esperan detrás de las caras de personas que nada tienen que ver con lo que nos han contado sobre ciertas culturas. Debe de haber por ahí algún interesado en que pensemos mal unos de otros pero… Con nosotros ya se le acabó el chollo!
Van a tener que hacer un ejercicio importante con la memoria, por que tantos recuerdos tan bonitos,impresionantes,tan humanos…me emociona volver a leer esas aventuras y encuentros con gente tan especial. Tendrían que escribir un libro.
Besos grandes
Coco
Tu que llevas aquí desde el primer día te las sabes todas de memoria… Realmente es como si estuvieras aquí con nosotros. Besos grandes de vuelta!