O lo que viene a ser un timbal de reflexiones a corazón abierto.

Este iba a ser uno de esos posts entre viajes que, para un blog como este… es un poco como si un pescador gallego habla de su faceta de pintor de bodegones. Dicho esto, y teniendo en cuenta que mi blog personal cada vez está más abandonado (algoquerecordar ha trascendido mi persona), me voy a poner un poco místico a pocos días de empezar el chincheta2.

Nota: si eres nuevo por aquí o tampoco nos lees todo, tenemos que decirte que hace muuuucho tiempo, cuando nos lanzamos a intentar saldar aquel sueño que llamamos “Vuelta al mundo” (y que a día de hoy seguimos cumpliendo), escribimos unos artículos en los que nos desnudábamos por dentro y por fuera para hablar de lo que suponía aquel viaje tanto para Lucy (antes, durante y después) como para (antes, durante y después). Esto es algo parecido.

Casilla de salida

Hoy, me gustaría contar cómo “nos veo” antes de este nuevo viaje. Pero antes, aclaremos dos cosas:

1) “Dejarlo todo” para llevar una vida con cierta incertidumbre, no tiene por qué ser la respuesta a todas las preguntas. A nosotros nos ha funcionado. Un poco por casualidad, otro poco por locura y un poquito más por desearlo mucho mucho. Pero conocemos a un montón de gente que no quiere, no podría o no le gusta. Si te soy sincero, hace 10 años no imaginé estar aquí ahora. Si cierro los ojos, dentro de 10 me gustaría seguir así.

2) Ese tipo de vida en la que hay un engranaje que funciona automáticamente, tiene muchas cosas buenas. Si estás en ese punto y te sientes a gusto, disfrútalo y sigue por ese camino. Que nadie te convenza de lo contrario. Estar en el alambre no siempre es agradable.

Esos momentos de minorías

Hoy, 16 de marzo de 2018, no puedo evitar pensar en aquella entrevista que desde el pasado (cuando estábamos presos del vértigo), nos hicimos a nosotros mismos en el futuro: con un Koke al que le hablábamos desde el otro lado de la barriga, “sin trabajo” y sin proyecto de viaje a la vista.

– ¿Es idílico sentirse así?

– ¡No! Claro que no.

Encima, nos da por hacer cortometrajes en los que, vistos desde fuera, parece que debemos de estar al borde del suicidio. Escribiendo pensamientos rarunos en una libreta como los de “El síndrome del eterno viajero” o estando solos en una cafetería intentando normalizar una especie de enfermedad absurda como en “El síndrome del eterno viajero II”.

Y por si fuera poco, damos o vamos a charlas viajeras (en plan secta) buscando reafirmarnos en lo positivo del camino elegido.

Si piensas algo así como “si ya lo decía yo… en mi casita estoy muy bien”, plántate aquí. No leas más.

Si no lo tienes tan claro… dame la mano y sigamos charlando un rato.

Vivir viajando

Ahora que nos hemos quedado a solas, te confesaré que esto de intentar vivir viajando no es tan malo. Es como al que le da por los juegos de rol, correr o ser vegetariano. Si es algo que te hace feliz y te completa, tienes que ir a por ello y sobre todo, rodearte de gente que vea el mundo como tú: lleno de tarjetas con personajes hasta arriba de puntos de fuerza, con gente que se siente feliz luchando contra el viento con la única fuerza de sus piernas o con todos aquellos que respetan la vida animal más que los demás y ven en una lechuga la solución a todos los problemas (no estoy de coña).

Yo también tenía miedo

Si tengo que ser sincero una vez más, aún recuerdo cuando hace unos 16 años, veía el mapa del mundo que decoraba una enorme pared del bar El Capitán y pensaba “bufff… cómo me encantaría viajar por el mundo”. Y no solo eso, recuerdo como busqué apoyo proponiéndoselo a alguna que otra persona (todos me dijeron que no). En aquel momento, mi trabajo lo era todo, no quería tener hijos y me encantaba “lo bueno”. Quería lanzarme a conocer otros lugares, pero no podía…

  • Tenía todo muy bien atado.
  • Estaba muy cerca de llegar a donde quería.
  • Era muy feliz con la vida que llevaba.

Pero un momento, “¿realmente era así?”

“Tenía todo muy bien atado”: resulta que con el tiempo, han ido despidiendo a un montón de ex-compañeros de las agencias en las que estaban. Normalmente, porque sale más a cuenta fichar a alguien “más barato”. Pero ojo, estamos hablando de que te echen con 40 años en un sector en el que, con esa edad, es difícil que te contraten de nuevo. Es como lo que pasa con los futbolistas: ya eres viejo. Da igual la cantidad de horas que hayas trabajado. No importan las ganas e ilusión que le hayas puesto. Es irrelevante lo mucho que significara para ti. Estás en la calle. ¡Con 40 años! Te quedan 25 de vida laboral y “en el peor de los casos”, tienes dos o tres hijos, una hipoteca alta y unas cuantas letras que pagar a final de mes sí o sí. Sin duda, “lo tenía todo controlado”.

“Estaba muy cerca de llegar a donde quería”: y a ver… ¿a dónde se supone quería llegar exactamente? 🤔 Pensemos en ello… Yo quería hacer anuncios de los que todo el mundo hablara, conseguir un montón de premios de publicidad y ganar más dinero para poder comprar cosas. Sí, exactamente “ahí quería llegar”.

“Era muy feliz con la vida que llevaba”: a decir verdad, era un poco más gruñón que ahora (incluso). Me dolía la espalda, casi no tenía vacaciones, me gastaba casi el mismo dinero que ganaba… Sí, “era súperfeliz“.

Y entonces, apareció ella.

Está claro que yo, por mí mismo, no tenía el valor suficiente para romper con mi vida para descubrir qué es lo que había por ahí fuera. No es que estuviera bien o mal… es que no me atrevía y ya está.

Quiero dar un enorme aplauso a todos aquellos que decidieron viajar solos. A todos aquellos que se lanzaron sin red… ni compañía. Me quito el sombrero (y me lo vuelvo a poner porque me quemo la calva). Tenéis todo mi respeto.

A menudo me pregunto qué habría sido de mi vida si no hubiera aparecido ELLA. Seguiría haciendo anuncios… o puede que ya no. Es muy posible que ya me hubieran echado y estuviera buscándome la vida para llegar a fin de mes. Puede que la crisis se me hubiera llevado por delante como a muchos que conozco. Eso sí, no creo que hubiera llegado al punto de otros tantos con los que trabajé (y ojo… son más de tres).

En el mundo de la publicidad hay una expresión a la hora de elaborar conceptos de manera diferente que es “pensar fuera de la caja”. Y lo hicimos al pie de la letra. Entre los dos nos dimos de empujones para salir de aquella caja donde estábamos. Para hacer “algo” que creíamos querer y que no sabíamos a dónde nos llevaría. A día de hoy, la cosa está así:

  • El viaje lo es todo.
  • Tenemos un hijo y queremos otro (bueno, Lucy quiere 3… pero es que está muy loca).
  • Me sigue gustando “lo bueno”, no lo puedo negar. Pero mezclado con “lo que nos vamos encontrando”. Con toques de improvisación, sorpresa y realidad.

Barriendo para casa

Hablando de y para los que siempre hemos querido/soñado/deseado viajar.

Si has llegado hasta aquí, probablemente sea porque o estás en el mismo barco que nosotros, o te quieres subir a él. Estarás pensando cosas como: “si ya lo decía yo”, “claro que sí”, “es lo que hay que hacer”. No seremos nosotros los que te saquemos de tu error (evidentemente). Te diré que en esta nueva vida que intentamos llevar… ¡PUEDO!

– Puedo vivir sin despertador.
– Puedo estar con Lucy 24 horas al día viviendo todo esto para, algún día decirle: “¿recuerdas cuando…?”
– Puedo conocer otros lugares, costumbres y gentes.
– Puedo ser espectador al segundo del crecimiento de mi hijo (sin perdernos nada que el paso del tiempo no nos devolvería) mientras le regalamos el mundo.
– Puedo hacer fotos todo el rato para coleccionar momentos que recordar al mismo tiempo que lucho contra mi falta de memoria.
– Puedo ir acumulando amigos por todos lados.
– Puedo creer que algún día, cuando mire atrás, pensaré que intenté hacer lo que quería, no lo que me tocaba.
– Puedo, junto con Lucy, inspirar a otros que estén tan locos (o tan cuerdos) como nosotros.

Cuando volver no es lo más duro

Habiendo dejado claro que no todo el mundo quiere este tipo de vida en el que no sabes dónde estarás dentro de seis meses, recordemos esa frase que dice: “lo difícil no es llegar, sino mantenerse”; y ahora cambiémosla por: “lo difícil no es viajar, sino seguir haciéndolo”. Ahí está la clave de todo esto.

No conozco a nadie que después de un gran viaje, haya vuelto exactamente a su vida de antes como si nada hubiera pasado. Eso no ocurre. Y si eso no ocurre… por algo será.

Seguramente lo ideal sea encontrar una fórmula intermedia. Un poco de esto con un poco de aquello. Hacer que el yo casero y el yo viajero no solo se lleven bien, sino que trabajen en equipo. Es probable. Pero ahora mismo, no estamos en ese punto. Nos da tanto esta vida que intentamos llevar que, a día de hoy, no me imagino haciendo otra cosa (mientras podamos).

El antes del #chincheta2

Una vez, le oí decir a un amigo viajero: “como el primer viaje no hay ninguno”. Y me dio cierta pena porque pensé: “pues nada… una vez hecho, se acabó”. Y no está siendo así. Al contrario. Estamos a punto de empezar nuestro cuarto viaje largo (segundo en familia) y no soy capaz de explicar la emoción que sentimos y la ilusión que tenemos puestas en él.

Espero que sea el viaje de la confirmación para Koke. Después de haber visto lo muy bien que le sentó estar en Tokio, Shanghai, Nueva York, París, Colombia, Sudáfrica, Suazilandia y Argentiname muero de ganas por ver cómo le sienta Puerto Rico, Miami, Chicago, San Francisco (y alrededores), Frankfurt, Sao Paulo, Río de Janeiro, Roma, Chile y Nicaragua.

Ahora ya anda (y rápido). Ya elige. Ya decide. Ya opina. Sabemos que hay gente que nos seguirá diciendo eso de “Total, si no se va a acordar”. Como siempre decimos, puede que no se acuerde de haber subido al Empire State, recorrer el Eje Cafetero o subido a 4.200 metros en el Tren a las Nubes. Es muy probable… pero nosotros creemos que las cosas que pasan a su alrededor, se le quedan dentro. Le marcan. Le definen. Le dan forma. Y además, son momentos que también queremos vivir nosotros. ¿Por qué íbamos a renunciar a ello?

Espero viajar aún más lento. Seguir aprendiendo. Mantener la ilusión. Espero que sigamos sorprendiéndonos. Seguir soñando despiertos. Espero seguir dando las gracias por poder hacer lo que queremos hacer (aunque para mucha gente sea casi una pesadilla).

“Y exactamente… ¿por qué has escrito todo esto?”

Buena pregunta. Solo quiero dejarlo por escrito para que algún día, el Rubén de 70 u 80 años, pueda recordar cómo se sentía exactamente el Rubén de hoy (16 de marzo de 2018). Pero sobre todo, para recordarme que le dé las gracias (a él y a Lucy).

18 Comentarios

  1. ¡Arriba!
    Quizás viajar no sea lo mas importante en la vida… lo que está claro es que hay un amplio grupo de “bichos raros” volando/nadando/saltado/reptando a contracorriente de la mayoría… para los que viajar (entiendase, exponerse a nuevos estímulos, probar nuevas comidas, interactuar con otras culturas, vivir en movimiento…) es muy importante AQUI Y AHORA.
    Quizás el tiempo nos pida frenar un poco, viajar de otra forma, dejar de viajar (?)… pero hoy por hoy, pasado un tiempo estático, los días se tornan grises… y comenzar a moverse hace que salga el sol… anímicamente hablando…
    ¿No es inteligente entonces aprovechar el privilegio de PODER, para que cada uno busque su felicidad allá donde la encuentre?
    Post como este también son rayitos de luz, que te hacen sentir comprendida!

    Abrazo familia!

  2. ¡Hola Rubén!

    Gracias por contar-vomitar esta reflexión a corazón abierto. Me hiciste mucho “click, click” dentro.

    En un limbo entre vida casera y vida viajera, las decisiones inciertas me dan el sabor del riesgo para sentirme viva.

    Dejáis un legado maravilloso, tanto para Koke -y los que vengan 🙂 – como para quienes seguimos esa voz intuitiva que nos dice: “¡ESO, ESO QUIERO!”, y saltamos en chispas de emoción cuando pensamos en tomar un avión, empacar la mochila y salir al mundo sin fecha de regreso.

    Porque, ¿acaso no vinimos al mundo a dejar algo valioso de nosotros a quienes vienen después?

    El instinto natural: la evolución. Una maravilla del mundo.

    ¡Un abrazo! 😀

    • Tal cual, María! Nos decían que si pararíamos de viajar por ser padres y ahora tenemos más ganas aún. Al viaje solo le vemos ventajas para Koke. Y para nosotros… pues qué te vamos a contar. Seguiremos. Por él, por nosotros y por todos los que tienen un viajero dentro. Abrazos a miles!

  3. Pura inspiración para el cuerpo y verdades como puños. Os entiendo perfectamenre. Ya he vuelto de mi segundo viaje largo y es difícil conformarse con la ‘vida normal’.

    Adelante valientes, a cumplir vuestros sueños sin que nada ni nadie os detenga. Si se quiere se puede.

    Un saludo.

    • Gracias Álvaro! Vamos a intentar seguir así con todas nuestras fuerzas. Cruzamos los dedos para que dure lo más posible ☺️ Un abrazo!

  4. ¡Tan bueno como siempre!
    Opino lo mismo que Alicia, este post será para el Ruben del futuro, pero tus lectores del presente también te lo agradecemos.

    Un abrazo familia.

    • Muchas gracias Tamara. Este artículo salió de un tirón ayer. En menos de hora y media. Vomitado desde la felicidad y la dificultad que supone conseguir estar yendo y volviendo constantemente. Desde esa ventana (no muy alta tampoco) de la que ves un poco más allá que antes. Es típico, está manido, sobado, redicho pero… a seguir persiguiendo sueños todos. Como sea. Los que sean.

      Abrazos varios!

  5. Genial como siempre! No sabeis lo que nos inspiran estos pots a nostros q estamos a punto de empezar nuestra aventura!

    • No es tan sencillo luchar contra corriente. Hay dudas, miedos, presiones… “¿Estaré haciendo bien?” Y cuando resulta que sí, que es lo que querías, no se trata de girarte y gritar “te lo dije”, pero al menos hay que decir “estoy muy feliz”. Y en esas estamos 🙂

      ¡Feliz viaje Silvia! Bienvenidos al club.

  6. Me siento identificada con tantos puntos…!
    Has escrito esto para el Rubén de 70 u 80 años, pero también para que algunos no nos sintamos tan “bichos raros” 🙂

    A Lucy: comparto tu lucha “a por el tercero!”, sin ni haber fabricado aun el 2º, jajaja

    • Me has pillado Alicia. No era tanto la idea de decir “viajar es lo único importante en la vida”, claro que no. Pero sí que pienso, con la perspectiva del paso de unos años y lo que he ido viendo alrededor… que hicimos bien. Así que, ¡arriba los bichos raros!

      En cuanto al otro tema… ¡no des ideas!

      #muac

      • Alicia says:
        marzo 18, 2018 at 6:17 pm
        ¡Arriba!
        Quizás viajar no sea lo mas importante en la vida… lo que está claro es que hay un amplio grupo de “bichos raros” volando/nadando/saltado/reptando a contracorriente de la mayoría… para los que viajar (entiendase, exponerse a nuevos estímulos, probar nuevas comidas, interactuar con otras culturas, vivir en movimiento…) es muy importante AQUI Y AHORA.
        Quizás el tiempo nos pida frenar un poco, viajar de otra forma, dejar de viajar (?)… pero hoy por hoy, pasado un tiempo estático, los días se tornan grises… y comenzar a moverse hace que salga el sol… anímicamente hablando…
        ¿No es inteligente entonces aprovechar el privilegio de PODER, para que cada uno busque su felicidad allá donde la encuentre?
        Post como este también son rayitos de luz, que te hacen sentir comprendida!

        Abrazo familia!

        • Está claro (o al menos es muy probable) que algún día “la cosa cambie”. Como bien dices, es posbile que nos cansemos de tanto movimiento. Dudo que dejemos de viajar, pero seguramente será a otro ritmo. Eso sí, ahora… hoy… no nos vemos haciendo otra cosa. Y como podemos, pues a por ello!!! Arriba!!! #muac

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